Argentina, El cordobés Javier Llorens cultiva un método que bien puede llamarse paranoico crítico, denominación que acuñó Salvador Dalí.
Habrá quienes crean que se basa en demasiadas suposiciones encadenadas, pero lo cierto es que esas conexiones no parecen laxas, sino tan lógicas como sólidas. Esta investigación suya, en base a información pública, merece ser tomada muy en serio.
Sobre todo porque encaja perfectamente con lo que sabemos del elenco gobernante, más cipayo y entregador que muchos, acaso la mayoría de los militares asesinos de la dictadura y, estoy convencido, incluso mas que los invasores británicos que ocuparon Buenos Aires a comienzos del siglo XIX.
Hasta el punto de que lo que más nos chocó es que se le diera crédito a Daniel Santoro, El Malo, periodista impune de Clarín, Premio Rey Emético de España, a quien Pájaro Rojo desprecia.
Por lo demás, es preciso leer con detenimiento esta nota, que merece ser comentada por los familiares de los marinos siniestrados y por quienes son los miembros más activos en la Comisión Bicameral de Investigación del hundimento, como el mendocino Guillermo Carmona y la correntina Araceli Ferreyra, compañeros en los que ciframos nuestras esperanzas de que se esclarezca en que circunstancias se hundió el submarino. JS
ARA SAN JUAN: las macabras mentiras y negocios petrolíferos del Gobierno con la compañía inglesa Ocean Infinity
Como una última injuria a los 44 tripulantes desaparecidos con el submarino ARA San Juan, su búsqueda estuvo llena de engaños a la opinión pública, contando con la complicidad de los medios afines al Gobierno.
Que ocultaron que Ocean Infinity es una compañía inglesa con filial en Estados Unidos; que el Seabed Constructor es un buque de exploración y servicios petroleros; que fue expulsado de Islandia por efectuar investigaciones clandestinas disfrazadas de rescate de un buque hundido; que su propietario es la compañía inglesa Swire; que el Gobierno llamó a licitación para exploraciones petroleras en áreas que el Saebed Constructor estaba barriendo furtivamente sin conexión satelital, perdiendo el tiempo, en lugar de ir directamente al lugar dónde se emcontraba hundido el ARA San Juan, dónde sospechosamente en el último día de búsqueda lo encontró,justo al cumplirse el aniversario de su desaparición.
Y que en caso de controversia se sometió la jurisdicción de sus exploraciones a la CPA (Corte Permanente de Arbitraje) de La Haya… donde está la sede de la compañía angloholandesa Royal Dutch Shell.
Los grandes diarios informaron a mansalva que la compañía Ocean Infinity que el Gobierno contrató en agosto pasado para que efectuara la búsqueda del desaparecido submarino ARA San Juan era estadounidense.
No obstante una simple consulta en la web revela que Ocean Infinity Seabed Intelligence (Océano Infinito Inteligencia del Mar profundo) es inglesa, con domicilio en Grosvenor Street 6, Londres. Con filial en la ciudad petrolera de Houston, Texas, en Broadfield Boulevard 1.400, filial con la que el Gobierno firmó el contrato tratando de disimular.
Gobierno y grandes medios también ocultaron que Ocean Infinity está dedicada a relevamientos y encuestas hidrográficas, e inspección y construcción de tuberías petroleras, para lo que ofrece un “completo sistema de exploración de los fondos marinos que permite realizar múltiples tareas. Nuestra amplia gama de sistemas y equipos a bordo permite inspeccionar, reparar o recuperar los descubrimientos realizados durante un levantamiento…
Nuestro enfoque incrementa dramáticamente la productividad y reduce el tiempo de inactividad, ahorrando tiempo y dinero a los clientes con nuestra embarcación multiusos ‘ventanilla única’”
https://oceaninfinity.com/
En su portal la compañía destaca que su director técnico es Joshua Broussard que “tiene más de 10 años de experiencia en la gestión de proyectos de ingeniería en tierra y en alta mar para las principales compañías de petróleo y gas marinas.
Su carrera temprana le proporcionó experiencia como técnico de automatización y controles, trabajando en instalaciones en tierra y en alta mar.
Ha desempeñado funciones de liderazgo en proyectos para el desarrollo de sistemas de remediación ambiental no tripulados, sistemas ROV, sistemas de comunicación distribuidos e instalaciones de equipos robóticos.”
A su vez la propietaria del buque Seabed Constructor es la antigua compañía inglesa Swire, que tiene un siglo y medio de existencia.
La misma que, con motivo de las explotaciones de hidrocarburos offshore que comenzaron en la década del ’70 –tras la decuplicación del precio del petróleo por el embargo petrolero árabe motivado por la guerra de Yom Kippur– se dedicó a la “prestación de servicios de apoyo en alta mar a la industria internacional del petróleo y gas… Incluidas la exploración, perforación y producción, tendido de tuberías, construcción submarina y movimientos de plataformas”.
https://www.swire.com/en/businesses/marine_services.php
Exploraciones furtivas
Por su parte el buque Seabed Constructor, o Constructor en el fondo del Mar, como lo indica su nombre en inglés, está dedicado esencialmente a la actividad petrolera offshore. Y lleva la bandera noruega porque en los papeles pertenece a Swire Seabed, la filial noruega del grupo Swire.
En diciembre de 2016, al recibir el Seabed Constructor (anteriormente llamado Olympic Athene) Arvid Pettersen, el CEO de Swire Seabed dijo: “La decisión de invertir en este barco submarino de alta calidad es parte de la estrategia de crecimiento a largo plazo de Swire Seabed. Nuestro contrato con Ocean Infinity permite a la compañía establecer un departamento de relevamientos [de fondos marinos] que puede procesar y presentar grandes cantidades de datos de alta calidad a nuestros clientes”.
El Seabed Constructor se unió así a la flota submarina de Swire Seabed, integrada por el Seabed Worker(Trabajador del Fondo Marino), el Seabed Supporter (Apoyador del Fondo Marino), y Seabed Prince(Principe del Fondo Marino) diseñados para realizar una gama de trabajos de construcción ligera, IMR (Inspección, Mantenimiento y Reparación) y topografía tanto en el sector de petróleo y gas como en el de renovables. En esa oportunidad Pettersen aseguró que el nuevo barco trabajaría en operaciones globales de AUV (Autonomous Underwater Vehicles – Vehículos Submarinos Autónomos) como parte de un contrato de seis años con Ocean Infinity.
Por su parte los grandes medios argentinos no solo ocultaron que el Seabed Constructor es un buque de investigación y operación petrolera, sino también que había sido expulsado escandalosamente de Islandia a principios del 2017 bajo sospecha de explorar clandestinamente el fondo marino por encargo de la ignota compañía inglesa Advanced Marine Services.
Lo que habría hecho encubriendo dicha exploración como una operación de rescate del SS Minden, un buque mercante alemán hundido durante la Segunda Guerra Mundial. Buque que según su manifiesto de carga no transportaba nada de valor.
Las maniobras realizadas por el Seabed Constructor con esa excusa, navegando en círculo dentro del mar territorial islandés, llamaron la atención de la Guardia Costera de ese país, que envío uno de sus buques y un helicóptero para interceptarlo. Y ante las respuestas contradictorias dadas por parte de su tripulación, la Guardia Costera le requirió que regresara inmediatamente al puerto de Reikiavik, dónde interrogó a su tripulación e investigó sus registros y equipos.
Seguidamente, ante la sospecha que el Saebed Constructor estaba involucrado en relevamientos marinos ilegales y no autorizadas en aguas islandesas, le ordenó retirarse del mar territorial de Islandia. Este antecedente, como se verá más adelante, aporta la explicación de porqué extrañamente el Saebed Constructor, tras hallar al ARA San Juan, en lugar de regresar triunfalmente a un puerto argentino, emprendió veloz rumbo hacia Sudáfrica.
No obstante a principios de agosto pasado, tras idas y vueltas que duraron más de seis meses, el Gobierno contrató a la compañía Ocean Infinity y al Seabed Constructor, para buscar al submarino ARA San Juan. Con la cláusula de “éxito” “no cure, no pay”, por la que convino pagar 7,5 millones de dólares, solo en el caso de que el ARA San Juan fuera encontrado.
El Seabed Constructor, está equipado con media docena de vehículos submarinos no tripulados. De la clase AUV, enteramente autónomos, los que tras cumplir su periplo, vuelven a un lugar prefijado para entregar la información recogida.
Y de la clase ROV (Remotely Operated Vehicles) que a través de cables son guiados por un operador, y están equipados con luces, cámaras, sonar, y un brazo articulado.Todos ellos llevan un sofisticado instrumental, como magnetómetros gravímetros y ecosondas, a los efectos de explorar el subsuelo de las profundidades marinas. Razón por la que Ocean Infinity publicita que sus embarcaciones son “multiuso”, de “ventanilla única”.
La otra oferta en competencia, perteneciente a la firma venezolana SEA Sistemas Electrónicos Acuáticos, en sociedad con la empresa canadiense Ocean Floor Geophysics, fue desestimada por estar condicionada a distintos eventos, que no permitían calcular su precio final. Previamente había sido anulada la preadjudicación a favor de la firma española Igeotest Geociencias y Exploraciones, del argentino Marcelo Devincenzi que había ofertado 3,8 millones de dólares, y preveía operar su ROV desde un buque de la Armada Argentina. Igeotest fue objeto de una virulenta campaña en su contra por parte de la gran prensa, como para abrirle camino a Ocean Infinity y el Seabed Constructor.
Desaparece el ARA San Juan, aparece el petróleo
A un mes de la desaparición del ARA San Juan, ocurrida el 15 de noviembre, el 13 de diciembre, al festejarse el Día del petróleo con un almuerzo organizado por el IAPG (Instituto Argentino del Petróleo) controlado por la megapetroleras, el ex ministro de Energía y Minería y ex CEO de Shell, Juan José Aranguren, anunció:
“Tenemos una de las áreas del mundo menos exploradas del mundo que es nuestra plataforma continental, por lo tanto hoy estamos informando que lanzaremos la Ronda 1 del Plan de Exploración offshore para julio del año próximo. Esta primera ronda va a incluir una vasta región de la Plataforma Austral Norte (5.000 km2); la Cuenca Malvinas Oeste (90.000km2) y la Cuenca Argentina Norte (130.000 km2)”
.https://www.argentina.gob.ar/noticias/aranguren-anuncio-la-ronda-1-de-exploracion-petrolera-costa-afuera
Al respecto el comunicado del ministerio afirmaba: “La Costa Afuera argentina es uno de los espacios más extensos y menos explorados con potencial de recursos hidrocarburíferos a nivel global, configurando una oportunidad única para la atracción de inversiones al país, y uno de los proyectos más importantes que tiene la Argentina para extender el horizonte de las reservas de gas y petróleo. Los bloques incluidos en la Ronda 1 están ubicados en las áreas ubicadas en la Cuenca Austral, Malvinas Oeste y el sector norte de la Cuenca Argentina (ver mapa).
“Se espera recibir las ofertas en el mes de noviembre de 2018 para adjudicar los Permisos Exploratorios a finales del mismo año. El ministro destacó también que “esta primera etapa será seguida en el año 2019 por una segunda Ronda, en la cual incorporaremos la Cuenca Argentina Sur que cuenta con un área aproximada de 120.000 km2”.
Respecto estos anuncios resulta notable la coincidencia del área de búsqueda del submarino San Juan con las áreas de exploración petrolera a licitar, tal como se puede apreciar en el siguiente mapa, confeccionado por uno de los expertos dedicados a analizar el siniestro del ARA San Juan. Ambas áreas, la de búsqueda del ARA San Juan y la de exploración petrolera, corresponden a una gran extensión marítima que va desde Mar del Plata hasta Caleta Olivia, ciudad donde está radicada la causa por la desaparición del ARA San Juan.
Las áreas petrolíferas coincidentes con la de la búsqueda del ARA San Juan, están divididas en las llamadas “Argentina Norte”, “Malvinas Oeste” y “Argentina Sur”, ubicadas en el borde de la plataforma marítima argentina, en cuyo abismo se hundió el ARA San Juan. Más precisamente en la última de esas áreas.
La ronda licitatoria 1 que se ha convocado a concurso, corresponde al área “Argentina Norte”, llega hasta las coordenadas 42 º y 57º y se extiende hasta cerca de la ubicación en que se encontró al ARA San Juan, en las coordenadas 46 º y 60º, tal como puede verse en la siguiente imagen:
El Gobierno tuvo información privilegiada
El Seabed Constructor comenzó la búsqueda del ARA San Juan a principios de septiembre, contando con un plazo mínimo de 60 días.
El mismo día en que se dio a conocer el hallazgo del ARA San Juan, el 16 de noviembnre pasado, el periodista de CLARIN Daniel Santoro planteó una serie de inquietantes interrogantes, en la nota “Submarino ARA San Juan: dudas sobre el derrotero que hizo el Seabed para buscarlo”, sobre todo el motivo por el cual había dejado “para lo último una pista encontrada por un buque chileno” y terminado “su trabajo en la zona recomendada por Estados Unidos y Gran Bretaña”.
Escribe Santoro: “Más allá del hallazgo, la forma en que se buscó abre una serie de interrogantes que se preguntan los expertos submarinistas: ¿Por qué los observadores de la Armada y de los familiares embarcados en el Seabed no tenían acceso al cuarto de procesamiento ni a las imágenes crudas que mandaban los minisubmarinos? ¿Por qué el Seabed empezó su primera etapa de la búsqueda, que duró dos meses, en las áreas no prioritarias fijadas en el operativo internacional?”
Y continuó: “¿Por qué se buscó recién ahora en la zona que la Armada ya había indicado en noviembre de 2017 como la más probable para encontrarlo?
¿Por qué se mandaron medios a zonas en las que se sabía, por estudios de cinemática, que era imposible que el San Juan estuviera?
¿Por qué se tomaron los indicios de supuestos ruidos de golpes en el casco como válidos o probables cuando toda la evidencia técnica sustentaba sus descartes como puntos de contacto? Según el contrato, ¿la empresa Ocean Infity podrá hacer uso de toda la información estratégica del lecho marino argentino que juntó en estos días?
Y la última duda: ¿se esperó buscar en esta área para llegar cerca de la fecha del primer aniversario y así tener más impacto?”
“Una de las respuestas… es que el 6 de noviembre el Gobierno lanzó una licitación para la búsqueda de petróleo y gas en el mar argentino y hay 20 multinacionales interesadas. Algunas de las áreas a licitar coinciden con las áreas rastreadas para buscar el San Juan.”
Stripteasedelpoder trato de averiguar concretamente que áreas habían sido barridas por el Seabed Constructor en su búsqueda del ARA San Juan. Solicitó para ello al sitio de información marítima Vessel Finder (Buscador de Buques) los trayectos efectuados por el Seabed Constructor entre el 1 de septiembre y el 16 de noviembre de este año.
Y vía mail, con la firma de Alexander Tonev, obtuvo la inusitada respuesta de que no existían registros de los trayectos del Seabed Constructor durante ese interregno, como se puede apreciar en el siguiente facsímil.
Quedço claro así el hecho de qué, como un macabro cazador furtivo de información geológica marítima, el Seabed Constructor se habría desplazado durante esas operaciones, sin conexión satelital, para no dejar rastro alguno de su tortuoso operar.
Lo que Santoro evitó profundizar es que si el Seabed Constructor obtuvo información geológica furtiva, de manera artera y macabra, ella extrañamente fue valorizada por el mismo Gobierno Nacional. Y que con el decreto que el presidente Mauricio Macri firmó el 1 de octubre (nº 872/18), al cumplirse un mes del inicio de las operaciones del Seabed Constructor, instruyendo a la Secretaria de Energía que llamara a Concurso Público Internacional para la adjudicación del área “Argentina Norte” .
Por su parte, el secretario de Energía, Javier Iguacel, doce días antes de que se anunciara el hallazgo del ARA San Juan, ratificó esa sorpresiva valorización gubernamental de la información furtiva que habría obtenido el Seabed Constructor, con el dictado de una resolución convocando a dicho concurso (65/18).
Huída hacia Sudáfrica y confusión informativa
Otra notable evidencia de la mala fe y el macabro accionar de Ocean Infinity para obtener información geológica furtiva y el correspondiente lucro económico con su venta, contando con la complicidad objetiva del Gobierno, se encuentra en el hecho inusitado de que, en lugar de regresar triunfalmente a Argentina para desembarcar a los miembros de la Armada y los familiares de las víctimas y florearse de su éxito, el Seabed Constructor emprendió una rauda huida hacia Ciudad del Cabo, Sudáfrica, desde donde había zarpado.
Desde dicho puerto regresó en avión la tripulación argentina. Ocean Infinity había prometido entregar 67 mil imágenes de los restos del submarino ARA San Juan. En medio de día de navegación podría haber llegado a la costa argentina, desembarcar a los tripulantes argentinos, reabastecerse, y entregar dicha documentación a la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez, quien tiene a su cargo la investigación del hundimiento del ARA San Juan.
No lo hizo, posiblemente porque su mandantes y comandante, imbuídos de sano temo, a raíz de lo sucedido en Islandia, temiendo que Yañez u otro juez ordenara una requisa del buque a fin de incautar toda la información obtenida durante el periplo de búsqueda del ARA San Juan, ordenaron poner proa hacia Ciudad del Cabo. Para lo que debieron demandadar los servicios de un buque tanquer para oder repostar combustible en alta mar.
Esta actitud opaca por parte del Seabed Constructor, se vio completada con la confusa y contradictoria cobertura que hizo la gran prensa argentina del hallazgo del ARA San Juan. Como para aturdir a la opinión pública, pese el autobombo que asegura suministrar información verificada por un editor, que más bien parece responsable de fake news.
Tal es el caso de Clarín, cuyos detalles respecto el hallazgo dependían del cronista que lo tratara. Brindó así sucesivas versiones contradictorias: que el Seabed Constructor había omitido revisar el punto del hallazgo; que cuando ya estaba rumbo hacia Sudáfrica reviso la cartografía y tuvo que regresar para verificarlo; que lo había dejado para el fina, porque se trataba de un área dificultosa y había preferido comenzar por las más fáciles; que el lugar del hallazgo era un punto “C” altamente probable, señalado por el sonar de alta performance del buque chileno “Cabo de Hornos” que dio cuenta de la existencia de un objeto de 60 metros, del largo del submarino; que no, que era un punto “b”, siendo lo más probable que se tratara de formaciones rocosas; que era el lugar donde se habían detectado golpes en el casco; que era el lugar más probable, por haber sido señalado por la CTBTO (Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares) que había registrado una “anomalía hidroacústica” consistente en una potente explosión-implosión.
Hasta el punto de que el cronista de florida verba Nicolás Wiñazki llegó a la cumbre de la improvisación y desconocimiento del tema, al señalar que esa anomalía acústica había sido detectada por “un organismo internacional encargado de la seguridad de los submarinos que surcan furtivos los mares del mundo” (“Un año de misterios, errores, adivinos y conspiraciones”,18/11/18)
A todo esto se sumó el extraño anticipo que se le escapó al presidente Macri, al expresar el 16 de noviembre en el acto de conmemoración del aniversario de la desaparición del ARA San Juan, un día previo a su hallazgo: “Quiero decirles que tengo la profunda esperanza, de que esta bandera, en días, pronto será plantada en el mar argentino, en el recuerdo de nuestros 44 tripulantes, que quedarán en la memoria y en el corazón de todos los argentinos para siempre.”
Lo que hizo sospechar a familiares de los marinos desaparecidos, que todo estaba previsto y guionado. Lo que no desmintió –sino todo lo contrario– la frase que lanzó el abogado Luis Tagliapietra, padre de un oficial del submarino, al dar a conocer el hallazgo: “¡Los encontramos. Como en una historia de película cuando ya parecía todo terminado!”.
https://www.lanacion.com.ar/2195140-un-jefe-naval-le-anticipo-jueza-yanez
Hubo previamente, amplios márgenes de tiempo y espacio, para que el Seabed Constructor efectuara una pre exploración petrolera cuyos datos adquirieron un alto valor venal –que puede estimarse en cientos de millones de dólares– y geopolítico para un Gobierno que de inmediato llamó a un concurso de exploración.
Así el Seabed Constructor no cobrará por “ventanilla única” por sus servicios, como dice su propaganda, sino que lo hará a través de dos ventanillas: la del Gobierno y la de los mega interéses existentes en torno la explotación del petróleo. Lo que constituye un pingüe negocio, en sociedad con el Gobierno, a costa de los 44 marinos fallecidos del ARA San Juan, y la angustia y desazón de sus familiares.
Todo se cuece en La Haya, sede de la Royal Dutch Shell
La resolución del secretario de Energía Iguacel llamando a concurso para la explotación de las áreas en cuestión, donde yacen los tripulantes del ARA San Juan, prevé la no intervención de la justicia argentinaen el caso de conflictos con el contratista, cuando el monto supere los 20 millones de dólares, monedas en el mundo del petróleo.
Consagra así para esos territorios marítimos argentinos donde se produjo la tragedia del ARA San Juan, la extraterritorialidad y entrega la jurisdicción a tribunales arbitrales internacionales con sede en un Estado que sea parte en la Convención sobre el Reconocimiento y Ejecución de las Sentencias Arbitrales Extranjeras.
Esa Convención de la ONU, conocida como CNUDMI, fue firmada por Argentina y otros 23 países en el año 1958. Pero luego se agregaron a ella otros numerosos países, hasta que el número llega actualente a 159. Entre ellos se incorporaron las potencias petroleras de Estados Unidos y el Reino Unido, los que consiguieron a que se dirima en sus países,cualquier sentencia arbitral que los afecte.
Lo que resulta mucho más peligroso que el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones) del Banco Mundial, que deparó amargas experiencias a Argentina. Porque establece una especie de justicia universal, como la que se intentó aplicar con el embargo a la fragata Libertad en el puerto africano de Ghana, para ejecutar una sentencia que había dictado el juez estadounidense Thomas Griesa en Nueva York. Embargo que fue anulado por el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con sede en Hamburgo, por considerar que la fragata escuela es un buque militar, lo que podría derivar en un casus belli.
No obstante esa dura experiencia, el actual Gobierno insiste en adherirse a esa justicia universal, mediante la intervención de tres árbitros, cuyo fallo será inapelable. Dos de ellos nombrados por las partes, y el tercero, en caso de controversia –junto con otros asuntos– por el Secretario General de la Corte Permanente de Arbitraje (CPA) con sede en La Haya. Lo que en definitiva supone poner la suerte de Argentina en manos del diplomático holandés Hugo Hans Siblesz, cuyo cargo es inveteradamente cubierto por un ciudadano holandés.
La Haya es la sede del gobierno holandés, pero no su capital. Y actualmente desde el 2005, es también la sede y residencia fiscal de la legendaria petrolera angloholandesa Royal Ducth Shell PLC, que tiene su domicilio social en Londres, en cuya Bolsa cotizan principalmente sus acciones.
Tanto el Reino Unido, como Holanda, Dinamarca, y Noruega deben su actual bienestar, que está en los niveles más altos del mundo, a la explotación del gas y petróleo en el Mar del Norte. Puede decirse que son países que apestan a petróleo, aunque traten de disimularlo. Esos hidrocarburos se encuentran en vías de declinación, y por ello dichos países buscan fuentes alternativas y tienen un importante equipamiento ocioso. Sin ir más lejos, el Seabed Constructor.
Los hidrocarburos son la única explicación de la obstinación del Reino Unido respecto q las Malvinas, sobre todo ante la posibilidad de que Escocia –en cuyos mares se encuentra el petróleo– se escinda del Reino Unido, tras rechazar el Brexit. A pesar de que su excusa de defender la autodeterminación de 1.500 kelpers choca frontalmente con el hecho de haber hecho todo lo contrario en el archipiélago de Chagos, dónde expulsó a la población nativa.
Esa es también la explicación de la macabra conducta de Ocean Infinity y el Seabed Constructor, que, contando con la complicidad del Gobierno argentino, explotaron la tragedia de los 44 tripulantes del ARA San Juan, para hacerse furtivamente dueños de la valiosa información geológica del subsuelo donde yacen.
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