El régimen de Israel ofrece apoyo tecnológico a varios países de Oriente Medio y de otras partes del mundo para que le ayuden en mejorar su imagen en el mundo.
En la antigua Grecia, se creía que las sirenas eran criaturas marinas mitológicas – las que encadenan en su definición -poseedoras de una voz musical hipnótica, que aturdía la razón de los marineros que pasaban junto a sus costas, conduciéndolos a su muerte. Seres, por tanto, dotadas de una mortal perversidad.
En el presente, en el plano de la política internacional, existe una entidad que emite esos cantos de sirena, confundiendo la razón, la brújula moral y la capacidad de los gobiernos de distinguir, entre el apego al derecho internacional o lo que simplemente lo viola, en pos de anhelos de poder y corrupción. Por tanto encadena su actuar y sus alianzas al delito.
Esa sirena moderna, con características de ignominia es,metafóricamente hablando, el régimen israelí, que como parte de su política de relaciones públicas o hasbará pretende mejorar la pésima imagen internacional producto de su violación de los derechos humanos del pueblo palestino y la política de desestabilización que lleva a cabo sobre los países vecinos – en especial Siria y El Líbano –
El Sionismo y sus tentáculos
El régimen israelí ha establecido un trabajo de acercamiento con gobiernos latinoamericanos y con monarquías y gobiernos árabes, prometiendo a estos últimos apoyo en labores de inteligencia frente a lo que denomina “un enemigo común” – haciendo referencia a la Revolución Islámica de Irán -como también dotarlos de beneficios materiales, tecnológicos, y militares como fruto de esas relaciones retorcidas con una entidad criminal, acusada por sus crímenes de guerra y lesa humanidad.
Todo ello voladores de luces, que terminarán repercutiendo negativamente en la imagen de aquellos países, que estrechan lazos con una entidad permanentemente denunciada por sus prácticas violatorias del derecho internacional.
En el caso de las relaciones con la Casa Al Saud, Jordania, Egipto, Omán y Emiratos Árabes Unidos reflejan la traición por parte de esos gobiernos alejados de los sentimientos de sus pueblos con relación a la solidaridad y apoyo a la causa del pueblo palestino.
Para Mohamad Shtayyeh, consejero del presidente palestino, Mahmud Abás, tal camino deja atrás el sistema de valores y el pacto político y social árabes “Es el inicio de una normalización pública y el fin de la iniciativa de paz árabe” refiriéndose con ello a una propuesta del año 2002 de la Liga Árabe, donde se estableció que sólo concretarían lazos diplomáticos con Israel a cambio de un acuerdo de paz que cree un Estado palestino que recupere todos los territorios ocupados o anexionados desde la guerra de 1967.
Hoy los cantos de la sirena sionista, que trae aparejadas las notas de la administración estadounidense, como apoyo a monarquías y gobiernos corruptos, avizora que más temprano que tarde dichos gobiernos caerán bajo el levantamiento de sus pueblos.
Tel Aviv lanza sus ofertas seductoras a Guatemala, Honduras, Colombia, Argentina, Chile, Paraguay, que a través de sus gobiernos de derecha estrechan vínculos con la entidad sionista. Algunos gobiernos – entre ellos Guatemala, Honduras y el recién asumido presidente brasileño Jair Bolsonaro – han decidido trasladar sus representaciones diplomáticas desde Tel Aviv a Al-Quds – Jerusalén – pasando a llevar con ello determinaciones del Consejo de seguridad de la ONU, que a través de la Resolución Nº 478 adoptada el 20 de agosto de 1980 estableció, que la decisión de Israel de definir a Jerusalén como “su capital eterna e indivisible” es contraria al derecho internacional.
Sin embargo, el trabajo llevado a cabo por la diplomacia sionista, la compra de voluntades, la corrupción manifiesta, acompañado de la potente influencia estadounidense, las presiones políticas y económicas de Washington han mellado ese respeto al derecho internacional, permitiendo que Israel, a través de numerosos proyectos en las áreas tecnológicas, de seguridad, temas hídricos y principalmente militar – que lleva aparejada el pago de coimas a las castas políticas, cuerpos uniformados y el manejo de medios de información y redes sociales, que cumplen el papel de limpiar la imagen de Israel frente a las críticas que puede generar el establecer contratos con una entidad trasgresora del derecho internacional como es Israel. Un escenario donde cumple un papel fundamental el cristianismo sionista en países como Brasil, Guatemala, Honduras y Estados Unidos. Fuertes financistas y apoyo políticos del sionismo.
En el caso brasileño la conducta seguida respecto a Israel resulta desconcertante. Esto, pues gobiernos como el del ex presidente Lula da Silva, que reconoció el año 2010 al Estado Palestino y una larga tradición de apoyo a las reivindicaciones de autodeterminación y defensa de los derechos humanos del pueblo palestino, en orden a respetar el derecho internacional, a pesar de ello los gobiernos brasileños no han dejado de firmar jugosos contratos entre sus industria militares, generando un intercambio de tecnología y distribución de clientes en amplias zonas del mundo. Para Israel, Brasil es una punta de lanza para la introducción de la industria militar sionista en el continente. Idea que bajo el nuevo gobierno del ultraderechista, evangélico y ex militar Jair Mesías Bolsonaro se intensificará.
En un comunicado de prensa que traigo a colación, dado a conocer el año 2011 por la organización pro palestina Stop the Wall se denunciaba el peligro que entrañaba las numerosas y estratégicas relaciones militares entre Brasil e Israel. Una denuncia que está plenamente vigente. En una treintena de páginas el informe de Stop the Wall señalaba que la industrias militares de ambos países habían firmado programas militares por mil millones de dólares, estableciendo empresas conjuntas. Demostrando el esfuerzo de Tel Aviv de penetrar los mercados latinoamericanos, estableciendo incluso una oficina de las Fuerzas Armadas Brasileñas en los territorios ocupados.
Se firmaron acuerdos en materia de seguridad clasificados como de alto nivel que proyectaron contratos para la copa del mundo del año 2014 y los juegos olímpicos del año 2016 que fracasaron gracias a la gestión de las organizaciones y activista de la campaña de boicot, desinversión y sanciones – BDS – demostrando que seis de las siete empresas que competían por los contratos de seguridad para esos eventos estaban relacionadas con crímenes de guerra o acusaciones de espionaje. Igualmente las sospechas es que se dejaron latentes una serie de contratos que se teme sean reflotados, a todo lo alto, por el gobierno de Bolsonaro, que ha expresado su estrecha alianza política, ideológica y económica con Israel. En octubre de 2014, la empresa israelí International Security and Defense Systems (ISDS) anunció que había obtenido la adjudicación de un contrato por parte del Gobierno brasileño, valorado en 2200 millones de dólares, para coordinar la seguridad del gigantesco acto deportivo del 2016, sin embargo el año 2015 dicho contrato fue cancelado.
Bolsonaro que suele ser acusado de incontinencia verbal ha sostenido reiteradamente y lo reafirmó en los encuentros que sostuvo con el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu de visita en Brasil durante cinco días – asistiendo a su investidura – que “más que socios, seremos hermanos en el futuro, en economía, en tecnología, todo lo que puede beneficiar a nuestros dos países”, dijo el presidente brasileño. Manifestando además que trasladará próximamente la Embajada del país sudamericano de Tel Aviv a Jerusalén y visitará los territorios ocupados en marzo próximo. El traslado de la legación brasileña le va a significar más de un dolor de cabeza a Bolsonaro pues ya la Liga árabe sostiene, que concretar dicha decisión va a perjudicar las relaciones de Brasil con los países árabes, lo que implicaría un fuerte golpe económico al gigante sudamericano.
Un recorrido por la prensa europea muestra un análisis bastante similar al sostener que“El giro conservador de la región, apuntalado por la llegada del “Trump de los trópicos” a la presidencia de Brasil empieza a materializarse como un nuevo eje entre Washington, Brasilia y Jerusalén, ciudad a la que también Honduras trasladará su embajada. La política exterior de las Américas de los años 2000 experimenta en estos días un giro de 180 grados. Atrás quedó la era marcada por las alianzas bolivarianas y otros gobiernos de izquierda, que privilegiaron el trato con Teherán y Damasco, enfrentándose con el gobierno israelí.
Atrás quedó la tirante relación entre Barack Obama y Benjamín Netanyahu, el momento más tirante entre los viejos aliados.
La llegada de Donald Trump al poder, el aislamiento de Venezuela y Nicaragua enfrascados en una crisis política y económica sin precedentes, la salida de la presidenta argentina Cristina Kirchner y ahora la asunción del ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil redibujan la política exterior de la región, en particular hacia Oriente Medio”
El caso de Guatemala es singular pues este país gobernado por el evangélico y comediante Jimmy Morales, dos días después de la inauguración de la Embajada estadounidense en Jerusalén el día 14 de mayo de 2018, estableció su propia representación diplomática, seguido en la idea por el saliente gobierno paraguayo (en una decisión posteriormente revertida).
Guatemala ha tenido estrechos vínculos con el sionismo, que se remontan al origen mismo de la entidad sionista e intensificados durante la guerra interna que sacudió a este país centroamericano entre los años 1960 a 1996 donde Israel fue el principal proveedor de armas y preparación de las fuerzas militares contrainsurgentes que generó la muerte de 200 mil guatemaltecos y la desaparición de 45 mil opositores a los gobiernos dictatoriales de aquel país.
Según la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, las fuerzas gubernamentales fueron responsables de 93 % de la violencia del conflicto y los grupos guerrilleros de 3 % donde el 4 % no ha sido posible de identificar. Fernando Romeo Lucas García (1978-1982) y Efraín Ríos Montt (1982-1983) fueron dos de los dictadores que gozaron del más amplio apoyo y amistad por parte de Israel, para cometer sus crímenes contra el pueblo guatemalteco, en especial su población indígena. El propio Ríos Montt señalaba que gracias al sistema de vigilancia computacional, asesoramiento y entrenamiento en técnicas contrainsurgentes , técnicas de inteligencia y el despliegue de 300 asesores israelíes proporcionados por el gobierno israelí de la época fueron decisivos para entrenar a sus soldados y así vencer a los insurgentes. Su máxima como evangélico era que Guatemala debía ser pacificada mediante la biblia y las ametralladoras.
Honduras, bajo la presidencia de Juan Orlando Hernández, quien llego a la primera magistratura bajo acusaciones de fraude, también ha decidido estrechar lazos con Israel, más con la mirada puesta en las simpatías que tal decisión podría despertar en Donald Trump y los grupos evangélicos que lo apoyan, que los beneficios que le puede arrojar a su país. Hernández ha señalado que “trasladaremos nuestra Embajada de Tel Aviv a Jerusalén y EE.UU., Israel y Honduras se convierten en aliados estratégicos comprometidos con el desarrollo y la seguridad”. La decisión de Hernández ha suscitado una fuerte polémica en Honduras ya que se sostiene que esta decisión se toma bajo la sombra de las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, de cortar la ayuda a Honduras por su fracaso de detener el avance de una carava de migrantes hacia EE.UU.
Armas y Corrupción
Con Chile, la entidad sionista ha estrechado relaciones desde la época de la dictadura militar encabezada por el fallecido general Augusto Pinochet, que significó dotar a las Fuerzas Armadas chilenas de material de guerra israelí: armas ligeras, vehículos antidisturbios, lanzamisiles, misiles, entrenamiento militar y apoyo en labores de inteligencia. Todo ello intensificado tras el año 1977 cuando se declara el bloqueo a Chile en materia militar por parte de la administración estadounidense del ex Presidente Jimmy Carter. La documentación sobre las relaciones entre la dictadura militar chilena e Israel ha sido exigida por familiares de ejecutados políticos chilenos al gobierno israelí el año 2016 sin que hasta ahora los más de 19 mil documentos hayan sido entregados.
Pero, no sólo la dictadura militar de Pinochet generó lazo estrechos con el sionismo, sino también gobiernos postdictaduras como fue el caso de la primera administración de Sebastián Piñera – 2010 al 2014 - que a través del Ministro del Interior de la época (quien también ocupó la cartera de Defensa) y reconocido sionista Rodrigo Hinzpeter, junto al ex Ministro de defensa Andrés Allamand generaron una estrecha alianza con empresas de armas israelíes que hoy han salido a la luz por estar implicadas en el llamado caso de las facturas duplicadas, que implican el desfalco al estado chileno de 250 millones de dólares que podrían verse incrementadas al calor de la investigación que se está llevando a cabo y que ha mostrado la enorme corrupción al interior del Ejército chileno. Estas empresas investigadas por el Ministerio Público y la Justicia Militar investigan en absoluto sigilo la existencia de presuntas facturas duplicadas en la contabilidad del Ejército, asociadas a operaciones de venta de armas y sistemas bélicos realizadas a través la maestranza castrense, FAMAE, y empresas extranjeras como la israelí Rafael Advance Defense Systems y Elbit System.
Las empresas mencionadas, tanto en Brasil (Israel Aircraft Industries (IAI) y Elbit Systems) como en Chile,son empresas componentes del complejo militar industrial sionista y directamente implicadas, no sólo en el suministro al ejército de ocupación israelí de armamento utilizado para cometer lo que el Informe Goldstone de la ONU caracteriza como crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino, sino que son las que directamente construyen el muro de 720 kilómetros que rodea Cisjordania y la infraestructura que permite construir los asentamientos, lo que constituye graves infracciones de la Cuarta Convención de Ginebra y de la opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia de 2004. Los fusiles israelíes Tavor producidos en Brasil son expresamente desarrollados y probados en ataques militares reales del ejército israelí contra las comunidades palestinas bajo la ocupación.
Los casos de corrupción en que han estado involucradas las empresas de armas de Israel, son el canto de sirena sionista, el otorgar apoyo, establecer mecanismo de compra y ventas de armas donde las comisiones que se mueven en estos multimillonarios negocios suelen financiar las actividades políticas de gobiernos aliados de Israel bajo la idea de “todo sirve para evitar el aislamiento”.
Bien sabe el régimen israelí que la mejor forma de comprar voluntades es comprar a la casta política, acallar a los medios de información, tejer redes que permitan chantajear e influir sobre decisiones que pueden significar una condena a Israel en el seno de organismos internacionales, el traslado de una Embajada desde Tel Aviv a Jerusalén con toda la carga simbólica que ello significa.
El formar soldados, políticos, invitar parlamentarios que luego serán utilizados como punta de lanza de la penetración sionista en Latinoamérica. Cantos de sirena que pueden llevar al despeñadero a aquellos sordos, ciegos y mudos que se venden por un plato de lentejas.
https://www.hispantv.com/noticias/opinion/407688/israel-relaciones-america-latina-bolsonaro