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Deriva iraní hacia el comportamiento de ‎Estados Unidos e Israel‎


Las intervenciones de Irán en la ONU solían captar la atención del mundo entero. Irán enarbolaba el ‎estandarte de los pueblos ante el imperialismo. Hoy nada queda de aquel legado.‎El 23 de septiembre de 2010, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, cuestiona la versión oficial ‎de los atentados del 11 de septiembre de 2001 desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU. ‎

Más allá del forcejeo en el que Washington y Teherán se han enfrascado, este artículo ‎pone de relieve un cambio profundo en el comportamiento de Irán. Antes celoso ‎en cuanto al respeto del Derecho Internacional, ese país ha pasado a ignorarlo, ‎uniéndose así a Estados Unidos e Israel, que nunca lo admitieron.‎

Los 195 Estados miembros de la ONU dicen querer resolver sus conflictos sin recurrir a la guerra ‎sino al Derecho. Desde su creación, en la Conferencia de La Haya de 1899, ese Derecho se basa ‎en una idea de muy fácil comprensión: al igual que las personas –incluyendo a los dirigentes ‎políticos–, que aceptan someterse al Derecho Nacional evitar la guerra civil,‎ los Estados ‎pueden evitar la guerra sometiéndose voluntariamente al Derecho Internacional. ‎

Al hablar aquí de “Derecho Internacional”, no me refiero a lo que, desde la realización de los ‎juicios de Nuremberg hasta la creación de la Corte Penal Internacional (CPI), legaliza que ‎los vencedores juzguen a los vencidos. A lo que me refiero es a los procedimientos que rigen ‎las relaciones entre los Estados. ‎

Tres miembros de la ONU muestran actualmente que no entienden el Derecho Internacional, ‎mientras que otros han dejado de utilizarlo como referencia y, después de haber tergiversado la ‎noción de «Derechos Humanos» [1], prefieren ‎un «multilateralismo basado en reglas» [2].‎
Tres Estados fuera del Derecho

El primero de esos tres países es Estados Unidos, que, desde su creación misma –hace 2 siglos– ‎dice ser una nación «que no se parece a ninguna otra». 

Según su mito nacional, Estados Unidos sirvió de refugio a la secta ‎puritana de los «Padres Peregrinos», quienes llegaron a América en el barco «Mayflower», y hoy ‎es refugio de todas las personas perseguidas por razones de índole religiosa o política. 

En nombre ‎de ese mito nacional, Estados Unidos se permite juzgar con extrema severidad los ‎comportamientos de otras países o gobiernos, pero disculpa a priori los comportamientos ‎reprobables de los estadounidenses; y rechaza toda jurisdicción internacional que se interese en ‎los asuntos internos estadounidenses [3].

 Fue por eso que ‎Estados Unidos se negó a ser miembro de la Sociedad de Naciones, mientras empujaba los ‎demás países a incorporarse a ella. Estados Unidos aceptó los principios del Derecho ‎Internacional durante la guerra fría –desde la creación de la ONU hasta la desaparición de ‎la URSS– pero volvió a su comportamiento anterior en cuanto tuvo oportunidad de hacerlo. 

‎En 1999, Estados Unidos atacó ilegalmente la República Federal de Yugoslavia, arrastrando sus ‎vasallos de la OTAN a participar en esa agresión.

 Posteriormente, recurriendo a pretextos falsos, ‎Estados Unidos emprendió guerras contra Afganistán, contra Irak y contra Libia. Las agresiones ‎que Estados Unidos cometió contra iraníes, el 3 de enero de 2020, son igualmente ilegales.‎

Israel es el segundo país que viola sistemáticamente el Derecho Internacional, desde su ‎proclamación unilateral –el 14 de mayo de 1948–, en violación del proceso que las Naciones ‎Unidas habían aprobado para la Palestina geográfica. 

Hace 70 años que Tel Aviv viola ‎sistemáticamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y, cuando se plantea la ‎adopción de sanciones, Israel cuenta con la protección de Estados Unidos para garantizarle ‎impunidad. 

Israel se considera eternamente amenazado y sólo puede sobrevivir a través de ‎la guerra, posición cultural que quizás termine cuando los ciudadanos que se definen como ‎judíos (partidarios del Likud) sean menos numerosos que los que se definen simplemente como ‎israelíes (seguidores de la coalición Azul y Blanco).

En cuanto a Irán, desde siempre Teherán ejecutó líderes opositores en el extranjero, en el mundo ‎entero, pero nunca ciudadanos de otros países.

 Por ejemplo, el shah Mohamed Reza Pahlevi ‎ordenó el asesinato del filósofo Alí Shariati, perpetrado en Londres, en 1977. 

Después de 1978, ‎el gobierno islámico eliminó varios líderes contrarrevolucionarios en Europa. Nadie ‎reclamó nunca oficialmente la autoría de aquellas muertes. 

Durante la guerra de Irak ‎contra Irán, la República Islámica organizó la realización de acciones contra los intereses de ‎sus enemigos en el exterior: por ejemplo, el atentado contra las fuerzas estadounidenses y ‎francesas de la ONU en Beirut, en 1983. 

Pero la ejecución misma del atentado estuvo a cargo de ‎intermediarios libaneses –que participaron después en la fundación del Hezbollah– y la acción ‎estuvo dirigida contra las actividades ilegales de aquella fuerza –la reunión ‎secreta regional de la CIA. ‎Pero esta vez, Irán lanzó oficialmente varios misiles, desde su territorio, contra fuerzas ‎estadounidenses estacionadas en Irak, violando así la soberanía de Bagdad [4].‎

Estados Unidos se ve a sí mismo como la nación de los perseguidos y cree que, debido a ese ‎estatus, no tiene que aceptar consejos de los demás… los perseguidores.

 Israel dice ser el ‎refugio de un pueblo amenazado y que, por esa razón, no tiene que aceptar consejos de quienes ‎alguna vez ignoraron a ese pueblo o, peor aún, lo hicieron víctima de la violencia. ¿Cuál sería ‎entonces la “justificación” de Irán?‎
La evolución de Irán

‎‎Esa evolución no tiene otra explicación que un cambio profundo del Poder. Todo comenzó a ‎salirse de control a finales del año 2013 y, desde 2017, se han visto manifestaciones no sólo en ‎Teherán e Ispahán sino en todo el país. Poco a poco, las instituciones se han transformado. 

‎El sistema judicial, antes independiente del poder ejecutivo y del legislativo, se ha convertido en ‎un órgano de represión política [5], llegando incluso a condenar a ‎‎15 años de cárcel –en un juicio a puertas cerradas y bajo cargos secretos– al ex vicepresidente ‎nacionalista Hamid Baghaie [6]. 

El Consejo de los ‎Guardianes, encargado –durante la Revolución– de excluir de las elecciones a los agentes de las ‎potencias extranjeras, se ha convertido en un órgano de censura de la oposición que ha llegado a ‎calificar a los miembros del equipo del ex presidente Mahmud Ahmadineyad como «malos ‎musulmanes». 

En el islam, la función de los clérigos es la de impartir el derecho, pero en este ‎caso estamos como una clase clerical, que viola todos los principios jurídicos, que vuelve a tomar el ‎control del poder. ‎

Lo hemos repetido constantemente desde hace 6 años: esto no tiene nada que ver con la ‎oposición entre prooccidentales y la facción adversa, tampoco es una cuestión de creencias. 

Es el regreso del problema secular de los iraníes: la ciega veneración hacia la función clerical, ‎sin importar cuál sea la confesión dominante. 

Y no habrá solución posible sin una separación ‎constitucional entre el poder civil y el poder religioso. Es un problema que se ha planteado en ‎todas las épocas, bajo todo tipo de religiones dominantes, bajo todo tipo de regímenes. ‎

Vuelvo a repetir que este problema no tiene nada que ver con la Revolución de 1978. ‎Contrariamente a la idea preconcebida en Occidente, aquella Revolución no se hizo con la clase ‎clerical sino en contra de esa clase. 

El ayatola Khomeini había sufrido el rechazo de la clase ‎clerical, que sólo que se puso de su lado después de haber comprobado la victoria de Khomeini. ‎La aparente intransigencia que caracterizó entonces la actitud de la clase clerical fue sólo la vía que ‎esa clase encontró para tratar de hacer olvidar sus anteriores excesos.

 Si usamos como referencia los ‎documentos oficiales estadounidenses ya desclasificados [7], ‎veremos que el consejero estadounidense de seguridad nacional de aquella época, Zbigniew ‎Brzezinski, veía en la clase clerical iraní un aliado de Estados Unidos ante el shah Mohamed ‎Reza Pahlevi, quien se había vuelto demasiado “goloso”

Brzezinski organizó el regreso del imam ‎Khomeini creyendo –erróneamente– que Khomeini era como los demás clérigos y sólo se dio ‎cuenta del error que había cometido cuando conoció el contenido del discurso antimperialista que ‎Khomeini pronunció en el cementerio de Behesht-e Zahra.‎

Numerosos actores del Medio Oriente, comenzando por el Hezbollah libanés y la República Árabe ‎Siria, han entendido la evolución que ha tenido lugar en Irán.

 Debido a ello, tanto el Hezbollah ‎como Siria se han distanciado de la política interior iraní. En plena guerra, Teherán tardó más de ‎un año en nombrar un embajador a Damasco. 

Pero las potencias occidentales han sido ‎incapaces de percibir el cambio porque están atrapadas en su propia propaganda contra la ‎Revolución iraní de 1978. 

Así que interpretan los movimientos actuales en Irán en función de ‎sus propios intentos –innumerables– de derrocar el “régimen”, en vez de observar los ‎comportamientos de los iraníes. ‎
Las explicaciones de Estados Unidos y de Irán ante el Consejo de Seguridad

Como sucede en cada caso de intervención militar en el exterior, después intercambiar andanadas ‎de misiles, Estados Unidos e Irán dijeron ante el Consejo de Seguridad de la ONU haber ‎actuado respetando la Carta de las Naciones Unidas. ‎

La carta de la embajadora estadounidense Kelly Craft anunciando el asesinato del general Qassem ‎Suleiman, el 2 de enero de 2020, sólo puede catalogarse como surrealista [8].

La embajadora estadounidense no menciona el intento simultaneo de asesinato contra ‎el segundo del general Suleimani, Abdul Reza Shahlai, quien se encontraba en Yemen [9].‎

Asombrosamente, la carta de Estados Unidos al Consejo de Seguridad contiene una serie de ‎acusaciones contra varios aliados de Irán… pero no contiene ninguna acusación contra el ‎general asesinado.‎

Esa carta no menciona las acusaciones del presidente Trump sobre hipotéticos ataques ‎inminentes –supuestamente preparados por el general Suleimani– contra 4 embajadas estadounidenses. ‎Por cierto, esas acusaciones de Trump fueron desmentidas implícitamente por… su secretario ‎de Defensa, Mark Esper [10].‎

La única acusación contra Irán mismo es sobre el ataque iraní de respuesta del 7 de enero. ‎

La carta del embajador iraní Majid Takht Ravanchi es tan inconsistente como la de la embajadora ‎estadounidense [11].‎
Proclama la legalidad de una respuesta militar iraní, pero no de la del 7 de enero. Nada autoriza ‎a Irán a realizar un ataque contra el territorio iraquí sin autorización del gobierno de Irak. ‎

Por su parte, Irak protestó inmediatamente contra los actos de Estados Unidos y de Irán ‎‎ [12]. ‎
El interés del Derecho Internacional

Muchos creen que no hay por qué respetar el Derecho si los demás lo violan. Quienes así ‎piensan no ven el Derecho como una protección sino como un obstáculo. ‎

En su obra Leviatán, el filósofo Thomas Hobbes, quien vivió la Revolución Inglesa (de 1642 ‎a 1651), mostraba que los individuos deben hacer todo lo posible por protegerse del caos. ‎

Quienes lucharon contra los ejércitos yihadistas saben cuánta razón tenía Thomas Hobbes. ‎

Los demás, cuyo confort nunca fue perturbado, simplemente lo ignoran. Thomas Hobbes ‎pensaba incluso que un Estado autoritario es preferible a los horrores del caos. Hobbes aceptaba ‎así las derivas del Estado, comparándolo con Leviatán, monstruo que cierra el acceso al infierno. ‎

En todo caso, el Derecho Internacional nada tiene de monstruoso. No está en contradicción con ‎la conciencia. Apartarse del Derecho es una amenaza para la paz y, por consiguiente, una grave ‎amenaza para la vida de todos nosotros. ‎



[1] «Teoría y práctica de los ‎Derechos Humanos», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 1º de octubre de 2019.

[2] «¿Multilateralismo o ‎Derecho Internacional?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de diciembre de 2019.

[3] Ver con especial atención las actas del coloquio ‎organizado por el Carr Center for Human Rights Policy sobre el tema American Exceptionalism ‎and Human Rights, Michael Ignatieff, Princeton University Press (2005).




[7] Foreign Relations of the ‎United States. Iran: Revolution, January 1977–November 1979 (Under Declassification Review); ‎Iran: Hostage Crisis, November 1979–September 1980 (In Production); Iran: Hostage Crisis, ‎September 1980–January 1981 (Under Declassification Review), US Secretary of State.

[8] «Notificación de Estados Unidos sobre la eliminación de Qassem Soleimani», por Kelly Craft, Red Voltaire, 8 de ‎enero de 2020.

[9] “On the ‎day U.S. forces killed Soleimani, they targeted a senior Iranian official in Yemen”, John Hudson, Missy ‎Ryan y Josh Dawsey, The Washington Post, 10 de enero de 2020.

[10] “Esper says he "didn’t see" specific evidence showing Iranian threat to 4 U.S. embassies”, Melissa Quinn, Face The Nation, CBS, 12 de enero de 2020.

[11] «Notificación iraní del bombardeo ‎contra bases estadounidenses», ‎por Majid Takht Ravanchi, Red Voltaire, 8 de enero de 2020.

[12] «Violaciones iraníes de la soberanía iraquí», por Mohammed ‎Hussein Bahr Aluloom‎‎, Red Voltaire, 9 de enero de 2020.

https://www.voltairenet.org/article208992.html

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