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¿Está el Congreso de EEUU a punto de desencadenar una nueva Crisis de los misiles?


El Congreso estadounidense se dispone a asignar recursos para el desarrollo de un programa de misiles de mediano alcance. Este proyecto podría violar el tratado para la eliminación de este tipo de armas, pactado en 1987 entre la URSS y EEUU, y provocar una escala armamentista similar a la ocurrida en los tiempos de la Crisis de los misiles de Cuba.

La iniciativa de los legisladores estadounidenses implica la adjudicación de 58 millones de dólares al presupuesto de Defensa "para fomentar medidas de respuesta a la violación rusa del Tratado INF, entre ellas un programa de investigación y desarrollo de un misil de alcance intermedio lanzado desde tierra que no supondría una violación del tratado por parte de EEUU", dice el proyecto de Ley de Autorización de la Defensa Nacional para el año fiscal 2018.

La suma destinada al proyecto no es suficiente para la fabricación de nuevos misiles de mediano alcance, no obstante, la iniciativa no debe ser subestimada, consideran los observadores militares Konstantín Bogdánov e Iliá Kramnik.

 En su análisis para Izvestia, los expertos estudiaron el nuevo proyecto estadounidense y destacaron algunos detalles interesantes de la iniciativa.


El Tratado INF es un histórico acuerdo firmado entre la URSS y EEUU a finales de 1987 que obligaba a eliminar los misiles balísticos y de crucero de medio alcance cuyo rango estuviese entre los 500 y los 5.500 kilómetros.

Borrando las huellas

El proyecto de ley presentado por el Congreso utiliza expresiones como "medidas de respuesta a la violación rusa del Tratado INF" y "desarrollo de un misil de alcance intermedio lanzado desde tierra que no supondría una violación del tratado por parte de EEUU". 

Esas palabras no son más que un intento de esconder sus verdaderas intenciones, cubriéndose con medidas de respuesta ante una amenaza inexistente, anotan los especialistas.

Para descubrir los verdaderos objetivos, es suficiente con acudir a la primera edición del proyecto de ley, según la cual se requería asignar un presupuesto para el "desarrollo de un sistema móvil de misiles de crucero lanzados desde tierra, de tipo nuclear y convencional, con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros". 

En la redacción del 18 de septiembre, la terminología cambió: desapareció el apunte sobre los misiles de crucero, así como su alcance mínimo.

"De esta manera, la clara y bien definida respuesta técnico-militar quedó encubierta, básicamente convirtiéndose en un fino manto que separaba a EEUU de decir directamente: 'estamos dispuestos a iniciar un programa de desarrollo de misiles balísticos de mediano alcance'", dice el análisis.

CC0 / DOD


Las "medidas de respuesta" como pretexto

La presunta violación del Tratado INF por parte de Moscú con la que se justifica el desarrollo de misiles de mediano alcance en Washington está relacionada con los sistemas Iskander-M rusos.

Este sistema es capaz de lanzar diferentes tipos de misiles de corto alcance, desde el casi balístico Iskander-M, hasta el crucero Iskander-K. Oficialmente, ambos misiles no superan el alcance máximo de 500 y 400 kilómetros respectivamente, no obstante, voces del Pentágono han acusado a sus creadores de rebajar deliberadamente sus capacidades y han asegurado que la distancia real efectiva de estos misiles oscila entre los 2.000 y los 5.000 kilómetros, lo que violaría el Tratado INF.

El problema empezó a tomar fuerza en la década de los 2000, cuando EEUU comenzó a desarrollar un programa de defensa antimisiles en el este de Europa bajo el pretexto de defender el continente de las amenazas provenientes de Oriente Medio, y en especial de Irán y su programa nuclear y balístico. Con la firma del Plan de Acción Universal Conjunto (Bajram) en 2015, más conocido como el pacto nuclear iraní, tal amenaza dejó de existir, pero el Pentágono continuó desarrollando su programa en Europa.


Desde Moscú anunciaron en numerosas ocasiones que el proyecto estadounidense en el Viejo Continente violaba la paridad de fuerzas entre la OTAN y Rusia, y que para mantenerla el país eslavo se vería obligado a responder con un incremento de armas de disuasión. 

En 2015, se dio a conocer que la Defensa rusa emplazaría en la región de Kaliningrado los sistemas de misiles Iskander y ya para el próximo año se desplegaron los primeros destacamentos.


A mediados del siglo XX, EEUU desplegó en Turquía misiles de alcance medio PGM-19 Jupiter. Esta amenaza obligó a la URSS a responder con el despliegue de sus misiles de alcance medio R-12 y R-14 en Cuba. Aquel episodio se conoció como la Crisis de los misiles de Cuba.

Quién manda a quién

El empeoramiento gradual de las relaciones entre Rusia y EEUU se traduce en un cuestionamiento constante de acuerdos alcanzados tras la Crisis de los misiles, que hasta ahora ayudaban a mantener un cierto nivel de seguridad en el planeta, anotan los autores del artículo.

El proyecto de ley discutido en el Congreso estadounidense obliga al jefe del Pentágono a informar en un plazo de cuatro meses sobre las vías de desarrollo del proyecto de misiles de mediano alcance. 

Esto no solo es una intromisión de los legisladores estadounidenses en los asuntos que conciernen a la Administración de Donald Trump, sino que también es un primer paso para la cancelación de facto de un tratado internacional, que según la tradición del país es prerrogativa del presidente.



Aún no está claro cuál será la respuesta de James Mattis, pero los expertos concuerdan en que, básicamente, existen dos opciones: la relativamente económica y rápida y, por supuesto, la costosa y prolongada.

La primera podría basarse en la recuperación de los misiles BGM-109G Pryphon, una variante terrestre de los Tomahawk que actualmente son ampliamente empleados por la Marina estadounidense. 

La variante costosa podría ser el desarrollo de un sistema de misiles de mediano alcance totalmente nuevo. 

Esta última opción podría servir de paso intermedio ante el desarrollo de nuevos misiles balísticos intercontinentales, cuyo despliegue debería iniciarse en 2027 para sustituir los Minuteman III producidos desde los años 1970, pronostica el artículo.

"El despliegue de tales misiles en Europa, capaces de cubrir todo el territorio de Rusia hasta los Urales, podría socavar la paridad estratégica en el Viejo Continente mucho más que el sistema de defensa antimisiles estadounidense", advierten los autores del análisis.


Sin embargo, el único consuelo que queda es el hecho de que el ciclo de desarrollo de las armas modernas ha aumentado drásticamente desde los años 1950-1960. 

A mediados del siglo XX, podían desarrollarse en un par de años, pero actualmente se requieren entre 10 y 12 años, por lo que la situación geopolítica podría haber cambiado mucho cuando estén operativos, concluyen.

https://mundo.sputniknews.com/prensa/201711111073902221-armas-defensa-rusia-iskander/

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