El presidente de EE.UU., Donald Trump, se ha convertido en un aliado inquebrantable de los principales autores del brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi.
En un artículo publicado el lunes, The Washington Post recordó que casi dos semanas después de la desaparición de Khashoggi y antes de que se supiera sobre su destino, Trump advirtió sobre las consecuencias “muy graves” si Arabia Saudí era responsable. Ahora, ocho meses más tarde, el mandatario ha dejado de lado este comentario.
“El Sr. Trump se ha convertido en un firme defensor de la corte real (de Arabia Saudí) que envió a un equipo de asesinos a matar a Khashoggi”, enfatiza el diario estadounidense.
Jamal Khashoggi, prominente columnista de The Washington Post crítico con la dinastía reinante en su país, los Al Saud, fue asesinado de manera brutal el 2 de octubre de 2018 tras entrar en el consulado saudí en Estambul (Turquía) para recoger unos documentos que debían permitirle casarse con su prometida turca.
El miércoles, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció que hay pruebas suficientes para investigar la responsabilidad de las autoridades saudíes, incluido el príncipe heredero, Muhamad bin Salman, en el asesinato de Khashoggi.
No obstante, Trump antepone la venta de armas al reino saudí a solicitud de la ONU para investigar la responsabilidad de Riad en el asesinato de Khashoggi, remarcando que “no es un tonto” para negarse a hacer negocios con su aliado saudí.
Según The Washington Post, “el asesinato premeditado” de un columnista que creía en la democracia no le preocupa a Trump. Sin embargo, añade, el presidente presta su generosa atención al “reino dictatorial” que envió a los asesinos.
“¿Qué obtiene Estados Unidos a cambio? Complicidad en una guerra criminal en Yemen, y una mancha indeleble en su récord moral”, añade el rotativo.
Tras el crimen, Riad aseguró en un principio que el periodista había abandonado el consulado por su propio pie, pero, dadas las presiones internacionales, reconoció su muerte afirmando que había sido accidental, en una pelea. Más tarde, ante la evidencia palmaria, no le quedó más remedio que admitir que Khashoggi fue drogado y descuartizado, aunque eximió de toda responsabilidad a Bin Salman.
A pesar de que la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. también concluyó que Bin Salman ordenó el asesinato de Khashoggi, el inquilino de la Casa Blanca hace caso omiso y no detiene sus apoyos a la monarquía árabe.
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