El escritor aborigen australiano Bruce Pascoe |
Durante el incendio de Año Nuevo, un aborigen australiano evacuado de Lakes Entrance, cerca de Bairnsdale se unió a otros para inscribirse en la ayuda de emergencia.
Sin embargo, un miembro del personal del Centro de Ayuda a los Desfavorecidos de San Vicente de Paul le dijo que por hoy la institución ya había ayudado a “bastantes de los suyos”.
Le dio un vale de 20 dólares para gasolina y le dijo que no se lo comentara a otros aborígenes. El anciano salió, humillado, y le pidió a su sobrina que devolviera el vale.
El incidente racista apareció por primera vez en un mensaje de Facebook de un joven aborigen, Philip Stewart (1). Otros nativos han informado de otras experiencias de racismo por parte de los organismos de integración social. Luego San Vicente de Paúl se disculpó con la familia del anciano.
Los incendios forestales que han asolado Australia quemaron al menos 8,4 millones de hectáreas y muchos siguen ardiendo sin control.
Las comunidades oprimidas y marginadas sufren estos desastres de una manera desproporcionada.
Han sido duramente afectadas, perdiendo sus casas y centros de servicios colectivos. No sólo tienen que soportar el racismo al buscar ayuda de emergencia, sino que disponen de menos recursos para recuperarse.
Pero también tienen un papel importante en la lucha contra los incendios y las actividades de socorro (2). La brigada del Servicio de Bomberos Rurales (RFS) en la comunidad aborigen de la bahía de Wreck Bay es un ejemplo. Todos los miembros de su brigada de 28 personas, excepto dos, son nativos, según Kaylene McLeod, la funcionaria de brigada (3).
Los bomberos nativos han participado activamente en los frentes de fuego en Blue Mountains, al oeste de Sidney, y la RFS de Nueva Gales del Sur ha creado recientemente dos nuevas brigadas de bomberos totalmente nativas (4).
En Victoria, una brigada de la Asociación de Bomberos Rurales, compuesta en su totalidad por mujeres indígenas, ha defendido la península de Tyers Lake. La brigada está dirigida por Charmaine Sellings, una abuela de 52 años con tres hijos.
Las mujeres son la columna vertebral del Lake Tyers Aboriginal Trust, una comunidad indígena autónoma.
Otro bombero voluntario indígena que lleva semanas combatiendo incendios, es el escritor Bruce Pascoe. Su libro más vendido, “Dark Emu” (5), muestra que los colonos racistas enterraron la información sobre las técnicas indígenas para la gestión de la tierra, la agricultura y la pesca, lo que ha alterado la comprensión de las sociedades indígenas precoloniales.
La crisis de los incendios ha llevado a más personas a recurrir a las prácticas tradicionales de gestión de la tierra, incluida la práctica tradicional de la quema, para mejorar las futuras emergencias de incendios.
Las tradiciones de los pueblos nativos indican el camino a seguir. Los expertos nativos en la lucha contra los incendios se han agrupado en la Alianza Firesticks.
Defienden la quema tradicional, que supone el incendio preventivo de tierras para la preservación de la flora y la fauna. Las parcelas arden para crear intervalos de fuego en un área o se utilizan para reducir la acumulación de combustible en el suelo y los riesgos asociados.
El bombero indígena Victor Steffensen dijo en noviembre del año pasado que había estado advirtiendo de una crisis de incendios forestales durante años, y que se debía a una mala gestión de la tierra a largo plazo.
Oliver Costello, director gerente de la Alianza Firesticks, ha dicho a los medios australianos que la gestión tradicional de incendios de los aborígenes implica encender fuegos a intervalos regulares y quemar áreas pequeñas con temperaturas controladas que juegan el papel de cortafuegos, así como otras prácticas agrarias olvidadas y despreciadas.
“Los nuevos métodos de reducción de riesgos implican quemas planificadas que eliminan la mayor cantidad de vegetación posible.
Sin embargo, aunque este método recuerda a la práctica indígena del fuego, a diferencia de los incendios de reducción de riesgos, las quemas tradicionales son menos intensas (quemas más frías) y se mueven más lentamente, generalmente no más altas que la altura de la rodilla.
Las copas de los árboles se dejan intactas y los animales tienen tiempo de huir de las llamas” (6).
La quema tradicional requiere que los practicantes aprendan de los aborígenes sobre el terreno, por medio de la observación, para saber el mejor momento para iniciar un incendio controlado. No sólo deben tener en cuenta la meteorología, sino también las estaciones de cría de animales y los ciclos de las plantas.
Los incendios también tienen relación con el colonialismo, el racismo y el régimen de propiedad de la tierra. El suelo no es sólo un ecosistema, sino también una mercancía y un medio de producción del que se extraen beneficios.
“La expropiación de los obreros con respecto a sus condiciones en la agricultura presupone la expropiación de los obreros agrícolas con respecto a la tierra y su supeditación a un capitalista que explota la agricultura para obtener de ella una ganancia”, escribió Marx (7).
En Australia se dan todas las condiciones de las que hablaba Marx. Por eso allá los incedios representan muchas cosas y, en especial, una cultura despreciada y marginada porque los colonos se niegan a que los colonizados les den lecciones.
(4) https://www.abc.net.au/news/2020-01-13/nsw-launches-first-all-indigenous-firefighting-crews/11794392
(7) Marx, El Capital, tomo III, pg.573.
El emú es la segunda ave más grande de Australia, después de las avestruces