Pablo Gonzalez

Ucrania:


La victoria en la guerra no declarada de Donbass no se forja en oficinas ni en las conversaciones del “Grupo de Contacto de Minsk” ni en los interminables programas de televisión de los canales de la Federación Rusa en los que participan expertos de salón que apenas entienden en qué lado está Donbass.

Paso a paso, esa victoria la consiguen las antiguas milicias, ahora ya soldados del ejército de la RPD. Están en los campos de batalla protegiendo a la población de los pueblos y ciudades de la República. 

Detrás de ellos está toda la República, su soberanía y su seguridad. Son el pueblo de Donbass y en la línea del frente defienden su hogar de la invasión de los “verdaderos ucranianos”, que les llaman extranjeros, terroristas, separatistas y ocupantes de su propia tierra.

Con el servicio de prensa del ejército de la RPD, nos acercamos a la línea del frente en busca de miembros de las tropas regulares rusas y mercenarios de las divisiones Buryat. 

Pese a todos nuestros esfuerzos, no encontramos entre los soldados a nadie de esas categorías. En el frente, defendiendo una de las localidades más bombardeadas de la RPD, solo hay chicos locales de Donbass.

Alexander, alias Barsik, de 21 años, viene de Alchevsk. Antes dela guerra estudiaba formación profesional de electricidad, pero no encontró trabajo en esa especialidad. Es el único hijo de la familia (sus padres viven en la RPL) y desde el 22 de enero de 2015 realiza el servicio militar en el frente. 

Concretamente, lleva en estas posiciones cuatro meses. Barsik es artillero. En esa nueva especialidad adquirida ahora mismo no hay trabajo: en las posiciones rige el alto el fuego, que los chicos se ven obligados a cumplir rigurosamente.

La parte ucraniana constantemente se ríe del “más reciente, extraordinario” acuerdo: con el anuncio de la llamada “tregua escolar” se situaron una distancia de 1.400 metros las posiciones de los guerreros de “ATO”, reforzadas por el batallón Azov y la Guardia Nacional, que repetidamente dispara con ametralladoras y envía otros “regalos”, mientras, al otro lado de la línea del frente, nuestros chicos se mantienen “con cuidado” en las trincheras. 

“Hace como un mes que llegaron, lanzaron algo que cayó cerca…no son batallas, pero nuestros vecinos del batallón Somalia les cayeron proyectiles de 72mm hace unos días. 

En las posiciones ucranianas hay artillería pesada, ametralladoras, lanzagranadas, blindados…habitualmente disparan para celebrar algo”, explica Barsik. “Ahora intentamos reforzarnos al máximo, siempre dicen que van a venir a por nosotros. A por nosotros y las localidades que están detrás. 

Salid de ahí, terminad esta guerra, esta guerra inútil, esta estúpida guerra, como sea”, añade.

Las trincheras de los chicos parecen realmente una sala de estar. 

Fuera hay nichos cuidadosamente preparados. Lo han hecho todo ellos mismos, con sus propias manos. 

En las posiciones ucranianas se puede ver una bandera amarilla y azul. 

Nuestros soldados simplemente ignoran ese símbolo. 

Dicen que no colocan la bandera de la República para no poner en peligro a los civiles: esos “europeos” comenzarán a disparar y una bala perdida podría acabar en las viviendas de los civiles.

Oryol, un soldado de 43 años, es natural de Makeevka. 

Hizo el servicio militar en el Ejército del Aire en Odessa y después del ejército fue, durante muchos años, empleado de las fuerzas especiales Berkut en Donetsk.

 Poco antes de Maidan fue despedido de las filas de Berkut y trabajó en la mina Zasyadko. 

Cuenta que sigue en contacto con antiguos compañeros, víctimas de los cócteles Molotov en Kiev.


“Después del golpe de Estado, concretamente el 12 de abril de 2014, con otros compañeros oficiales de Berkut, decidimos ir a Slavyansk. Y ahora, desde los primeros días de la guerra, estoy en el frente en labores de reconocimiento. 

Recuerdo en Slavyansk que capturamos a un ciudadano de Estados Unidos. Curiosamente, nos decía que los rusos son débiles y que íbamos a perder la guerra porque no había igualdad entre hombres y mujeres. 

No sé qué quería decir, pero es mejor leer los acontecimientos históricos, entonces sabría que los rusos no pierden nunca”, cuenta.

Junto a él ha luchado, en Yasinovataya, la zona industrial de Avdeevka, Vasilyevka, el aeropuerto de Donetsk y otras zonas calientes de la RPD, su hijo de 23 años. “Hace tiempo que la actual guerra ha pasado a las trincheras: nos sentamos aquí y les vigilamos. 

Con la retirada de armamento, todas las zonas grises pasaron a los ucranianos. 

Disparan y avanzan, pero tenemos órdenes de no abrir fuego. En principio no disparan durante el día, pero llega la tarde y usan algo pequeño, artillería acoplada a blindados, como una posición de tiro. Desde ahí llegan a las zonas civiles. Creo que lo hacen de forma intencionada para intimidar a la población y que civiles nos odien”, explica el soldado.

Hay que decir que en la localidad situada detrás de las posiciones defensivas residen muchas personas, incluyendo niños pequeños. “Ocurre que llegan a nuestras trincheras niños armados con arcos y flechas, jugando a la guerra. No sé cómo llegan hasta aquí”, se ríe el soldado.

Los soldados no creen en la tregua. En la línea de demarcación todo sigue igual ante las conversaciones sobre la llegada de una misión de cascos azueles de la ONU. “Pasa lo mismo con la idea del estatus especial para Donbass como parte de Ucrania, que, por decirlo suavemente, demuestra una falta de entendimiento. ¿Cómo vamos a vivir en un país con nazis?”

“¿Cuánto tiempo más vamos a estar con estas treguas de quienes no vienen aquí? Y la OSCE y otros: vienen, sacan una foto, se marchan y entonces vuelven a bombardearnos. Y nuestros hijos mueren. Por ejemplo, en febrero de este año, durante una supuesta tregua: silencio, silencio, nadie molesta a nadie y, de repente, BUM.

 Voló un proyectil y mató a un civil de 27 años que tenía a su mujer embarazada. ¿Cómo se puede aguantar eso? Y en cuanto al estatus especial…No, en Ucrania no, nos encerrarán a todos en la cárcel o nos dispararán”, afirma Barsik.

“La misión dela ONU o de la OSCE, todos cerrarán los ojos. Ucrania está invirtiendo enormes cantidades de dinero en su ejército, se rearma para atacar. Sinceramente, estamos esperando a que empiecen. Si hubiera empezado antes, antes habríamos acabado.

 Aunque yo les diría: idos a casa y poned las cosas en orden allí. Construid una economía y vivid como queráis. ¿Por qué tuvisteis que venir a nosotros? Por fin hemos vuelto a casa y lucharemos hasta el final, no vamos a irnos a ninguna parte”, concluye Barsik.

Aquí, en un árbol, los soldados han colocado balas con la frase “venceremos”. Es impresionante y optimista. Y no hay duda de que gracias a personas como estos chicos, que luchan por su tierra, la victoria quedará en Donbass.

https://slavyangrad.es/2017/09/21/en-busca-de-tropas-rusas-en-la-primera-linea-del-frente/

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