Cinthya Machado Zuloaga tiene sobre la mesa tres carpetas.
En cada una de ellas tiene recortes y artículos y comunicados y fotografías de los miembros de la oposición en Washington visitando al señor Almagro en la OEA.
Entre las fotos destaca la de Ramos Allup, William Dávila, Rafael Poleo y Luis Florido, viendo una de las sesiones donde se discutía la aplicación de la Carta Interamericana a Venezuela.
Allí estaban ellos viendo la sesión por televisión, porque no los dejaron entrar.
Después que muestra recortes y fotos, me dice: “Almagro ahora tiene sus candidatos a gobernadores en Venezuela. Son sus candidatos porque son también de Ramos Allup, de Borges, Guevara y Florido, o sea, su gente”.
Después que dice eso, mira hacia el cielo y ve una nube blanca que va pasando, y está a punto de seguir conversando, pero llega el mesonero. Coloca las dos tazas de café sobre la mesa y le dice a Cinthya: “Linda como siempre, miss universo”.
Cinthya le sonríe y él se marcha lleno de contento porque esa sonrisa lo hace feliz.
Y dice Cinthya: “No hay pena. No hay vergüenza. No hay ética. No hay moral. Hay oposición. ‘Esa es la gente que tenemos, Cinthya’ –dice mi padre. Gente que descubrimos que solo les interesa venderse al mejor postor, porque piensan que el país les pertenece.
Viajaron tanto a la OEA a pedir la aplicación de la Carta, que, cansados de que Almagro no pudiera hacerlo, aplaudieron las palabras de Trump cuando dijo aquello de la opción militar contra Venezuela.
Y entonces pensaron y apoyaron la posibilidad de una invasión, sin importarle para nada el país. También Guevara y Borges viajaron a Europa, y se entrevistaron con Merkel, y Macron y Rajoy, quien ahora debe estar muy preocupado porque Cataluña le está quitando tiempo para pensar en Venezuela”.
Se detiene. Prueba el café.
Y vuelve: “Ahora los candidatos de Almagro y Trump, que participan en la elección venezolana, saben que lo están haciendo democráticamente, es decir, están participando en un proceso en el que nunca creyeron, porque lo llaman y lo seguirán llamando dictadura, y están avalando un CNE al que siempre ofendieron, a la institución y a las personas que lo dirigen”.
Y termina diciendo Cinthya: “Repito: tenemos una oposición que no tiene ética. No tiene moral. No tiene vergüenza. Tiene oposición”.
Publicado originalmente en Ultimas Noticias
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