Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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La canallada de quemar viva a una persona en la fachada de la catedral de Toulouse


El 15 de mayo de 1315, Bajo entre el interregno de Bernard de Got, alias Clemente V y Jacques Duèze, Juan XXII, a Juan Braysann lo mató la Inquisición en la hoguera en el auto de fe de esta fecha en la catedral de Tolosa, Francia. 
A los que quemaban no los mataban en la catedral, los sacaban fuera al brasero o al quemadero, como se conoce en España. El olor de carne humana debía de ser malo para la cantidad de imágenes de la catedral. 

Hubo otros condenados, pero no los mataron. A Pedro lo condenaron por haber comido un día con un primo que el clero tildaba de hereje. A Guillermo de Loscebes por haber alojado a un hereje que le dijo que era católico. 

A Juana por darle de comer a su hermano que se moría de hambre que era hereje. 

A Alejandro, de once años de edad, por no haber denunciado a su madre. A Astrugua por no oponerse a que su madre muriera en la herejía. Diez hombres y once mujeres fueron condenados a prisión perpetua. 

A Esclaramanda, lavandera de oficio, por lavar la ropa de un hereje. Además como solían hacer quemaron siete cadáveres.

Clemente V estaba bien inspirado por el Espíritu santo en cuanto a llevar bien los negocios de los Estados pontificios, que entonces tenían su sede en Avignon, pues a las putas, que tan buen servicio daban a sus curas, les perdonaba los pecados –“por eso los curas son tan buenos”- haciéndoles pagar una cantidad de dinero.

 Y buen servicio que hacían las desgraciadas hetairas, ya que en más de una ocasión que llegó un papa puritano, normalmente también un sádico, y prohibía las putas, los maridos y novios de las mujeres de los alrededores protestaban a su santidad porque los ensotanados a falta de carne femenina violaban o abusaban de las mujeres de esos novios y maridos temerosos por motivos bien fundamentados. 

Otra inspiración del Espíritu santo fue que el papa prohibió el casarse hasta la cuarta relación consanguínea, quedándose libre de pecado si se pagaba una cantidad al representante del Dios de los Estados Pontificios. 

Su santidad llenó de mujeres, unas putas otras no, en una mezcla entre ambos estados, toda la sede pontificia y nombró a cinco sobrinos sus cardenales. Uno de ellos tenía catorce años. 

El santo Padre solía follar mucho con una noble -¡para qué querrá un hombre santo el atributo de su santa verga!- a quien, aparte de abrirse de piernas, le dio el cargo de receptora de mensajes para el representante del Trono de san Pedro, pues quienes le entregaban cartas a su santidad debían de introducir las misivas entre las dos potentes tetas que la agraciada hembra poseía cual ariete de la fortaleza varonil y santa de los curas.

Su santidad acompañaba con sadismo normalmente muchos de sus santos negocios, pues cuando prohibió la orden de los templarios, para repartirse con el rey de Francia Felipe IV sus ricas propiedades y muchísimo dinero sus “Cani Dei”, los perros de Dios, los frailes dominicos de la Inquisición se esmeraron mucho dándole a estos templarios “tratamientos” como el que le dieron a fray Dolcino. 

La Peste ensotanada tan imaginativa cuando de dinero se trata, no podía ser menos en calumniar a sus víctimas para engordar su santo bolsillo y así llegó a afirmar que los templarios capturaban niños, los cocían vivos, se hacían un potingue con ellos, invocaban a su amo el diablo con el potingue y de paso a este rey de las tinieblas le besaban el culo.

Fray Dolcino tenía toda la razón, el papa era un corrupto y pervertido. 

El andar diciendo que el clero tenía que vivir la pobreza del Jesucristo ése que no existió le costó una visita a los horres del muy Clemente V y sádico Bertrand de Got.

El otro papa que tal baile, Baltasare di Cossa, alias Juan XXIII, también era una buena pieza. Era ateo.

 Para cuando digan los crédulos que también hay asesinos ateos. Tienen toda la razón, aunque ellos se suele fijar más en Stalin; pero puestos a hablar de política, otro ateo y asesino era el fascista Mussolini. 

Pero a lo que nos interesa de este papa en concreto. Era chulo de putas, asesino, incestuoso, violador, sádico, secuestrador, pirata, nepotista…

 Fue puesto por los Medici y sus putrefactos restos y recuerdos reposan en el Baptisterio de Florencia que fue declarado Patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Fuentes: -LOS PAPAS Y EL SEXO. ERIC FRATTINI
-LA PUTA DE BABILONIA. FERNANDO VALLEJO
-HISTORIA DE LAS PERSECUCIONES POLÍTICAS Y RELIGIOSAS EN EUROPA DESDE LA EDAD MEDIA HASTA NUESTROS DÍAS. FERNANDO GARRIDO TORTOSA

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