Se siguen presentando los ministros del gabinete más derechista de los últimos tiempos y anuncian descaradamente los ataques que vendrán.
Este miércoles asumió el nuevo ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, y en su primer discurso anunció que "los pilares" de su gestión serán la reforma del sistema de pensiones, "privatizaciones aceleradas", una profundización de la reforma laboral sancionada durante el gobierno del golpista Michel Temer, y la "simplificación tributaria".
Guedes dijo que las reformas estructurales que Bolsonaro propondrá al Congreso serán las "paredes de sustentación" del llamado "techo de gastos", un mecanismo instaurado por el Temer para “controlar y equilibrar las cuentas públicas”.
El flamante ministro consideró que la reforma del sistema de pensiones será el "primer y mayor" desafío de su gestión, ya que a su juicio, actualmente se trata de una "fábrica de desigualdades".
Intentando un falso discurso populista, dijo que "el sistema de jubilaciones es actualmente una fábrica de desigualdades. Quienes legislan tienen las mayores pensiones, quienes juzgan tienen las mayores pensiones. El pueblo brasileño, las menores". Pero la reforma que prepara es profundamente regresiva y perjudicial para jubilados y pensionados.
Guedes, un economista neoliberal ortodoxo formado en la Escuela de Chicago, asume como titular de un “Súper ministerio” en el que fueron fusionadas las carteras de Hacienda, Planificación e Industria y Comercio. Además, recibió una "carta blanca" de Bolsonaro para comandar toda la política económica.
En su discurso, también dijo que "libertará" a los brasileños desempleados y que "no contribuyen con el sistema de pensiones" y les dará "la opción" de contar con un régimen alternativo, sin derechos laborales donde los aspirantes a un empleo deberán negociar su contrato directamente con el empresario.
Esto rompería varios puntos de la actual legislación laboral brasileña, confirmando lo que tanto Guedes como Bolsonaro defendieron durante la campaña electoral: una profundización de la reforma laboral puesta en marcha a finales de 2017 por la administración de Temer.
Bolsonaro llegó incluso a afirmar que los trabajadores tendrían que elegir "entre más derechos o más empleo".
Guedes también evaluó que los gastos del Estado "siempre fueron el talón de Aquiles de todos los intentos de estabilización" y "el mal mayor" de la economía brasileña.
"Hemos experimentado todas las disfunciones financieras en torno a ese proceso (...) Ahora estamos respirando la sombra de una tranquilidad, pero es una falsa tranquilidad, la de la paralización económica", dijo.
En línea con su propuesta de un "Estado mínimo", explicó que su cartera impulsará "privatizaciones aceleradas" y la "simplificación y reducción de impuestos", además de la aprobación y profundización de las reformas "estructurales".
Con esta agenda antiobrera y antipopular, el economista ya es considerado “el hombre fuerte” en el nuevo gobierno. El ministro lo negó, asegurando que "no existe eso de súper ministerio" y adelantó que habrá una "construcción conjunta" de la política para la remontada de la economía brasileña.
"Nadie va a arreglar los problemas de Brasil solo.
Habrá una construcción conjunta, de los Tres Poderes, con la prensa, el cuarto poder", manifestó, en una descarada alusión a los grandes medios que junto al poder judicial, jugaron un rol fundamental para sostener y justificar el golpe institucional de 2016, el gobierno antiobrero y represor de Michel Temer y la inédita manipulación electoral llevada a cabo para encumbrar a los candidatos del establishment, primero Geraldo Alckmin y luego Jair Bolsonaro.
Pero los trabajadores, los pobres de las ciudades y el campo, los estudiantes combativos, los pueblos originarios, los sin tierra y los sin techo, si se deciden a hacerlo, pueden demostrar que su poder es mil veces superior.
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