A Estados Unidos no le interesa quien gobierne en Nicaragua. Les interesa destruir al estado Nicaragüense en su totalidad. Como cuando nosotros hicimos saltar en mil pedazos toditito el aparato del estado somocista en 1979.
Estados Unidos desea desmantelar en su totalidad a la policía, el ejército, la Fiscalía, la Procuraduría, la Asamblea Nacional, la Corte Suprema, el Poder Electoral y la presidencia de Nicaragua.
Estados Unidos busca el colapso total del estado nicaragüense. La oposición “gobernaría” un país hecho cenizas.
Esto se lograría mediante el golpe de estado suave que a través del Dialogo Nacional propone en su agenda el obispo del Romanismo, Rolando Álvarez, el cual busca con palabras engoladas del prelado, la salida del presidente Ortega y el reemplazo total del gobierno por un nuevo gobierno que no ha sido electo por los nicaragüenses.
Simultáneamente, las fuerzas de choque mercenarias, integradas por vagos, adolescentes desadaptados sociales trasplantados del sistema escolar de Miami, lumpen proletarios, pandillas de la Mara salvatrucha, la Mara Catracha y estudiantes “Ninis”, que ni trabajan, ni estudian, se dedicarían a sembrar el terror entre la población civil de las principales ciudades, dando la impresión de un estado fallido y de un gobierno que no gobierna porque en la prácticamente ha colapsado.
El sembrar el terror en la población y sus consecuentes secuelas de desabastecimiento debido a los tranques, está combinado con la intensificación de campañas de desprestigio y mentiras descaradas e inventos sin fin, acusando al gobierno de cuánta cosa mala sucede, incluyendo el cambio climático, mientras ellos se presentan como sacrosantos mesías redentores que tienen la solución mágica a todos los problemas del pueblo de Nicaragua.
Ese es el papel de operadores políticos como Miguel Mora Barberena, el odioso y arrogante indígena engallotado más anti fotogénico de Nicaragua, director de 100%Mentiras y el sangre azul de la Oligarquía Blancoide, Carlos Fernando Chamorro, el principal beneficiario de fondos de la USAID, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.
En ese contexto el objetivo inmediato es tomarse militarmente la ciudad de Masaya, establecer una cabeza de playa, instalar una junta de gobierno provisional, presidida posiblemente por Sergio Ramírez Mercado, la cual sería reconocida a lo inmediato por el gobierno de los Estados Unidos.
Y la militancia Sandinista en el libreto del Golpe Suave tendría 3 opciones:
1- Emigrar a Estados Unidos, Costa Rica o España y Australia.
2- Dedicarse a manejar taxis o vender cebollas en el Oriental,
3- Morirse de hambre.
Pero como en Nicaragua existe un poder popular y este poder es Sandinista, este pueblo organizado resistirá como gato panza arriba la embestida del clero Romano, el gran capital, el MRS y la Oligarquía Blancoide.
Los hijos de Sandino, derrotamos a Somoza luego de 20 años de lucha desigual, derrotamos a la Contra luego de 8 años de guerra de agresión, también en lucha desigual. Íbamos ganando la guerra económica contra la pobreza.
La estrategia del presidente Ortega de acuartelar a la policía y al ejército y dejar que sea el MRS quien genere solito los anticuerpos necesarios para neutralizar la feroz embestida, parece ser la mejor opción para evitar un baño de sangre y parece estar funcionando aunque a un alto precio en sufrimiento para el pueblo, víctima de escasez alimenticia y elevados precios de las mercancías.
El acuartelamiento de las Fuerzas Armadas y la policía, que en 72 horas podrían terminar con la aventura mercenaria, parecen la más astuta estrategia del presidente Ortega para conjurar la agresión detrás de la cual hay una danza de millones de dólares.
El mejor regalo de la oposición para el presidente Ortega son los infames e inconstitucionales tranques, tan odiados por la población, que terminarán siendo la tumba política del MRS y la pieza fundamental que marcará la victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
(Carlos Escorcia Polanco es analista político nicaragüense afincado en Los Ángeles, California y contribuyente ocasional a la página editorial del diario La Opinión y comentarista de la radio KPFK de Hollywood)