¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

EEUU: PROYECTO MKULTRA- SUBPROYECTO 43:Hipnosis y LSD para programar asesinos por control mental


El psiquiatra estadounidense Louis Jolyon West (1924 – 1999) fue contratado en 1953 para desarrollar el Subproyecto 43, uno de los 149 subproyectos del Programa MKUltra, bajo el disfraz de una actividad científica.
Los archivos del investigador que ayudó a la CIA a probar el LSD para control mental

TOM O´NEILL & DAN PIEPENBRING / THE INTERCEPT

La noche del 4 de julio de 1954, la ciudad de San Antonio, Texas, fue sacudida por la violación y el asesinato de una niña de 3 años. 

El hombre acusado de estos crímenes fue Jimmy Shaver, un piloto de la Base de la Fuerza Aérea de Lackland, que se encontraba en la zona. Shaver, sin antecedentes penales, afirmó haber perdido el recuerdo del incidente.

La víctima, Chere Jo Horton, de 3 años, desapareció alrededor de la medianoche frente a la Base de la Fuerza Aérea, donde sus padres la dejaron en el estacionamiento frente a un bar, jugando con su hermano mientras bebían algo adentro.

Cuando se dieron cuenta de la desaparición de la niña se formó un equipo de búsqueda. En una hora, el grupo encontró un automóvil estacionado junto a un pozo de piedra. La ropa interior de Chere colgaba de una de las puertas del auto. Shaver salió de la oscuridad. Estaba sin camisa, cubierto de sangre y arañazos. 

Sin intentar escapar, dejó que el equipo de búsqueda lo llevara a un lado de la carretera. Los espectadores lo describieron como “aturdido” y en un estado de “trance”.

“¿Qué está pasando?”, preguntó. No parecía borracho, pero no podía decir dónde estaba, cómo llegó allí o por qué estaba cubierto de sangre. 

Mientras tanto, el equipo de búsqueda encontró el cuerpo de la niña en el pozo de rocas. Tenía el cuello roto, las piernas rasgadas y había sido violada.

Los policías arrestaron a Shaver. Tenía 29 años, estaba casado, tenía dos hijos y no tenía antecedentes de violencia. Estaba en el mismo bar donde la niña había sido secuestrada, con un amigo que dijo a la policía que ninguno de ellos estaba borracho, aunque Shaver parecía que estaba raro.

 Antes de que los oficiales pudieran llevar a Shaver a la prisión del condado, llegó un policía de otro distrito con órdenes de la policía militar para que lo detuvieran.

Alrededor de las cuatro de la mañana, un oficial de la Fuerza Aérea interrogó a Shaver y dos médicos lo examinaron, concluyendo que no estaba borracho.

 Más tarde, uno de ellos testificó que “probablemente no era normal que estuviera tan sereno, porque no era de esperar al estar bajo esas circunstancias”. Shaver fue llevado a la cárcel del condado y fichado por violación y asesinato.

Los investigadores interrogaron a Shaver por la mañana. Cuando su esposa vino a visitarlo, él no la reconoció.

Hizo su primera declaración a las 10:30 am, inflexible en su defensa de que otro hombre era responsable: recordaba la imagen de un extraño con cabello rubio y tatuajes. Sin embargo, después de que el oficial de la fuerza aérea volviera a visitarlo en la prisión, Shaver firmó una segunda declaración asumiendo la responsabilidad total. Aunque todavía no recordaba nada, decidió que debía ser responsable de ello.

Dos meses después, en septiembre, los recuerdos de Shaver aún no habían regresado. El comandante del hospital militar, el coronel Robert S. Bray, ordenó que el Dr. Louis Jolyon West, jefe de servicios psiquiátricos de la base aérea, realizara una evaluación psiquiátrica. Le correspondía al Dr. West decidir si Shaver estaba legalmente cuerdo en el momento del asesinato.

Shaver pasó las siguientes dos semanas bajo la supervisión de Dr. West. Regresaron a la escena del crimen, tratando de refrescar su memoria. Más tarde, West hipnotizó a Shaver y le dio una inyección de pentotal de sodio, o “suero de la verdad”, para ver si podía deshacerse de su amnesia.

Mientras Shaver estaba bajo los efectos del pentotal, según el testimonio, recordó los acontecimientos de esa noche. Confesó haber matado a Horton. 

Ella le trajo recuerdos reprimidos de su prima, Beth Rainboat, quien abusó sexualmente de él cuando era niño. Shaver estba bebiendo en su casa esa noche, cuando “tuvo visiones de Dios, quien le susurró al oído que buscara y matara a la niña mala Beth”.

En el juicio, el Dr.West hizo un esfuerzo mínimo para ayudar a Shaver, y el piloto fue encontrado culpable. Aunque más tarde un tribunal de apelaciones dictaminó que había sufrido un juicio injusto, Shaver fue condenado nuevamente en el segundo juicio. 

En 1958, en su 33 cumpleaños, fue ejecutado en la silla eléctrica. Mantuvo su inocencia todo el tiempo.

El juicio, que dependía del testimonio de Shaver, podría haber terminado de manera diferente si el jurado hubiera conocido el pasado del Dr. West. Según documentos recientemente publicados de los archivos de West, el psiquiatra tenía algunos de los vínculos más claros y nefastos que cualquier científico, con el Proyecto MKUltra de la CIA.

149 subproyectos y 185 investigadores en EEUU y Canadá

Los archivos de West, especialmente su correspondencia con el especialista en venenos de la CIA Sidney Gottlieb, arrojan nueva luz sobre uno de los proyectos más infames en la historia de la agencia.

Probablemente, hubo más de 149 subproyectos y al menos 185 investigadores trabajando en instituciones en los Estados Unidos y Canadá. MKUltra fue, como lo expresó The New York Times, “un esfuerzo secreto de la CIA de 25 años y 25 millones de dólares para aprender cómo controlar la mente humana”.

Estos experimentos violaron el derecho internacional y el estatuto propio de la agencia, que prohíbe actividades dentro de los Estados Unidos.

En el juicio, el Dr. West sostuvo que Shaver había sufrido una enajenación mental temporal la noche del asesinato de Chere Jo Horton, pero argumentó que estaba “bastante sano ahora”. En la corte, Shaver no parecía mentalmente sano. Un artículo de un periódico decía que “se sentó durante las extenuantes sesiones como un hombre en trance”, sin decir nada, sin levantarse nunca para estirarse o fumar, aunque se sabía que fumaba mucho.

Gran parte de la entrevista del Dr. West a Shaver bajo el “suero de la verdad” se leyó en el expediente judicial. El médico había usado preguntas para guiar a un Shaver en trance a través de la escena del crimen. “Cuéntame cuándo te quitaste la ropa, Jimmy”, le dijo. 

La transcripción de la entrevista, que sobrevivió entre los papeles de West, también mostró al psiquiatra tratando de demostrar que Shaver había suprimido los recuerdos: “Jimmy, ¿recuerdas cuándo sucedió algo así antes?” O: “Después de quitarle la ropa, ¿qué hiciste?”

“Nunca le quité la ropa”, dijo Shaver.

La entrevista se dividió en tres partes y la segunda parte, la del medio, no se había grabado. Cuando se retoma la transcripción, dijo: “Shaver está llorando. Ha sido confrontado con todos los hechos repetidamente”.

West preguntó: “Ahora lo recuerdas todo, ¿verdad, Jimmy?”

“Sí, señor”, respondió Shaver.

Aunque los abogados examinaron el historial médico de Shaver, se hizo poca mención al hospital militar, donde las cartas archivadas de West indican que le había realizado sus experimentos con el MKUltra. 

Shaver sufría de migrañas tan debilitantes que metía la cabeza en un cubo de agua helada cuando sentía que estaba a punto de tener una. Su condición era lo suficientemente grave como para que la Fuerza Aérea lo recomendara para un programa experimental de dos años. El médico que lo reclutó para el programa no fue identificado en los registros judiciales ni en las transcripciones.

En el tribunal, el Dr. West dijo que nunca pudo ver si Shaver había sido tratado en el programa experimental. Los funcionarios de Lackland dijeron que no había constancia de ello en el índice principal de pacientes, pero, según el archivero de la base, todos los registros de pacientes en 1954 se habían mantenido, con una excepción: el archivo de apellidos que comenzaba entre “Sa” y “St” había desaparecido.

La fascinación profesional de West por el LSD era casi tan antigua como la droga misma. Durante varias décadas, formó parte de un grupo de científicos de élite que lo utilizaron para investigaciones de alto secreto.

 La dietilamida del ácido lisérgico fue sintetizada en 1938 por químicos de Sandoz Industries, de Suiza, pero no se introdujo como medicamento hasta 1947.

En la década de 1950, cuando la CIA comenzó a experimentar con la droga en humanos, era una sustancia nueva. Albert Hofmann, el científico suizo que descubrió sus cualidades alucinógenas en 1943, lo describió como una “droga sagrada” que apuntaba a “la experiencia mística de una realidad más profunda e integral”.

El poder de sugestión que causaba el LSD fue similar al conseguido por la hipnosis; y West había estudiado a los dos juntos. “Puedes decirle a alguien que lastime a alguien, pero lo dices de otra manera”, explicó Fischer. Le dices: “Clava el clavo en la madera, y la madera, tal vez, es un ser humano”.

West parece haber usado químicos libremente en su práctica médica, y sus tácticas dejaron una marca indeleble en los psiquiatras que trabajaron con él. Uno de ellos, Gilbert Rose, estaba tan desconcertado por el caso de Shaver que escribió una obra sobre él.

“En mis 50 años en la profesión, éste fue el momento más dramático de todos los tiempos, cuando se golpeó la cara con las manos y recordó haber matado a la niña”, dijo Rose en 2002 sobre Shaver y la entrevista bajo el suero de la verdad. 

Pero Rose se sorprendió cuando supo que West había hipnotizado a Shaver además de darle pentotal de sodio. La hipnosis, dijo, no formaba parte del protocolo de la entrevista.

Tampoco sabía cómo West había resuelto el caso tan rápido. “Estuvimos involucrados desde el primer día”, recordó Rose. “Jolly West me llamó la mañana del asesinato. La iniciativa vino de él”.

West dijo que estaba en la sala el día que Shaver fue sentenciado a muerte. En ese momento, se opuso firmemente a la pena de muerte. 

¿Sabía que sus experimentos podrían haber llevado a la ejecución de un hombre inocente y la muerte de una niña? Si su correspondencia con Gottlie – el jefe en la CIA del programa MKUltra- sólo un año antes del crimen, hubiera sido presentada en el juicio, ¿el resultado hubiera sido el mismo?

Operaciones de control mental para ganar la Guerra Fría

Una vez que tuvieron acceso a ella, los científicos del gobierno vieron al LSD como una droga potencialmente milagrosa para la Guerra Fría. La investigación sobre el LSD comenzó poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la inteligencia estadounidense descubrió que la URSS estaba desarrollando un programa para influir en el comportamiento humano a través de las drogas y la hipnosis.

Estados Unidos creía que los soviéticos podían extraer información de personas sin su conocimiento, programarlas para hacer confesiones falsas y tal vez persuadirlas de que mataran, con una orden.

En 1949, la CIA, aún en su infancia, lanzó el Proyecto Bluebird, un programa de control mental que probó drogas en ciudadanos estadounidenses, principalmente en penitenciarías federales o en bases militares, que ni siquiera sabían, y mucho menos consentían la batería de procedimientos a los que fueron sometidos.

Este abuso encontró una justificación adicional en 1952, cuando en Corea capturaron a pilotos estadounidenses que admitieron en la emisora de radio nacional que habían rociado el campo coreano con armas biológicas ilegales. La CIA culpó a los comunistas de que los pilotos hubieran hecho esta confesión: “a los prisioneros de guerra les han lavado el cerebro”. 

Esta expresión, una traducción literal del chino “xi nao”, no apareció en el idioma inglés hasta 1950. Todo esto articulaba una serie de temores que se habían fusionado en los Estados Unidos de la posguerra: que había una nueva clase de productos químicos que podrían reprogramar y automatizar la mente humana.

Cuando regresaron los prisioneros de guerra estadounidenses, el ejército trajo un equipo de científicos para “desprogramarlos”. Entre estos científicos estaba el Dr. West. Nacido en Brooklyn en 1924, se había alistado en la Fuerza Aérea durante la Segunda Guerra Mundial, alcanzando el rango de coronel. Sus amigos lo llamaban “Jolly”, por su segundo nombre, por su tamaño impresionante y su personalidad exagerada. Cuando dejó la Fuerza Aérea, pasó a investigar métodos para controlar el comportamiento humano en la Universidad de Cornell. 

Más tarde afirmó haber estudiado 83 prisioneros de guerra, 56 de los cuales fueron obligados a hacer confesiones falsas. 

A él y a sus colegas se les atribuyó la reintegración de los prisioneros de guerra en la sociedad occidental y, quizás lo más importante, lograr que se retractaran de sus afirmaciones sobre el uso de armas biológicas.

El éxito de West con los prisioneros de guerra le dio acceso a las filas de la comunidad de inteligencia. Gottlieb, el especialista en venenos que dirigió la división química del equipo de servicios técnicos de la CIA, junto con Richard Helms, jefe de operaciones de la CIA para la Dirección de Planes, convencieron al entonces director de la agencia Allen Dulles de que “las operaciones de control mental era el futuro”. Inicialmente, la agencia solo quería evitar un posible lavado de cerebro por parte de los soviéticos. Pero el programa defensivo se volvió ofensivo.

 La Operación Bluebird se convirtió en la Operación Alcachofa, una búsqueda de un suero de la verdad para diversos fines.

En un discurso en la Universidad de Princeton, Dulles advirtió que los espías comunistas podrían transformar la mente estadounidense en “un fonógrafo que reproduce un disco colocado por un agente externo”. Pocos días después de estas observaciones, el 13 de abril de 1953, puso en marcha oficialmente el Proyecto MKUltra.

Poco se sabe sobre el programa. Después del Watergate, Helms (que entonces era director de la CIA) ordenó a Gottlieb que destruyera todos los documentos del MKUltra. En enero de 1973, el equipo de servicios técnicos destruyó numerosos documentos que describen el uso de alucinógenos.

A mediados de la década de 1970, después de que The Times revelara la existencia del MKUltra en su portada, el gobierno lanzó tres investigaciones separadas, todas obstaculizadas por la destrucción de sus archivos por parte de la CIA: la Comisión del Vicepresidente Nelson Rockefeller sobre las actividades de la CIA en los Estados Unidos (1975); el Comité Seleccionado del Senador Frank Church para estudiar las Operaciones del Gobierno con respecto a las Actividades de Inteligencia (1975-1976); y las audiencias conjuntas del Comité Selecto del Senado de los senadores Edward Kennedy y Daniel Inouye sobre el Proyecto MKUltra, el Programa de Investigación de Cambio de Comportamiento de la CIA (1977). Cuando los registros estuvieron disponibles, fueron editados y cuando los testigos fueron llamados a testificar ante el Congreso, dijeron que no recordaban los hechos con precisión.

De hecho, sabemos que el objetivo más amplio del proyecto era “influir en el comportamiento humano”. Dentro de su espectro había al menos 149 subproyectos, muchos de ellos relacionados con la investigación en participantes involuntarios. Gottlieb, cuya aptitud y amoralidad le valieron el sobrenombre de “Black Wizard” (mago negro), desarrolló artefactos directamente sacados de la ciencia ficción: bombas fétidas de alta potencia, mezcladores de bebidas llenos de drogas, explosivos en caracolas de mar, pasta de dientes venenosa. 

Tras haber convencido a una compañía farmacéutica de Indianápolis para que replicara la fórmula suiza del LSD, la CIA tenía un suministro interno ilimitado de su nuevo medicamento favorito.
Asesinos hipnoprogramados

La agencia esperaba producir “mensajeros” capaces de incrustar mensajes ocultos en los cerebros, implantar recuerdos falsos y eliminar los reales en personas sin su conocimiento, convertir a grupos en defensores de ideologías opuestas, etc. 

El objetivo que la agencia esperaba, era producir “mensajeros” capaces de incrustar mensajes ocultos en los cerebros, implantar recuerdos falsos y eliminar los reales en personas sin su conocimiento, convertir a grupos en defensores de ideologías opuestas, etc. Pero el objetivo más alto era la creación de asesinos hipnoprogramados.

El trabajo más sensible se realizó fuera de Langley (la sede de la CIA) dirigido por científicos de colegios, hospitales, prisiones y bases militares en todo Estados Unidos y Canadá.

La CIA les dio a estos científicos una identidad falsa, les envió dinero y les dio instrucciones sobre cómo esconder su investigación de miradas indiscretas, incluidas las de las personas objeto de los estudios, que no sabían nada. Su trabajo cubrió todo, desde la estimulación electrónica del cerebro hasta la privación sensorial, el “dolor inducido” y la “psicosis”.

 Buscaron formas de causar ataques cardíacos, espasmos severos y dolores de cabeza severos. Si las drogas no funcionaran, tratarían de dominar la ESP (percepción extrasensorial), las vibraciones ultrasónicas y el envenenamiento por radiación. Un proyecto incluso trató de aprovechar el poder de los campos magnéticos.

El MKUltra era tan altamente confidencial que cuando John McCone sucedió a Dulles como director de la CIA a fines de 1961, no se le informó de su existencia hasta 1963. Menos de media docena de agentes de la agencia lo sabían durante los 20 años que duró.

West fue jefe del departamento de psiquiatría de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), el reconocido centro de neurociencia de la universidad hasta su jubilación en 1988. Un día, en medio de una gran cantidad de trabajos de investigación de hipnosis en los archivos de West, se hallaron las cartas que intercambiaba con su contacto en la CIA, “Sherman Grifford”, nombre en clave -según “The Search for the Manchurian Candidate” de John Marks- de Sidney Gottlieb. West, que una vez escribió a un editor de una revista diciendo que “nunca había trabajado para la CIA”, de hecho había trabajado estrechamente con el propio “Black Wizard” (mago negro) de la agencia.

La primera carta está fechada el 11 de junio de 1953, sólo dos meses después del inicio del MKUltra, cuando West era el jefe del servicio psiquiátrico en la Base de la Fuerza Aérea de Lackland.

Refiriéndose a Gottlieb como “SG”, West describió los experimentos que proponía realizar usando una combinación de drogas psicotrópicas e hipnosis.

Comenzó con un plan para descubrir “el grado en que la información puede ser extraída de los sujetos presuntamente reacios (a través de la hipnosis sola o en combinación con ciertos medicamentos), posiblemente con la posterior amnesia de interrogación y / o alteración de la memoria del sujeto de la información previamente conocida. 

Otro ítem propuesto fue mejorar “técnicas para implantar información falsa en individuos específicos… o inducir trastornos mentales específicos en ellos”. Esperaba crear “mensajeros” que llevaran “un mensaje largo y complejo” secretamente incrustado en sus mentes, y estudiar “la inducción de estados de trance por drogas“.

Su lista estaba perfectamente alineada con los objetivos del MKUltra.

“No hace falta decir que – agregó West- los experimentos deben ponerse a prueba en ensayos prácticos de campo”. Con ese fin, le pidió a Gottlieb “algún tipo de carta blanca”.
Víctimas de los experimentos

¿Quiénes serían los conejillos de indias? Enumeró cuatro grupos: aviadores de bajo nivel, voluntarios, pacientes y “otros, posiblemente incluyendo prisioneros de bases locales”. Sólo se pagaría a los voluntarios. 

Con los otros, todo podría realizarse sin su voluntad expresa y, aunque no fue escrito explícitamente, sin su conocimiento. 

Sería más fácil preservar su secreto si se estuviera “induciendo trastornos mentales específicos” en personas que ya los exhibían. “Ciertos pacientes que necesitan hipnosis en terapia o sufren trastornos disociativos (trances, escapes, amnesia, etc.) pueden prestarse a nuestros experimentos”. Las investigaciones oficiales sobre el MKUltra arrojaron poca información sobre sus temas, pero la carta de West sugiere que el programa fue de gran alcance.

La respuesta de Gottlieb llegó en papel con membrete de “Chemrophyl Associates”, una compañía que solía mantener correspondencia con los subcontratistas del MKUltra. “Mi buen amigo –escribió- me preguntaba si su aparente comprensión rápida y completa de nuestros problemas podría ser real. Realmente ha desarrollado una imagen admirablemente precisa de lo que estamos buscando. Estoy muy agradecido por eso”.

Gottlieb saludó a su nuevo recluta: “Hemos ganado un aliado importante en la relación que estamos desarrollando con usted”.

West respondió a la camaradería: “Estoy muy feliz de ver que me considera ‘un aliado'”, respondió. “Ciertamente no hay más desarrollos vitales concebibles en estos tiempos”.

En 1954, al mismo tiempo del asesinato de Chere Jo Horton, West comenzó a dividir su tiempo entre Lackland y la Facultad de Medicina de la Universidad de Oklahoma, donde dirigiría el departamento de psiquiatría. West le había dicho a su posible empleador que sus deberes en Lackland eran “puramente clínicos” y que “no estaba llevando a cabo una investigación, confidencial o no”, y le pidió permiso a la junta directiva de Oklahoma para aceptar dinero del Fondo Geschickter para Investigación Médica, que lo llamó “una fundación de investigación privada sin fines de lucro”. 

De hecho, como la CIA reconoció más tarde, Geschickter fue otra de las ficciones de Gottlieb, una organización tapadera.

En 1956, West informó a la CIA que los experimentos que comenzó en 1953 finalmente habían dado sus frutos.

En un artículo de 1956 titulado “Estudios psicofisiológicos de hipnosis y sugestionabilidad”, afirmó haber logrado lo imposible: sabía cómo reemplazar “recuerdos verdaderos” con “falsos” en seres humanos sin su conocimiento.

Sin detallar incidentes específicos, lo expresó en términos simples: “Se descubrió que era posible capturar la memoria de un evento definido en la vida de un individuo y, por sugerencia hipnótica, provocar el recordatorio consciente posterior de que ese evento nunca ocurrió realmente, pero que en realidad ocurrió un evento diferente (evento ficticio)”. 

Hizo esto, dijo, administrando “nuevas drogas efectivas para acelerar la inducción del estado hipnótico y profundizar el trance que puede producirse en ciertos sujetos “.

En los Archivos de Seguridad Nacional en Washington DC, está la versión de “Estudios psicofisiológicos de hipnosis y sugestionabilidad” que la CIA entregó a los senadores Kennedy e Inouye en 1977.

 El nombre y la afiliación de West fueron publicados como se esperaba, pero la versión de la CIA también fue, en comparación, más corta y más diluida. El documento de West tenía 14 páginas. Este tenía cinco, incluida una portada. Sorprendentemente, no se mencionó el logro triunfal de West, el reemplazo de la “memoria de un evento definido en la vida de un individuo con un “evento ficticio”.

Un pasaje, ausente del original de West, afirma que la CIA “nunca ha usado LSD” en estudios: “Los efectos del [LSD y otras drogas] en la producción, mantenimiento y manifestaciones de estados inducidos ​​nunca se han estudiado”.

West, por supuesto, estudió estos efectos durante años. Cuando se trataba de elaborar sus descubrimientos de implantar recuerdos y controlar pensamientos, incluso en el artículo que se encuentra en los archivos de West, ofreció algunos detalles.

 Parecía estar en una etapa rudimentaria de su investigación. El “ácido”, como él escribió, hacía que la gente fuera más difícil de hipnotizar, y lo mejor era aplicar la hipnosis junto con largos períodos de aislamiento y falta de sueño. 

Utilizando sugerencias hipnóticas, dijo, “una persona puede ser informada de que ha pasado un año y, durante el transcurso de este año, se han producido muchos cambios … por lo que ahora es aceptable para él discutir temas que pensó que no debería … Una persona que insiste en que quiere hacer algo revelará que secretamente quiere lo contrario “.

¿La CIA manipuló el documento original de West para engañar al comité del Senado? 

Y si lo hizo, ¿por qué la agencia habría hecho todo lo posible para ocultar hallazgos experimentales que no fueron nada importantes? Funcionarios de la agencia afirmaron que el programa había sido un fracaso colosal, lo que llevó a titulares como “La pandilla que no cometió correctamente sus crímenes “. Quizás la agencia quería que el mundo asumiera que el MKUltra fue un fracaso y lo olvidara todo.

La CIA parece haber reducido el MKUltra a mediados de la década de 1960, según los testimonios del Congreso y los registros financieros sobrevivientes, pero la investigación de Jolly West, con financiamiento del gobierno, continuó a un ritmo acelerado.
Infiltración en el movimiento hippie

A fines del otoño de 1966, West llegó a San Francisco para estudiar a los hippies y al LSD. Alto, ancho, con corte de pelo al cero, con un aspecto totalmente estadounidense acorde con su pasado militar, West se agenció de nuevas vestimentas y comenzó a saltarse los cortes de pelo. Obtuvo una subvención del gobierno y tomó un año sabático en la Universidad de Oklahoma, en teoría para buscar una beca en Stanford, aunque la universidad no tenía constancia de su participación en un programa allí.

Cuando llegó a Haight – Ashbury, (barrio de San Francisco, cuna del movimiento contracultural de la década de los 60), West era el único científico en el mundo que había predicho la aparición de “cultos del LSD” potencialmente violentos como la familia de Charles Manson.

 En un libro de psiquiatría de 1967, West contribuyó con un capítulo llamado “Alucinógenos”, alertando a los estudiantes sobre una “sustancia notable” que ocupa los campus de la universidad y la ciudad. Se sabía que el LSD hacía a los usuarios “inusualmente susceptibles y emocionalmente inestables”. Según el texto, la sustancia atraía a los jóvenes alienados que anhelaban “actividades prohibidas compartidas en un entorno grupal para obtener un sentido de pertenencia”.

Otro de sus artículos, “Los peligros de la hipnosis”, de 1965, predijo la aparición de grupos peligrosos liderados por “locos” que hipnotizarían a sus seguidores para cometer crímenes violentos. 

Citó dos casos: un doble asesinato en Copenhague cometido por un hombre hipnotizado y un “crimen militar” inducido experimentalmente en una base no revelada del ejército estadounidense. (No está claro si este último se refería al asesinato de Chever Jo Horton por parte de Shaver).

También supervisó un estudio en la ciudad de Oklahoma, en el que contrató informantes para infiltrarse en grupos de adolescentes y generar “un cambio fundamental” en los “asuntos morales, religiosos o políticos”. El título del proyecto era “Conversión en masa” y había sido financiado por Gottlieb.

En Haight, West arregló una casa victoriana en ruinas en Frederick Street, donde estableció lo que describió como un “laboratorio disfrazado de refugio hippie”. El lugar fue inaugurado en junio de 1967, al comienzo del llamado “verano del amor”. 

Instaló a seis estudiantes de posgrado en el “refugio”, diciéndoles que “se vistan como hippies” y “atraigan” jóvenes viajeros al refugio . Los extraños eran bienvenidos, podían hacer lo que quisieran y quedarse todo el tiempo que quisieran, siempre y cuando no les importara que los estudiantes graduados escribieran sobre su comportamiento.

Según los registros en los archivos de West, su “refugio” fue financiado por el Fondo de Fundaciones para la Investigación en Psychiatry, Inc. – que también había financiado varios de sus otros proyectos a lo largo de las décadas- y las instituciones a las que West pertenecía. El Dr. Gordon Deckert, sucesor de West como presidente de la Universidad de Oklahoma, dijo que encontró documentos en el escritorio de West que revelaban que el Fondo de Fundaciones era una empresa fantasma de la CIA.

Los burdeles de la CIA

La casa en el barrio de Haight, no habría sido el primer “laboratorio disfrazado” de la agencia en San Francisco. Unos años antes, una operación sugestivamente llamada “Operación Midnight Climax (Éxtasis de medianoche), envió a agentes de la CIA a abrir al menos tres laboratorios en la Bahía de San Francisco disfrazados de burdeles de lujo, equipados con espejos unidireccionales y fotografías eróticas. 

Un espía llamado George Hunter White y sus colegas contrataron prostitutas para atraer clientes potenciales a las casas, donde se servían cócteles con LSD a los hombres. El objetivo era ver si el LSD, asociado con el sexo, podía usarse para obtener información confidencial de los hombres. White luego le escribió a su supervisor de la CIA: “Yo tenía una misión muy pequeña, pero trabajé de todo corazón porque era muy, muy, muy divertido”.

Sin embargo, en el refugio de Haight-Ashbury, los motivos de West eran vagos. Nadie parecía tener una comprensión firme del objetivo del proyecto, ni siquiera los involucrados en él. Los estudiantes graduados contratados para trabajar en el laboratorio del “refugio” de West fueron asignados para llevar diarios de su trabajo. En ciertos momentos, casi todos estos estudiantes admitieron que había algo que no tenía sentido. No estaban seguros de lo que deberían estar haciendo, o por qué West no estaba allí.

Uno de los diarios del archivo de West pertenecía a un estudiante de psicología de Stanford que vivió en el refugio ese verano. La experiencia fue inútil hasta el punto – escribió- que cuando llegaron los “visitantes”, nadie se ocupó de ellos. Muy a menudo, los hippies no aparecían, ya que muchos de ellos aparentemente miraban el lugar con sospecha. “¿Qué demonios está haciendo Jolly West? ¡Esto es como un zoológico! -se enfureció el estudiante- “¿Nos está estudiando a nosotros o a ellos?”

Cuando West hizo una de sus raras apariciones, estaba vestido como un “hippie tonto”; a veces traía amigos a casa. “Su actitud general – escribió- era que ésta era una buena oportunidad para divertirse. … Pasaron mucho tiempo drogados”. Añadió: “Siento que nadie está siendo honesto y directo, y todo esto es una gran pretensión. … ¿Qué está tratando de probar? Está interesado en las drogas, eso está claro. ¿Qué más?”

En diciembre de 1974, el MKUltra finalmente salió a la luz en un fantástico destello de titulares e intriga. Seymour Hersh (N.de la E. Hersh es uno de los periodistas de investigación más prestigiosos de EEUU) publicó en la portada de The Times: “Enorme operación de la CIA en los Estados Unidos contra quienes se oponían a la guerra”. 

Las tres investigaciones gubernamentales que siguieron: las audiencias de la Comisión Rockefeller, el Comité Church (Comité Selecto del Senado de los Estados Unidos para el Estudio de las Operaciones Gubernamentales Respecto a las Actividades de Inteligencia) y el Comité Seleccionado Kennedy-Inouye, analizaron las actividades internas ilegales de varias agencias federales de inteligencia, incluyendo escuchas telefónicas, violación de correspondencia, y pruebas de drogas sin el conocimiento de los ciudadanos estadounidenses.

El informe final del Comité Church reveló una evaluación interna del MKUltra de 1957 del inspector general de la CIA. “Deben tomarse precauciones -advirtió el documento- para ocultar estas actividades al público estadounidense en general. 

El conocimiento de que la agencia está involucrada en actividades no éticas e ilícitas tendría serias repercusiones”. Una revisión de 1963 realizada por el inspector general expuso una situación aún más seria: “Una fase final del programa MKUltra pone a prueba los derechos e intereses de los ciudadanos estadounidenses”.
El caso Olson

El Comité Church descubrió que el MKUltra había matado al menos a dos ciudadanos estadounidenses. Uno era un paciente psiquiátrico que había sido inyectado con un derivado sintético de la mescalina. 

El otro era Frank Olson, un científico militar contratado que había tomado LSD sin ser consciente, en una pequeña reunión de la agencia en Maryland, presidida por el propio Gottlieb. Olson cayó en una depresión irreparable después de eso, lo que lo llevó a arrojarse por la ventana de un hotel de Nueva York, donde los agentes la habían llevado “para su tratamiento”. 

La continuación de la investigación llevada a cabo por el hijo de Olson, Eric, dramatizado por Errol Morris en la serie “Wormwood” (una mini serie para TV, de 6 episodios, de 2017), sugiere fuertemente que la CIA arregló que los agentes falsificaran su suicidio arrojándolo por la ventana porque temían que mencionara al MKUltra y el uso militar de armas biológicas en la Guerra de Corea.

La noticia de la muerte de Olson conmocionó a una nación que se estaba recuperando del Watergate y estaba menos inclinada que nunca a confiar en sus instituciones. 

El gobierno trató de contener la controversia al aprobar nuevas regulaciones sobre la experimentación en humanos. 

La destrucción de los archivos del MKUltra por parte de Gottlieb, fue investigada por el Departamento de Justicia en 1976, pero según The Times “fue abandonada en silencio”. Gottlieb testificó ante el Senado en 1977 sólo con la condición de recibir inmunidad legal.

El Senado exigió la formación de un programa federal para localizar a las víctimas de los experimentos del MKUltra y presentar cargos criminales contra los perpetradores. Este programa nunca fue creado.

Los registros restantes nombraron 80 instituciones, incluidas 44 universidades y colegios, y 185 investigadores, incluido el Dr. Louis Jolyon West. The Times identificó a West como uno de los pocos científicos que participaron en secreto en el MKUltra, con un disfraz académico.

Sin embargo, ningún investigador fue investigado a nivel federal y ninguna víctima fue reportada. A pesar de la indignación de los líderes del Congreso y más de tres años de titulares sobre las brutalidades del programa, nadie, ni el “mago negro” Sidney Gottlieb, ni el funcionario de la CIA Richard Helms, ni Jolly West, sufrieron consecuencias legales.


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