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Nicaragua: Degradación periodística


El periodismo, por supuesto desde mi humilde óptica, es algo más que una teoría universitaria, es más que una profesión u oficio, un valor aprendido de la vida que obliga a una máxima responsabilidad con la sociedad.

El periodismo, ahora bajo el mote de comunicación social, puede efectivamente pasar por la universidad, pero cuando la vocación por él se ausenta todo lo aprendido en el alma mater se estrella contra la realidad que es muy distinta a la cátedra dictada desde los recintos de la educación superior.

En lo particular no tuve la oportunidad de pasar por las aulas universitarias, me hubiese gustado por supuesto, es más por razones de mi natural interés y amor por mi país, las guerras contra Somoza y la que le sucedió en los ochentas que me enroló política y militarmente en la Alianza Revolucionaria Democrática, ARDE, en el frente sur, ni siquiera me bachilleré, pero la vena periodística en mi familia se impuso.

Desde 1982, que hice mi primer pinino periodístico hasta hoy día, que me encuentra en Detalles del Momento en Canal 6 y en Detalles del Momento en Radio 800, han pasado 37 años y a lo largo y ancho de ese trecho descubro que este apostolado del periodismo donde me relacioné con colegas de alto renombre, valía e intelectualidad, donde hubo amigos y adversarios, nunca vi al periodismo tan maltratado y valetudinario como hoy porque está enfermo de ignorancia, de mentira, de manipulación, de tergiversación, de crueldad, de odio, de maldad y de falta de sentido común.

Lo más triste es que estas pestes que han enfermado nuestro periodismo se ufanan de tener colgado en una pared un título universitario que lo restriegan en la cara de quienes nos sentimos muy, pero muy orgullosos de ser auto didactas y empíricos porque a falta de educación superior nos moldeó la vida, nos hizo la lucha, nos desarrollamos con el dominio de la historia, hicimos de la práctica una cátedra superior a la teoría, la experiencia nos creó una conciencia social tan arraigada que se convirtió en una ruta precisa para identificar el bien y el mal.

El periodismo que dicen ejercer algunos medios y algunos voceros de un sector politiquero y minoritario en nuestro país está anémico de credibilidad y podrán insistir todos los días en repetir lo mismo contra la “dictadura” que dicen combatir, pero sin efecto alguno porque todo lo que dicen, en la forma que lo dicen y en la forma que lo expresan es exactamente la negación de sus propias mentiras porque como nos enseñaron en lógica matemática una mentira más otra mentira es igual a una verdad y la gran verdad es que esos que dicen que aquí no hay libertad de expresión en cualquier otro país ya estarían acusados y sentenciados, una y otra vez por injurias y calumnias.

Ese sector minúsculo que dice hacer periodismo no es minúsculo porque sean pocos –están en Canal 10, Canal 12, Canal 14, La Prensa, El Nuevo Diario, Radio Corporación, Confidencial, Trinchera y otros- pero sí son minúsculos porque están vencidos por la falta de respeto a la realidad que vine el país que a la postre es más grande que la integridad, transparencia, responsabilidad, valor moral y profesionalismo que no tienen porque al interés que sirven es anti nicaraguano.

Los periodistas de mi generación aprendimos de los grandes talentos que en éste oficio y profesión, siendo empíricos, dictaban cátedra en las universidades. 

No sé de los actuales periodistas, pero además que mis inspiraciones fueron mi padre terrenal, Joaquín Absalón Pastora y mi padre de crianza, Orión Elpidio Pastora, trabajé y aprendí al lado de colosos como Francisco Carranza Chamorro, Carlos Flores Cuadra, Carlos Ramírez, Sidar Cisneros, Antonio Penzke Torres, Donald Shiffman, Sofia Montíel, Manuel Jirón, Mario Benito Darce, Alejandro Acevedo, Roy Flores, Santiago Meneses, Eduardo Romero Gómez y otros más de los cuales hubo mucho de bueno que extraer siendo lo principal, desde las posiciones políticas e ideológicas de cada quien el amor por el país porque cada información servida por estos grandes referentes estaba condicionada antes que todo por el interés de ser creído, de informar con pasión sí, pero con razón, con fundamento y con la verdad más próxima a la objetividad que es totalmente contrario al descarrilamiento que hoy hacen muchachos que hoy son famosos no por algún talento sino por mentir y caer ridículamente a la profunda fosa del desprestigio.

El periodismo exige olfato para la noticia, requiere estrictamente de una disciplina constante para identificar lo que es el interés nacional de lo que es el interés personal porque cuando informamos debemos separar la noticia como tal y no introducir a ella opiniones personales porque la noticia solo sirve hechos y aquí lamentablemente eso se perdió en esa minoría mediática que desesperadamente a se apega a la infame frase de Joseph Goebbels, al flamante estratega de propaganda de Adolf Hittler, de “miente, miente, miente que de la mentira algo queda”.

Esos “periodistas” minúsculos de los que hablo y que han desfigurado la realidad interna que vive el país para dañar la imagen de Nicaragua son como las moscas que solo viven para andar tras la caca y traje a colación éste tema porque hace unos días algunos canales de televisión, caracterizados por sus mentiras, movieron sus equipos para ir a entrevistar a quien identifican como “Lady Vulgaraza” conocida así porque dice que es mujer, pero en realidad sobresaliente por sus tapas alastes por su inmensa capacidad para ofender a todo el mundo.

Este tipejo, que en realidad es un marica cualquiera, que no tiene más peso que el que le conceden mediáticamente los voceros del fallido golpe fue deportado por las autoridades panameñas por delincuente, porque las redes sociales que son internacionales lo pintaron como indeseable, como un bicho nocivo que no es referente moral para nadie y que es tan descerebrado que ante las cámaras se nos vende como un “combatiente” dice de la libertad.

Cómo es posible que haya quienes diciéndose periodistas lleguen tan bajo para creer que este desnaturalizado es sujeto de noticias. 

Qué clase de directores de prensa tienen estos medios de comunicación que agendan entre sus coberturas a un degenerado como ese que es una vergüenza para Nicaragua, y si este tipo o tipa o lo que sea, lo es, también lo son quienes lo toman como un referente y lo proyectan como si fuera una víctima que para colmo en su universal estupidez asume que un sandinista que iba en el mismo avión ordenó a las autoridades panameñas de migración que no lo dejaran entrar y que lo deportaran inmediatamente, como sucedió, a Costa Rica donde lamentablemente no se quedó.

Yo puedo poner una gran cantidad de ejemplos sobre el triste rol del minúsculo sector periodístico del que hablo, pero preferiré por ahora acentuar que además de la infamia con la que tratan a Nicaragua quieren que les pongan medallas, que los traten con guantes de seda, que nos traguemos el veneno que vierten sin que movamos una sola pestaña de indignación por lo que hacen y dicen y cuando alguien les llama “maricón” porque acosan, porque interrogan y no preguntan, porque calumnian y difaman, entonces hacen un enorme escándalo creyendo que con eso están borrando el bien merecido epíteto que de “maricón” le hicieron a un activista político de Canal 12 que salió trasquilado y abrió una enorme posición de dignidad que seguramente será asumida por gentes que se cansaron, se hartaron de la actitud vandálica y necia de un terrorismo mediático que está vencido y que con su reiterada vocación por la maldad están causando un efecto contrario a lo que persiguen, cosa que al final agradecemos los que estamos del lado de la paz, el desarrollo y la estabilidad.

Moisés Absalón Pastora

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