"El clero de Nicaragua que a la par con el resto del pueblo político de esa nación se mostraba tan servil para con los yanquis, traidor y degenerado, que los escándalos de la iglesia repercutieron hasta en los propios oídos del Papa Pío Xi.
Los púlpitos ya no eran las tribunas sagradas para inculcar en los feligreses las palabras santas sino que los habían convertido los sacerdotes en centros de propaganda a favor de la causa interventora, dándole al pueblo ideas tan odiosas, como era la de admitir con gratitud la intervención de los norteamericanos en los asuntos nacionales, porque al decir de los sacerdotes, era un favor de Dios recibido por Nicaragua para su salvación.
La iglesia de Nicaragua le tenía tan grande rencor a la causa (EDSN) al no «acogerse a los propósitos salvadores de los soldados norteamericanos» que “monseñor Tijerín”, obispo de León, Agustín Nicolás Tijerino y Loáisiga (1921 - 1945), ciudad la más grande de todas las de Nicaragua, solicitó y obtuvo la «gracia» de bendecir las armas de los interventores yanquis cuando estos salían a campaña para que atacaran a los «bandidos, obtuvieran el triunfo sobre sus enemigos y limpiaran la república de tan fea mácula como son esos degenerados que la infestan».
Y no satisfecho el clero de tanta deslealtad para con la patria, abusaba de la confianza y respeto que se le guarda al sacerdote, principalmente por el elemento campesino .
Prestándose muchas veces estos a salir con las columnas de los yanquis cuando tan odiados militares iban de campaña, para persuadir a los parientes de los patriotas a que sedujeran a estos a deponer todo rencor contra las fuerzas intrusas y contra los viles de Moncada que los acompañaban, así como también para que los mismos alzados, por respeto a ellos, los sacerdotes, no se atrevieran a disparar contra los yanquis.
Descraga Libro... "Junto a Sandino"