Maria Nely Rivas, Juan Sebastian Chamorro y Adán José Aguerrí, de la Alianza Cinica Golpista |
Hay mentiras de mecha corta que rápidamente se detectan como un catarro o un embarazo, pero hay otras que tardan un poco más, pero al final el efecto es el mismo porque la verdad termina saliendo siempre a flote.
Eso es algo así como el problema que en caliente luce enorme, descomunal, grave e insalvable, pero el mismo problema ocho días después ya no es tan tremendo porque como después de toda tempestad las aguas terminan volviendo a sus niveles correctos.
Digo esto porque el país retorna a su normalidad en la medida que la visión imperial, que hace unas semanas atrás tenía a Nicaragua en el centro de su mira telescópica, lista a ejecutarnos sumaria e injustamente porque así se lo habían pedido de rodillas sus lacayos nacionales, hoy al menos parece haber puesto en modo de espera su agresión porque se ha dado cuenta que nuestros pinochos criollos le inventaron una de MacGuiver para meterlos de cabeza en un asunto que le complicó las cosas a Nicaragua ciertamente, pero que también descarrilo a Centroamérica.
No digo que Estados Unidos congeló su obsesión fatal por acabar con todo lo que le representa el sandinismo que los venció y los humilló en Nicaragua, pero me llama la atención que uno de sus figurines, Juan Sebastian Chamorro, ya salió declarando que la situación del país requiere de un diálogo, concertado única y exclusivamente entre nacionales, sin injerencias o mediaciones extranjeras, incluidas las del imperio, lo que francamente me llama la atención, porque una opinión de esa naturaleza, unos meses atrás, cuando este Chamorro, se creía el presidente que sucedería a Daniel Ortega y se imaginaba al embajador gringo poniéndole la banda era impensable y lo único que me dice es que algo está pasando y que los puchos se disolvieron tanto, que comienzan a verse solos y abandonados y que ahora están reducidos a la condición de bagazos, tal y como y se los advertimos cuando desde aquí insistimos que los estados Unidos no tienen amigos sino intereses y que aquellos que se quedaron viendo que llegaban portaviones y que los marines se lanzaban en paracaídas, ahora no saben qué hacer ni dónde meterse por lo que prefieren hablar en voz baja o no hacerse notar.
Si usted hace un repaso de todos aquellos valientitos que ante las cámaras del diálogo nacional juraban hasta con los dedos de los pies que tumbarían al actual gobierno, electo constitucionalmente por los nicaragüenses, hasta para el próximo 2022 se dará cuenta que sus auto llamados líderes o no están porque andan huyendo de la justicia o no quieren decir nada o no quieren visibilizarse porque saben, no que van perdiendo, sino que perdieron y lo perdieron todo, porque además de haber sido un fracaso político perdieron el respeto, la decencia, el honor, la dignidad y hasta el derecho de llamarse nicaragüenses porque traicionaron a su país al coludirse con el imperio para destruirlo.
Que la comunidad internacional nos está observando, sin duda, pero lo que observa es que el telón de la mentira que Estados Unidos abrió para tumbar al sandinismo del poder, a través de un golpe contra el estado, se vino al suelo y por eso mismo por allá se oyen a los tres obispos del mal musitar alguna sílaba, allá se oyen los del COSEP tratando de opinar en algo, pero muy bajito, por allá se oyen algunos ONGs que fueron ácidos, pero que ahora no salen de sus oficinas.
Estados Unidos sabe que fue estafado.
Los mismos golpistas del MRS, junto a otros de sus tontos útiles reconocieron, que cuando antes del 18 de abril, iban a Washington a pedir apoyo para sus fechorías, los congresistas más radicales y enemigos del sandinismo les decían que cómo podían apoyar una revuelta en Nicaragua si aquí no había prisioneros políticos, ni periodistas censurados, ni medios de comunicación cerrados, ni manifestaciones restringidas y que por el contrario había tanta estabilidad y paz que la economía crecía a la par de la popularidad de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Hoy la comunidad internacional se comienza a descubrir usada por la brutalidad enfermiza de Estados Unidos y por las mismas razones el imperio se sabe solo contra una Nicaragua que ha respondido a la amenaza externa del Tío Sam y a la interna del terrorismo golpista con una actitud ante la que debemos ponernos de pie para aplaudirla porque ha puesto una y otra vez la mejía a sus verdugos logrando que la nación identifique en sus gobernantes pacificadores que no se dejaron seducir de ninguna forma por el resentimiento.
Asumir el reto de enfriar la embestida criminal fue posible por la enorme madurez y experiencia de quien se convirtió en una marqueta de hielo para enfrentar la situación.
Si esto no hubiese sido así nos sepulta como nación que era el cometido de la maldad, porque una actitud contraria y desesperada pudo habernos llevado a escenarios dantescos que al haberse evitado hoy permiten que la comunidad internacional confiera al gobierno de Nicaragua la confianza para que desde su propia soberanía sea quien decida qué hacer y cómo sacar adelante a este país bendito que se levanta con determinación dispuesto a cerrar las heridas que recientemente lo desangraron.
Ya aquella demoledora campaña de mentiras sobre la cual se montó todo el golpe contra el estado dejó tan al descubierto la perversidad de sus autores que estos ahora desaparecen entre lágrimas llorando sus fracasos montados en aviones que a otros nos recetaron en su momento, otros que se saben tan contra la pared que ven fantasmas que los persiguen por todos lados y se declaran asediados y otros que ni modo se quedaron sin nacionalidad por sedición.
El repertorio de las culpas es inmenso y tan grande que la comunicad internacional, que no apoya la atracción fatal de Estados Unidos contra Nicaragua, lo que observa no es a un pueblo lanzado a las calles en protesta contra la supuesta dictadura que vendió el vandalismo interno, sino a un pueblo que quiere trabajar, que quiere paz, que se moviliza multitudinariamente por ella, que quiere ver al futuro, que quiere hacer de su crisis una oportunidad para volver a empezar y eso es un mensaje más que claro para el mundo que se abre a nosotros.
Por supuesto que todo eso molesta y perturba al imperio porque se siente, igual que sus lacayos nacionales aquí, descubierto y evidenciado y por eso, como para no dar su brazo a torcer, llueve sobre mojado con sus torpezas y el último de sus zarpazos lo lanza contra la Vicepresidenta de Nicaragua Rosario Murillo, a quien la oficina del tesoro, el tesoro de todo lo que Washington ha robado a los pueblos del mundo, para usarlo en contra de los derechos humanos de la humanidad, señala de abusos contra los nicaragüenses, lo que francamente no veo que haga mella en alguien que como ella es la fortaleza personificada.
Estados Unidos igual que hicieron sus golpistas siguen uniendo a los nicaragüenses alrededor del FSLN y sus autoridades de gobierno y el mundo lo sabe y por eso ya lo que oímos es al imperio solo contra nuestro país, mientras que, en silencio, sin mucho alarde Daniel Ortega y Rosario Murillo hacen lo que les corresponde para hacer efectivo un gobierno soberano que no está colgado como estrella en la bandera ante la cual se cuadran los que se creen más gringos que nicas.
Estados Unidos tiene demasiados problemas que resolver como para meterse a uno gigantesco con Nicaragua que es junto al pueblo de Vietnan dos de las únicas naciones en el mundo donde el Águila Real ha clavado pico y no es que esté diciendo que tenemos capacidad militar para vencer a tan semejante monstruo, aunque Sandino ya les haya dado su merecido, sino que nuestro poder está en nuestra dignidad, en nuestra inteligencia, en hacer de la razón nuestra fuerza y es por eso que precisamente estamos en pie hablando con quien tengamos que hablar para continuar siendo libres.
QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.
Por: Moisés Absalón Pastora.