Después de tantas dietas y ejercicios, ¿cuántos kilos has logrado bajar? ¿De verdad tienes la figura que siempre has deseado?
Es hora de que lo aceptes, todas las dietas, rutinas o aparatos que prometen desaparecer tu panza no te han servido hasta ahora.
Inocentemente le has creído a una fila interminable de modelos y atletas que te han repetido que sí puedes, que vas a bajar de peso y que tu cuerpo será irreconocible en cuestión de meses. Pero voltea a tu alrededor y sincérate contigo misma.
¿Esa bicicleta algún día volverá a ser algo más que un perchero?
¿Esos DVDs de rutinas de ejercicio serán algo más que un espacio ocupado en tu librero?
Junto con la cara, el abdomen es una de las zonas más difíciles de reducir debido a que la grasa acumulada es mucho más sólida.
Probablemente los ejercicios podrían ayudar a que ésta disminuya; sin embargo, son nuestros hábitos los que nos impiden llegar al peso y talla ideal.
No basta sólo con dejar de comer, de hecho, resulta necesario dejar atrás algunas costumbres que impiden que la grasa acumulada en el abdomen y otras áreas del cuerpo se desvanezcan.
Al ser una sustancia que al cuerpo le cuesta mucho trabajo echar fuera, nuestra ayuda es sumamente importante, pues el organismo no puede actuar por sí solo en contra de las exageradas cantidades de grasa y otras calorías que consumimos todos los días, de modo que disminuir o desaparecer ese molesto abultamiento no depende sólo de la naturaleza y su manera de actuar sobre el cuerpo, sino de cada quien y de su propio estilo de vida.
Desvelarte
Los doctores recomiendan dormir al menos siete horas diarias, pues es el tiempo perfecto para que trabaje tu metabolismo y aumentan los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés. Además equilibras tus niveles de leptina, la hormona responsable de regular el apetito.
Una vida sedentaria
Los trabajos actuales exigen permanecer sentado durante horas, es por ello que la mayoría de los nutriólogos —además de una dieta saludable— recomiendan realizar una rutina semanal de ejercicios de al menos 150 minutos.
Puede ser desde caminar unos 30 minutos, hasta practicar algún deporte.
Lo importante es no permanecer en el mismo sitio por largos periodos de tiempo.
Saltarte comidas
La razón por la que la comida del día debe repartirse en al menos tres partes es porque el metabolismo debe mantenerse activo para procesar exitosamente todas las sustancias que entran en nuestro cuerpo.
Además al saltarte comidas, el hambre acumulada puede hacerte comer de más.
No comer frutas ni verduras
Más allá de las vitaminas, fibra y minerales que éstos contienen, tanto frutas como verduras ayudan a que tu cuerpo se mantenga hidratado sin tener que recurrir a alimentos procesados o cualquier otro producto empaquetado que pretenda sustituir a los naturales.
Beber refresco diario
No hay otra razón más fuerte para abandonar los refrescos que el alto contenido de azúcar que contienen.
Estas sustancias hacen que todo el metabolismo trabaje mucho más rápido de lo que debería, lo cual inevitablemente lleva a la obesidad.
No cuidar tu dieta
Si eres de los que antes de planear sus comidas prefieren comprar cualquier cosa que se les ponga enfrente, lo mejor es que abandones este hábito cuanto antes, pues es casi seguro que todo lo que compras en la calle o en las tiendas de autoservicio sean alimentos altos en grasas saturadas.
Comer snacks entre comidas
Para mantener el metabolismo activo durante todo el día los médicos recomiendan tomar colaciones. Sin embargo, hay una diferencia abismal entre las colaciones y las papitas u otras golosinas con las que la gente pretende "engañar" el hambre.
Estresarte
Es común que ante el estrés, la tristeza o el enfado te entren unas ganas terribles de comer, si tienes la posibilidad, en lugar de ingerir alimentos calóricos como dulces, papas fritas o hamburguesas, mejor toma una siesta. Si no te es posible basta con que tomes un vaso con agua para calmar tu ansiedad.
No todas las grasas que acumula el cuerpo dependen directamente de una mala alimentación, hay elementos que van mucho más allá y que de la misma manera causan abultamientos desagradables en varias zonas del cuerpo.
Reduciendo algunos de estos hábitos podrás asegurar un poco menos de volumen en esas zonas que te incomodan.
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