Este viernes comenzó la segunda jornada de huelga general en Francia. Se trata, como se pudo ver este jueves, de la más importante huelga en décadas en Francia, que reflejar el descontento con la reforma del sistema de pensiones que quiere aplicar el presidente Macron.
La Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF) anunció en un comunicado que sólo circularán el 10 % de los trenes de alta velocidad (TGV), mientras que circularán solo un 15 % de los de la región metropolitana de París. Además no circulan los trenes hacia países vecinos.
También se vio afectada la circulación en la red metropolitana de transporte parisino. La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) registro cancelaciones de decenas de vuelos.
A primera hora se registraron 292 kilómetros de embotellamientos de tránsito en la región parisina.
Además de los transportes, esta mañana siete de las ocho refinerías francesas continuaron en huelga y los diarios no pudieron publicar sus ediciones impresas.
Recordemos que este jueves la huelga paralizó sectores estratégicos como el transportes y las refinerías, sino cientos de establecimientos educativos, hospitales, dependencias estatales e industrias.
Hubo más de 250 manifestaciones organizadas por los sindicatos, que movilizaron más de 1,5 millones de personas, según el sindicato CGT.
Muchos de los sindicatos ya han asegurado que continuarán la huelga hasta el lunes, mientras que otros como los de la refinerías y ferroviarios discutirán este mismo viernes la continuidad de la huelga.
Un duro ataque, una dura respuesta
La reforma que propone el Gobierno es un nuevo intento de recortar derechos sociales y ajustar las cuentas públicas a costa de los trabajadores.
La modificación en el sistema de pensiones propone establecer un “sistema universal” atacando a los 42 sistemas distintos que existen actualmente, que incluyen los llamados “regímenes especiales”.
Existen regímenes especiales para la compañía de ferrocarriles públicos (SNCF) y para los transportes públicos de la región parisina (RATP), núcleo duro de las movilizaciones.
El problema que enfrenta el gobierno es que la huelga es indefinida y muchos creen que podría continuar hasta las vacaciones navideñas.
En Francia además está presente la rebelión de los Chalecos Amarillos: el gobierno y los empresarios temen que los trabajadores tomen el ejemplo de los Gilet Jeunes, no solo por la radicalización de las formas de lucha, también por la posibilidad de que se supere los estrechos márgenes de acción impuestos por las direcciones sindicales.
El problema que enfrenta Macron es que la huelga es indefinida y los peores presagios apuntan a que podría prolongarse semanas, quizá hasta las vacaciones navideñas.
Sumado a esto en Francia se habla de una posible “giletjaunisation” de la huelga, haciendo referencia a la posibilidad de que los trabajadores tomen el ejemplo de los chalecos amarillos, no solo por la radicalización de las formas de lucha, también por la posibilidad de que se supere los estrechos margenes de acción impuestos por las direcciones sindicales.
Además comienzan a surgir ejemplos de coordinación y organización que también desafían los límites que han venido imponiendo las conducciones en los últimos años.
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