El vaticano garantiza al gobierno que no se opondrá a la exhumación de los restos franco
La Iglesia Católica, junto con la UE, el gran capital y sus títeres de la casta política parasitaria, son los promotores del cambio demográfico que está teniendo lugar en Occidente.
Es un hecho que el antipapa Francisco es un lobo comunista disfrazado de cordero, que sirve lacayunamente a sus amos sionistas. La Iglesia está a punto de culminar su proceso autodestructivo para convertirse en una de las voces propagandísticas del nuevo orden luciferino.
Hasta Radio Maria se dedica solo a sermonear en el “amor puro” y a emitir música pastosa y ridícula. Nada de enfrentarse al enemigo por temor a que les quiten licencias. Es una opresión pura de una sociedad orweliana y luciferina.
Si algún obispo o sacerdote levanta la voz contra el genocidio blanco, la degradación moral absoluta y la brutal invasión tercermundista que sufre Occidente, se le arrincona, se le expulsa o se le hace pasar por loco, que es lo que el Obispado de León está pretendiendo hacer con el Padre Calvo.
El Vaticano ya sólo sirve a los intereses de Soros mientras predica la paz de los cementerios. La decadencia de la Iglesia -y del Occidente cristiano- han ido en aumento desde que los Papas se hicieron más blandos y diplomaticos, siendo Pio XII el mas diplomático y servil de todos. Murió desdichado, y reemplazado por el gordo sionista de Roncali.
Desde entonces ya nada es igual en el mundo. El Concilio Vaticano II, en 1969, coincide con el hundimiendo catastrófico del mundo occidental y explica lo verdaderamente peligroso que es todo lo que desde entonces ha hecho la Iglesia.
La iglesia moderna es un tumor maligno alojado en el corazon de Europa y debe ser reemplazada por una religion verdaderamente europea, un cristianismo auténtico, que no colabore con el enemigo en la aniquilación de la criatura más bella y valiosa creada por Dios, con hombres de verdad, de moral guerrera, no mariposones pederastas cuyos vicios y perversiones son registrados y utilizados por el sionismo para torcer voluntades en los cónclaves.
Católicos buenistas y chupacirios, dejen ya de hacer seguidismo de la secta vaticana desnaturalizada, masónica y afeminada. La Iglesia dirigida por Francisco no puede combatir ya ningún mal porque forma parte del Mal.
En la misma línea defendida por Osoro, el antipapa Francisco se ha mostrado a favor de facilitar la exhumación de los restos mortales de Franco.
Así se lo habría expresado al Gobierno de Pedro Sánchez el Nuncio apostólico Renzo Fratini, a cambio, presumiblemente, de que la Iglesia mantenga sus actuales beneficios fiscales. El anuncio de Fratini se trata sin embargo de un brindis al sol, ya que la familia de Franco pidió expresamente a Francisco que negase el permiso de exhumación de la abadía benedictina.
Todo apunta a que será el antipapa quien tendrá la última palabra para desbloquear la exhumación de los restos de Franco.
“Es el ámbito político o el familiar el que tiene que decidir”, apuntaba el pasado mes de junio José María Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal. Mientras, el prior del Valle de los Caídos también se muestra en contra de la exhumación del exjefe del Estado.
Según el Arzobispado, la última palabra la tiene la familia. Pero al enconarse el conflicto, la decisión corresponde al antipapa Francisco, quien ya habría expresado a sus allegados su apoyo a la exhumación.
En este sentido, el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, ha garantizado a la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que el Vaticano no se opondrá a la exhumación de los restos de Francisco Franco, mientras que sobre su inhumación posterior ambos han coincidido en “seguir manteniendo el diálogo”.
En un comunicado del Ministerio de la Presidencia, el Ejecutivo informa de la reunión que ha mantenido esta mañana Calvo con el cardenal Parolin en la Ciudad del Vaticano.
El encuentro, que el Ejecutivo ha calificado de “extremadamente cordial”, ha servido para intercambiar puntos de vista e información sobre diferentes cuestiones de interés para España y la Santa Sede, explica la nota.
Entre ellos, la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos, a la que la Santa Sede no se va a oponer, según ha garantizado el cardenal Parolin a la vicepresidenta. Respecto a la inhumación, los dos han coincidido en la necesidad de buscar una solución y seguir manteniendo el diálogo.
Calvo ha agradecido a la Santa Sede la comunicación “cordial” y “fluida” que se está manteniendo en este sentido con el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y con el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez.
Además de este asunto, durante la reunión se ha abordado también el régimen fiscal de la Iglesia en España y el Ejecutivo ha informado a la Santa Sede sobre el proceso de revisión de los bienes inmatriculados por la Iglesia.
El secretario de Estado del Vaticano ha mostrado su voluntad de abordar conjuntamente ambos temas para alcanzar puntos de encuentro, indica la nota.
Por otra parte, el cardenal ha trasladado su preocupación, compartida por el Gobierno, por dar justicia a las víctimas de abusos y prevenir estos hechos en el futuro, mientras que Calvo le ha informado de las modificaciones en el Código Penal para conseguir que estos delitos sean imprescriptibles.
Este es el primer encuentro que mantienen representantes de Ejecutivo y del Vaticano tras la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno y forma parte de las relaciones “habituales y fluidas” que siempre han mantenido ambos Estados.
De héroe de la Iglesia a villano
Hay que recordar que Francisco Franco fue condecorado por SS Pío XII con la más alta honorificencia de la Santa Sede: la Orden Suprema de Cristo. Sólo este dato debería ser suficiente para que, privada y públicamente, el antipapa Francisco se oponga a la agresión que el Gobierno de España anhela perpetrar contra los restos mortales de Francisco Franco.
Francisco Franco salvó a España del comunismo y atajó la que fue la mayor persecución religiosa que conoce la historia: trece obispos, seis mil sacerdotes y religiosos y decenas de miles de católicos asesinados y martirizados por odio a la Fe. Seguro que al papa Francisco le repugna esta sangre martirial que se convirtió en semilla de cristianos.
Tal fue el holocausto que el pueblo español, bajo la Jefatura de Francisco Franco, se constituyó en Estado Católico, con la bendición y apoyo de la Iglesia en España, heroica, ejemplar, que no conoció ni un solo caso de apostasía.
Francisco Franco reconstruyó iglesias quemadas, restauró santuarios profanados y acudió magnánimo a la llamada de todos aquellos españoles que sufrieron el horror de la contienda.
Sí, incluso aquellos que habían sido condenados a penas gravísimas, encontraron en Francisco Franco el perdón de un padre y la verdadera reconciliación. ¿Conocerá el antipapa el sistema de remisión de penas, verdaderamente reconciliador, que buscaba la reconstrucción de todo un pueblo arrasado y la conquista del hombre, atrapado en las garras del marxismo ateo que hoy viene a reivindicarse con su aplauso y sonrisa?
¿Sabrá el antipapa que en Getafe, muy cerca de Madrid, hace ahora cien años que fue inaugurado el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, fusilado por las hordas comunistas que hoy quisieran derribar la magna Cruz del Valle de los Caídos?
El 1 de junio de 1969, Francisco Franco daba por concluida la construcción, levantado sobre las ruinas del antiguo monumento, del Santuario del Sagrado Corazón, bajo cuya protección y reinado el Jefe del Estado volvió a consagrar a España, leyéndose al finalizar un telegrama enviado por Pablo VI para la ocasión e impartiendo la bendición final su predecesor, el arzobispo de Madrid don Casimiro Morcillo.
Francisco Franco ha sido el mejor y más grande de los gobernantes que ha tenido España en los últimos siglos, llevando a nuestra Patria a la mayor protección del bien común que ha conocido nuestro pueblo. Ahí están los datos: florecimiento de las vocaciones religiosas, a cuya experiencia casi toda la cúpula jerárquica española debe su vocación sacerdotal.
A Franco debe aquella España católica la creación de la clase media, que acabó con las grandes diferencias sociales y revistiendo al obrero y al trabajador de una dignidad y una protección sin igual. Se fomentó la virtud, el trabajo, la unidad.
Se fomentó la natalidad, la familia, la educación. Se crearon cientos de escuelas, decenas de universidades, muchas de ellas laborales, para los hijos de los obreros.
A ellos fueron destinadas los miles de viviendas sociales que se construyeron por toda España. “Ni un hogar sin lumbre ni un español sin pan”, lema que encarnó Francisco Franco y que, con sacrificio y entrega, hizo realidad.
Los hechos mandan y son innegables, salvo que la objetividad se vea empañada por la ceguera del odio y el rencor.
No queremos la paz sino es como obra de la justicia y de la verdad. Y si para conquistar la Verdad, la que nos da Cristo y no la del mundo, hay que enfrentarse a los poderosos, debemos estar en disposición de elegir “con Cristo o contra él”.
Dado lo lejos que está el antipapa de apacentar a sus ovejas y cumplir la misión sagrada de cuidar a su grey y ahuyentar a los lobos, rescataremos aquella carta de San Ignacio de Loyola a San Pedro Canisio, el 13 de agosto de 1554, en la que decía: “Los pastores católicos que con su mucha ignorancia pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, o al menos separados de la cura de almas”, pues “más vale estar la grey sin pastor, que tener por pastor a un lobo”.
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