Lo que ocurrió ayer en la procesión En la iglesia la Asuncion en Masaya es una demostración fehaciente de que un sector de la Conferencia Episcopal utiliza la religión católica como medio para expresar las posiciones políticas confrontativas de algunos sacerdotes, faltando gravemente al respeto de las creencias y tradiciones religiosas de nuestro pueblo. Por la carencia de respaldo popular, aprovechan la fe y la devoción de quienes asisten a estas procesiones, para montar un teatro que pretende dejar la impresión que es una movilización política de respaldo a las posiciones golpistas de la iglesia católica, más que un evento religioso.
Allí la virgen iba de adorno jugando una posición secundaria pues el primer plano, y a quienes rinden culto los feligreses, es a los niños, usados y manipulados por la iglesia católica, que representan a quienes estando prisioneros por delitos comprobados, no han logrado que el pueblo se movilice en demanda de su libertad.
Quieren a toda costa configurar una situación de represión, como en tiempos de la dictadura somocista, que no existe, y que ellos han estado queriendo provocar con numerosas actuaciones cuya falsedad, incluyendo los muertos inventados, han quedado al descubierto.
Lo que no han podido lograr en las calles, la iglesia católica lo asume de forma abierta y descarada: exacerbar la polarización política para estimular el reinicio de las acciones violentas y terroríficas que los mismos curas fomentaron el año pasado.
Son políticos disfrazados con sotanas que utilizan la religión católica y la posición privilegiada que les otorga el púlpito, más la fe de la gente, para llevar a cabo lo que le correspondería hacer a un partido político.
Sacerdote BISMARCK CONDE, iglesia la Asuncion en Masaya |
Una vez más confirmamos lo que ya sabíamos.
La iglesia católica, al menos su jerarquía, es la impulsora principal del golpe de estado y la creadora de la alianza cívica como vocera de sus planes y propósitos siniestros en la mesa de negociación y , pese a las pláticas que allí se están dando, continúa empeñada en mantener y propiciar una nueva escalada de acciones violentas y terroristas bajo su liderazgo, como cabeza que es de los planes de desestabilización.
El mensaje es muy claro: no quieren la paz; quieren continuar en el negocio de la confrontación al servicio de quienes desde Washington exigen muertos, tranques, sandinistas quemados vivos, desapariciones como la de Bismarck Martínez para justificar una mayor escalada de agresiones contra nuestro país.
Es bueno recordarle al cura de Masaya y a sus compinches, que no todos los que asisten a sus actividades religiosas comparten sus posiciones golpistas.
Si nos atenemos a la encuesta recientemente realizada por “Borge y Asociados” un 41.6% de la gente simpatiza con el FSLN.
Esto seguramente se expresa en la composición de la feligresía católica, siendo apenas una minoría la que podría estar de acuerdo en que una procesión religiosa se convierta en un sainete con fines político-partidistas para hacer lo que la oposición vende patria no ha podido.
La jerarquía de la iglesia católica, manipula, usa y abusa de la religión con fines políticos.
La jerarquía de la iglesia católica viola derechos básicos y esenciales de la niñez. La iglesia católica, irrespeta a sus feligreses, que tienen diversas posiciones políticas.
La jerarquía de la iglesia católica impone su posición confrontativa a los creyentes que asisten a un evento religioso y lo que reciben es un acto político. La iglesia católica fomenta la polarización política en Nicaragua.
La jerarquía de la iglesia católica atenta contra las tradiciones religiosas de nuestro pueblo.
La jerarquía de la iglesia católica ha perdido capacidad para llevar el mensaje de aliento, amor al prójimo y de compasión a la población católica, con independencia del credo político que profesan.
La jerarquía de la iglesia católica viola la Constitución Política de Nicaragua que dice que es derecho de los nicaragüenses tener cualquier preferencia política.
La jerarquía de la iglesia católica está al servicio de una minoría.
La jerarquía de la iglesia católica no quiere la paz en Nicaragua.