Un artículo de La Tercera, reveló la increíble e inmoral fortuna que maneja la Iglesia Católica chilena, que sólo en el año pasado alcanzó movimientos por 10 mil millones de pesos, incluyendo acciones hasta en SQM, la empresa encargada de sobornar a todos los políticos del país. Parte del artículo señala:
No queremos estar en negocios que no sean de nuestro giro”. Con esa frase, el administrador del Arzobispado de Santiago, Ramiro Montesinos, explica la decisión que tomó la Iglesia capitalina en abril de este año de vender su participación en la automotora Coseche, reconocida importadora de vehículos Chevrolet.
Mientras la arquidiócesis que dirige el cardenal Ricardo Ezzati era dueña del 15% de la compañía, otras dos organizaciones católicas, la Corporación de Beneficencia Cáritas Chile y la Orden de la Madre de Dios, poseían el 30%.
No fue la única medida adoptada en esa línea: las autoridades del Arzobispado pretenden desprenderse de todas las acciones que actualmente poseen en grandes empresas que transan en la Bolsa.
Según la información publicada por la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), la Iglesia de Santiago tiene títulos accionarios en, al menos, CMPC, Chilectra, Telefónica, Enersis, Muelles de Penco, Servicios Financieros Progreso, Norte Sur S.A., Oxiquim, Copec, Minera Valparaíso, Melón S.A., Automovilismo y Turismo S.A., Forestal Pasur e Inmobiliaria Sixterra.
Y un dato curioso: el Arzobispado incluso registra acciones en SQM. En todo caso, en ninguna de estas empresas tienen más de un 1% de participación y, según explican los encargados de administración en la Iglesia, estas inversiones que adquirieron, debido a herencias o donaciones de particulares, representan un porcentaje marginal para los ingresos de la arquidiócesis.
La decisión de vender su participación en empresas responde a una política mayor. En los últimos dos años, la Iglesia de Santiago ha estado dedicada a ordenar y centralizar sus finanzas, ajustando modelos de financiamiento para que, en los próximos meses, puedan transparentar a la comunidad el detalle del dinero que manejan.
Esto, en el marco del convenio firmado el pasado martes entre la Conferencia Episcopal y el capítulo chileno de Transparencia Internacional, donde las autoridades eclesiásticas se comprometieron a rendir cuentas a través de un sistema de transparencia activa.
Aunque cada diócesis y arquidiócesis a lo largo del país, así como cada congregación religiosa, se mueven con distintas lógicas y administran muy disímiles volúmenes de recursos, el Arzobispado de Santiago dio un primer paso y entregó a La Tercera información de sus estados financieros correspondientes al año 2015.
Según informaron, en ese período registraron ingresos y gastos por más de $ 10 mil millones.
Colegios, supermercados, estacionamientos y restaurantes forman parte de la extensa lista de los 127 inmuebles que el Arzobispado mantiene en arriendo en distintos puntos de la capital, a través de la corredora Leonel Ojeda.
En total, estas propiedades le reportan $ 2.372.806.040, es decir, el 22% de sus ingresos anuales, según datos del propio Arzobispado. De acuerdo a los registros comerciales, 388 bienes raíces figuran a su nombre, los cuales poseen un avalúo fiscal que supera los $ 103 mil millones.
Los arriendos de bienes para actividades comerciales que realizan no sólo el Arzobispado de Santiago, sino todos los obispados del país, comenzaron a levantar un debate al interior de la curia sobre si estaban cumpliendo cabalmente con sus obligaciones tributarias.
Tras una discusión en la Conferencia Episcopal decidieron pedir un informe aclaratorio al Servicio de Impuestos Internos.
Las entidades de la Iglesia están consideradas como personas jurídicas de derecho público y gozan de exenciones tributarias, como no pago de impuesto territorial en los lugares donde realizan actividades de culto; las donaciones para construcción o reparación de templos están libres de tributos, así como las donaciones a corporaciones de beneficencia vinculadas; la remuneración de los sacerdotes no es considerada renta y las entidades religiosas no son contribuyentes de IVA y están exentas de impuestos de timbres y estampillas.
¿Creen que es casualidad el esfuerzo de la iglesia para que las personas sean cada día más ignorantes? Es el negocio de la fe, una persona inteligente va en contra de sus intereses