Monseñor Silvio Baez |
Hace un año este hombrecillo en sotana se creyó un nuevo Moisés, partiendo las aguas del Mar rojo con su báculo de mentiras guiando a millones hacia otro destino, un Mesìas tropical, al menos un Santiago chichimeca, de espada desenvainada, atropellando con su caballo blanco a sandinistas a falta de moros.
Todo fue un sueño de opio. Odio escondido en pomo barato y minúsculo.
Deja atrás a un pueblo dividido, a un país en graves problemas económicos y financieros, a miles de ciudadanos en el desempleo, a una nación enfrentada artificialmente a la jauría internacional, a una Iglesia católica desprestigiada y en crisis y tal vez una brillante carrera truncada por su propia ambición y pocos escrúpulos, pero muy a su pesar, deja también a un sandinismo más fuerte y cohesionado.
El triste hombrecillo en sotana camina en solitario a la puerta de abordaje.
Hoy no es más que un pasajero gris en viaje - sin escalas y en clase económica- al olvido profundo.
Por: Edelberto Matus.