El objetivo es evidente: Que cuando entre el virus, exista una predisposición en la opinión pública para culpar al gobierno de todo lo que pase, y sin duda por muy preparados que estemos (como en efecto lo estamos), es muy probable que haya incluso víctimas mortales que lamentar, pero es seguro que con los niveles de organización popular y el sistema de salud inclusivo, participativo, comunitario y preventivo que gracias a la Revolución tenemos, y con las medidas que ha tomado y seguirá tomando nuestro Gobierno, las consecuencias de la epidemia en caso de que llegue (que es de esperarse) serán las menores posibles.
La derecha golpista acusa al gobierno de no estar tomando las medidas pertinentes y de no dar información, llegando a la extrema irresponsabilidad de señalar que ya el virus está en Nicaragua y que se está ocultando el hecho.
Nuestro gobierno no sólo ha tomado todas las medidas necesarias, sino que tiene informado al país de tales medidas, pero como la noticia no la dan los medios de la derecha, que se creen con derecho a la primicia, entonces dicen que hay “secretismo”.
En una potencial epidemia, a ningún gobierno le conviene ocultar casos cuando éstos se dan, porque si algo no quiere perder un gobierno es el control de la situación, y en una epidemia el control se mantiene con información compartida.
Eso lo sabe cualquier estudiante que curse primer año de maestría en administración de la salud pública.
Pero lo que hace la derecha golpista al esparcir esos rumores malintencionados es peor todavía que ocultar información, porque ese alarmismo tiende a crear estados de pánico, que es el peor comportamiento posible en una sociedad frente a una epidemia, ya que genera conductas contrarias a las necesarias para enfrentar exitosamente el problema.
Sin embargo, ya sabemos que los estados psicológicos alterados, como el estado de pánico y la histeria colectiva, son terreno propicio para la manipulación mental, única manera de generar acciones favorables a sus planes para quienes necesitan usar la mentira como arma, por no tener de su lado la razón.
Eso fue lo que vivimos en los peores momentos de 2018, que fueron a su vez los mejores momentos para los promotores de la mentira, el odio y la desestabilización, que no pueden disimular su ardiente deseo de que entre el virus a Nicaragua y cause el mayor daño posible, porque evidentemente ese sería el mejor escenario para sus perversos planes.
No se necesita ser sandinista para saber que si algo necesita el país frente a la amenaza de una pandemia que causa estragos en el mundo, es la unidad sin distinciones políticas, ideológicas, religiosas, económicas ni de ningún tipo.
Pero el sandinismo es la única fuerza organizada capaz y con la voluntad de ponerse al frente de esa unidad tan necesaria entre todos los nicaragüenses en estas circunstancias.
La derecha golpista siempre quiere muertes, las necesita para sus criminales operaciones psicológicas.
Pero si bien no existe aún una vacuna contra el COVID19, para desgracia de esta derecha vendepatria sí existe la vacuna contra los golpes de Estado de nuevo tipo, y esa vacuna la tiene puesta el pueblo nicaragüense desde que enfrentó victoriosamente el intento de golpe en 2018, quedando nuestra sociedad de alguna manera inmunizada frente a la guerra psicológica y su maquinaria de manipulación.
Si las medidas anunciadas por nuestro Gobierno no son suficiente, ¿qué falta entonces? ¿Acaso ponernos en cuarentena sin siquiera haber entrado el virus a Nicaragua?
La cuarentena no es una opción para nosotros en este momento, porque sus consecuencias en Europa son muy diferentes a las que tendría en un país como el nuestro, donde la mayoría de la gente trabaja por cuenta propia y vive de su ingreso diario, imposible de obtener sin salir de la casa.
¿Se imaginan el Mercado Oriental en cuarentena?
Claro, eso no es un problema para los ricachones y sus hijos de casa.
Por el contrario, ellos pretenden que la epidemia no sólo ocasione mortandad, sino que cause también el mayor golpe posible a nuestra economía, mejor todavía si es a la economía popular.
Todo lo que traiga desgracia y desesperación, es bienvenido para esta gente sin alma.
Con la dirección de nuestro gobierno y con el sandinismo al frente del pueblo, nuestro país está preparado para enfrentar esta epidemia, a pesar de las limitaciones materiales, agudizadas por cierto, con el acoso económico del Imperio a solicitud de esta derecha vendepatria, que además causó la destrucción y el caos que tanto daño hizo a nuestra economía, y una de sus preocupaciones es precisamente, la clara recuperación que muestra la economía nicaragüense en este momento.
Nuestra preparación está pues, en las acertadas políticas, planes y decisiones de nuestro gobierno para enfrentar el virus que nos amenaza, en las características de nuestro modelo de salud y en la capacidad organizativa del pueblo nicaragüense, producto de la Revolución Sandinista que se encuentra en su segunda etapa; pero también en la solidaridad que nos caracteriza como pueblo y que ha sido llevada a su máxima expresión como parte de los valores de la conciencia revolucionaria surgida de nuestra lucha por la emancipación social y en defensa de nuestra dignidad nacional, todo lo contrario a lo que han hecho siempre los politiqueros liberoconservadores vendepatria, cuyos intereses al servicio del imperialismo son los que mueven a la puchita derecha golpista.
Es importante señalar que Europa, la región más afectada por la pandemia del COVID19, es un continente cuya sociedad se caracteriza por el individualismo egoísta, fomentado por un sistema de opresión no sólo a lo interno de cada uno de sus países, sino aplicado a los pueblos del mundo por medio del saqueo de los recursos durante la época colonial y luego, en su versión moderna con las relaciones económicas desiguales, basadas en las ventajas competitivas y las imposiciones de reglas del juego favorables a los poderosos.
No pretendo con esto ofender a los pueblos de esos países, con los cuales debemos solidarizarnos en estos momentos difíciles, sino decir la verdad sobre quienes los gobiernan y los han gobernado por siglos, y que con las políticas neoliberales han destruido sus propios sistemas de salud, privatizándolos.
Esto sin duda coloca a Europa en una posición de desventaja frente a la pandemia, aunque compensada con su riqueza material.
Pero no sólo es el sistema de salud pública de Europa, sino el de los países del tercer mundo regidos por políticas neoliberales en el marco de un capitalismo económicamente dependiente, lo que hace vulnerable a gran parte del mundo frente a esta emergencia global.
A propósito de países ricos con pésimas políticas y sistemas de salud, resulta increíble que el gobierno de Donald Trump haya llamado recientemente a sus ciudadanos a salir de Nicaragua con urgencia, antes de que “colapse” nuestro sistema de salud, siendo el nuestro uno de los pocos países a los que no ha llegado el virus, que ya hace estragos en Estados Unidos, uno de los países con los peores sistemas de salud del mundo y que de manera más torpe han manejado esta situación, y si alguna fortaleza tenemos como país en momentos como estos, es precisamente nuestro sistema de salud aún en construcción y todavía con muchos desafíos, es cierto, pero diseñado al servicio del pueblo y no de los que hacen de la salud un negocio, como sucede en Estados Unidos.
Ya quisieran Estados Unidos y Europa frente a una situación como esta, tener nuestros niveles de organización comunitaria, que sustentan la participación del pueblo en la defensa de su propia salud y su propia vida, y esa otra gran ventaja nuestra que es el colectivismo característico de nuestras tradiciones culturales y nuestra prácticas solidarias, consecuentes con nuestros principios socialistas y nuestros valores cristianos, por más que le pese a quienes tienen la mente y el alma infectadas con el virus de la maldad y la mentira, pero que NO PUDIERON, NI PODRÁN, como no podrá el COVID19 doblegar a un pueblo que ha enfrentado victoriosamente amenazas y calamidades mucho peores que esta pandemia; un pueblo con su frente y su puño puestos bien en alto, como nuestra bandera azul y blanco que debe mantenernos unidos en esta nueva batalla por la vida de todas y de todos, incluyendo la de los mismísimos puchos que no dejan de joder, pero que una vez más, SE VAN A JODER, porque también una vez más, nuestra Nicaragua libre y bendita saldrá adelante, a pesar de esos pocos malos hijos que la avergüenzan, aunque son muchísimos más los hijos y las razones que la hacen sentir el más infinito orgullo como país.
Carlos Fonseca Terán (18 de marzo 2020)