La lamentable y breve declaración de Lula sobre Venezuela (en su primera entrevista desde la cárcel) evidencia que se ha impuesto en lo simbólico la aseveración de que la "situación venezolana" es producto (en forma determinante) de una errada política económica del chavismo y no de una prolongada estrategia bélica para que el capital transnacional y sus aliados de la burguesía local se apoderen de los ingresos petroleros.
Lula dice que "obviamente no estoy de acuerdo con la política económica de Venezuela" como punto de partida para ofrecer su opinión, con lo que "obviamente" asume que la situación es consecuencia de esa política y justifica la acción opositora local y de la "comunidad internacional" para imponer una "solución humanitaria", necesaria e inevitable.
Lo de Guaidó sólo es "feo", tosco. Es un problema de estética.
"Creo que es un error", dice sobre la política, aunque no precisa si el error es alguna acción específica de la gestión de Maduro o de todo el periodo chavista que benefició generosamente con importaciones y contrataciones a las grandes corporaciones de la burguesía brasileña. (Lease Odebrecht y la cárnica JBS por sólo nombrar dos).
Lo cierto y lo que queda claro es que la ofensiva contra la moneda, el contrabando de extracción, las sanciones desde marzo de 2015 hasta llegar al bloqueo y las confiscaciones entre agosto de 2017 y abril de 2019, no le son relevantes ni le importan a tal punto que Lula ni las menciona.
Es decir, todas estas expresiones de la "guerra económica", (incluida la corrupción por la vía de los fraudes con contratos e importaciones amparada por las fluidas relaciones que existieron entre los dos gobiernos), no tienen nada que ver con el deterioro de la vida de cada venezolano, al menos en forma abierta desde finales 2014.
La negación de la guerra económica
En descargo de Lula (para seguir con cierta tendencia a sentirnos culpables de todo) habría que reconocer que una parte importante de "expertos" económicos del chavismo descalificaron abierta y oficialmente la hipótesis (más que demostrada) de una guerra económica.
Al lado de los "influencers" de oposición se burlaban de quienes hablábamos o escribíamos sobre el tema.
En marzo de 2015, con la aplicación de sanciones y del decreto de Obama que declaró a Venezuela una amenaza inusual para la seguridad de EEUU, (junto con las reiteradas advertencias "proféticas" en torno a una "crisis humanitaria" que afectaría a toda la región) se dió inicio oficial al ataque imperial.
Pero los "economistas" chavistas prefirieron insistir en la negación de la "guerra económica" como ocurrió en diciembre de 2015 (en un encuentro semiclandestino en la Unearte), que se realizó luego de la derrota chavista en las elecciones parlamentarias. Cabe destacar que el resultado de esas elecciones fue determinado por la ofensiva de escasez e inflación y la promesa del fin de las colas.
La paradoja: ¿dónde está el error?
Posiblemente de ese escenario de debate (que validaba las tesis qué responsabilizaban a unos supuestos controles de precios, intervención estatal y expropiaciones de la situación) surgió el plan de alianzas con grupos empresariales privados que con el nombre de "motores de la economía" se puso en marcha en enero de 2016.
Las contradicciones no tardaron en estallar al punto que el designado "vicepresidente de economía" renunció tras 40 días en el cargo.
Esa alianza con un vasto sector de la burguesía, la regularización de las relaciones con otros con los que había mayores conflictos públicos (como la agroindustria encabezada por Polar) y la apertura declarada al sector externo con inversiones en minería, petróleo y obras públicas se impuso y se mantiene hasta la fecha en medio de señalamientos paradójicos sobre el intervencionismo estatal.
Pues en realidad se han venido profundizando las privatizaciones, a través de alianzas estratégicas que han enfrentado judicialmente a autoridades sectoriales con organizaciones comunales y campesinas (caso Arroz del Alba-Agroinlaca).
Valga precisar que estos señalamientos tienen un propósito descriptivo y en modo alguno cuestionan el acuerdo (necesario o inevitable) con grupos empresariales. (En lo personal somos decididamente pragmáticos).
Pero en aras de ese mismo pragmatismo es evidente que no tiene sentido seguir pactando con sectores privados que no tienen un mínimo de compromiso "comercial" con el gobierno ni la discreción para reservarse sus preferencias por Guaidó. No se les pide que sean "chavistas" pero sí (al menos) discretos.
En todo caso nadie es tan ingenuo para ignorar que la guerra es por el control del gobierno y el escenario de la batalla es el propio Estado.
Fases de la guerra económica
En ese sentido y con un propósito didáctico es pertinente dejar claro que el bloqueo y las confiscaciones de activos de la República no son sino una fase superior de la guerra económica, en la cual podemos identificar estas etapas y acciones y cuyo objetivo es la apropiación de la riqueza nacional.
>Uno: fraude importador y en contratos de obras públicas, que se agudiza a partir de 2010
>Dos: contrabando de extracción y ataque a la moneda desde Cúcuta
>Tres: sanciones y decreto Obama de declaración de amenaza inusual en marzo de 2015.
>Cuatro: sanciones financieras de Trump de agosto de 2017.
>Cinco: sanciones financieras de Trump que prohíbe transacciones con criptomonedas en marzo de 2018.
>Seis: ampliación de sanciones financieras tras resultados electorales de mayo de 2018.
>Siete: decreto ejecutivo que prohíbe la comercialización de oro de Venezuela y operar en cualquier otro sector de la economía que determine el gobierno de EEUU en noviembre de 2018.
>Ocho: el 28 de enero de 2019 prohibió las operaciones con petróleo venezolano a través de su sistema financiero. La medida empezará a regir hoy 28 de abril .
>Nueve: el 19 de marzo de 2019 sanciona a la compañia minera estatal Minerven por realizar supuestas operaciones de oro ilícitas.
>Diez: el 22 de marzo sancionó al Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes) y sus filiales en Venezuela, Bolivia y Uruguay.
>Once: el 2 de abril, Trump decretó como “propiedad bloqueada” a 34 embarcaciones de PDVSA y sancionó a dos compañías navieras por enviar crudo de Venezuela a Cuba.
>Doce: El 17 de abril Estados Unidos vetó todas las transacciones con el Banco Central de Venezuela, lo que corta su acceso a dólares.
Este conjunto de acciones deliberadamente ofensivas contra la economía venezolana, indica claramente que la "situación de Venezuela" no es un error de política económica ni el fracaso de un modelo (que en lo concreto, siendo altamente inclusivo, ha favorecido fundamentalmente al empresariado), sino consecuencia del más prolongado y duro asedio (en el sentido de las guerras medievales) contra todo un pueblo.
@vhmajano
28ABR2019
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