Corea del Norte es un estado socialista, uno de los pocos remanentes del bloque soviético y de la guerra fría.
Muchas naciones y periodistas critican el militarismo de Corea del Norte, pero esto tiene sus explicaciones. En primer lugar debemos de remontarnos a la famosa Guerra de Corea y la injerencia americana que, en el contexto de una guerra, se comportaron con especial crueldad con la población civil debido al uso desproporcionado de la fuerza.
Actitudes que empezaban a verse en el auge internacional ganado por Washington tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y el progresivo hundimiento de las potencias europeas (el Imperio Británico comenzaba a hundirse y Francia también). Esta violencia y falta de proporción en el contexto bélico y los constantes ataques contra población civil cristalizarían, unos años más tarde, en la Guerra de Vietnam y en los brutales ataques sobre el país pero, también, sobre las vecinas Camboya y Laos.
En segundo lugar debemos ser capaces de entender que Corea del Norte aún está en guerra. Jamás se firmó un acuerdo de paz entre Corea del Norte, Corea del Sur y Estados Unidos, se firmó un armisticio (tregua) y se dividió la frontera por la línea del paralelo 38, lo cual cortaba en dos la península coreana.
En tercer lugar, Corea del Norte quedó dentro del bloque socialista y Corea del Sur dentro del bloque capitalista con, además, presencia militar norteamericana en el país vecino y en Japón, a fin de contener al gobierno de Piongyang, Pekín y la URSS en la zona.
La presencia de las tropas estadounidenses siempre fueron un elemento de crispación en la política exterior norcoreana y eso era usado por Washington como un elemento de disuasión pero, también, de tensión. Al mismo tiempo, tras la caída de la URSS y la reconversión de China, Corea del Norte quedó sola y aislada frente a Corea del Sur, Japón y Estados Unidos.
En cuarto lugar, un dato interesante, y es que el socialismo norcoreano es un socialismo sui generis basado en una interpretación de los postulados del marxismo-leninismo trasladado al contexto de la cultura coreana, de ahí su voluntario aislacionismo (típico de las naciones del extremo oriente), su nacionalismo, culto al líder y militarismo.
En quinto lugar la gestión de Estados Unidos de su proyección internacional en los noventa y en el año 2000, bajo las presidencias de Bill Clinton y George Bush, fueron muy agresivas, con intervenciones en la Guerra del Golfo (bajo administración Bush padre, pero en los noventa), intervenciones en Somalia, Balcanes, Afganistán, Iraq y decenas de operaciones de inteligencia, bajo la CIA, y militares, ataques con drones y uso de fuerzas especiales.
Esta política agresiva acabó con países destruidos y líderes derrocados, encarcelados o asesinados convenció al ya de por sí militarista estado norcoreano a armarse con el arma definitiva que evitaría la injerencia directa e indirecta (a través de potencias regionales o aliados interpuestos) de Estados Unidos en Corea del Norte, el arma nuclear.
Las pruebas nucleares fueron detectadas y se intentó paralizar el proyecto por parte de Occidente en general, liderados por Estados Unidos, Japón y Corea del Sur. Kim Jong Il lo tenía claro, la supervivencia del estado estaba protegida por su sociedad militarizada pero sólo el arma atómica la aseguraría.
Kim Jong Un, sucesor de Kim Jong Il, inició su mandato en el contexto de las revueltas de la primavera árabe, en la cual la injerencia hizo caer a Gadafi (que tuvo un programa nuclear que suspendió) y atacó gravemente Siria hasta el punto de casi acabar con el legítimo Presidente Bashar al Asad (que tuvo un programa nuclear que fue atacado y, después, desechado).
Al mismo tiempo que Piongyang estaba negociando con los Estados Unidos se produjo los acuerdos nucleares de Washington con Irán que acabó con el gobierno de Teherán suspendiendo su programa nuclear atendiendo promesas vacías. Irán suspendió su programa nuclear a cambio de nada ya que Estados Unidos no solo no levantó las sanciones sino que las agravó.
Kim Jong Un era consciente de que cerrar el programa nuclear mandaría un mensaje de debilidad a su pueblo y a todo el organigrama militar del país y, al mismo tiempo, Estados Unidos vería a Corea del Norte como un estado débil en el cual poder realizar actividades para destruirlo, pero no fue así.
El líder norcoreano adaptó su política a las sanciones, que ya no pueden afectar a Corea del Norte. Kim Jong Un sostiene su economía mediante el uso del mercado negro, de ahí la importancia de Kim Jong Nam y su asesinato, no por el líder norcoreano sino por elementos de inteligencia de otras potencias a fin de cortar su enlace con este mercado. Al mismo tiempo la expansión económica de China y Rusia ha permitido a Corea del Norte aumentar su PIB debido a las relaciones comerciales que tienen estos países.
Su proyecto terminó dando por finalizado el programa nuclear con un éxito, tenían el arma. Ahora llega la segunda fase, Corea del Norte está realizando pruebas militares con misiles balísticos de corto, medio y largo alcance con capacidad nuclear. Un desafío que los Estados Unidos no pueden asumir debido a que Corea del Norte es una potencia nuclear militarizada. (Foto: Wikimedia Commons)