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La estrategia de EE.UU. para el cambio en Irán: ¿apoyar a un grupo con un pasado terrorista?


EE.UU. reconoció esta semana que Irán está acatando el acuerdo de seguridad nuclear. Sin embargo, advirtió de que Teherán está incumpliendo el espíritu del pacto, por lo que el pasado martes Washington introdujonuevas sanciones contra el país por su programa de misiles balísticos y sus "actividades hostiles" en la región.

Las tensiones entre Teherán y Washington no son nuevas.

 A pesar del pacto en materia nuclear, alcanzado en 2015, ambos países han continuado enfrentados, especialmente por conflictos en Oriente Medio como el de Siria y Yemen, donde los intereses de EE.UU. chocan frontalmente con las alianzas de Irán en la región. 

La estrategia política de EE.UU. en Irán

Con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump el cambio de régimen en Irán se ha convertido en una política oficial de EE.UU. 

El pasado mes de junio, el secretario de Estado Rex Tillerson fue preguntado sobre esta cuestión en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. El responsable de la diplomacia estadounidense no dudó en responder que la política de Washington hacia Irán todavía estaba "en desarrollo", pero que EE.UU. trabajaría con "elementos dentro de Irán" para llevar a cabo una "transición pacífica del Gobierno".

Partidarios de la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán protestan contra la visita del presidente iraní, Hasán Rohaní, a la ONU, en septiembre de 2013 /Eduardo Munoz / Reuters

Para Ted Galen Carpenter, experto en seguridad y defensa del Instituto CATO, si esta línea llega a cumplirse la administración Trump cometería una equivocación similar a la de sus predecesores: "abrazar odiosos movimientos políticos que pretenden ser democráticos", tal y como sucedió, por ejemplo, con la alianza de los gobiernos de Bill Clinton y George W. Bush con el Congreso Nacional Iraquí, así como el posterior apoyo a la tesis de las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam Husseim, que llevaron a la intervención militar en Irak.

Según el artículo publicado en 'The National Interest', esta estrategia entraña numerosos problemas. Uno de los más preocupantes es que la fuerza de oposición más fuerte en el exterior de la República Islámica es la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK, por sus siglas en inglés). Aunque Tillerson no mencionó explícitamente a este grupo durante su intervención en el Comité de Asuntos Exteriores, cualquier contacto estadounidense con los disidentes iraníes tendría que incluir, casi con toda seguridad, a esta organización.

Los lazos entre la MEK y los neoconservadores

De hecho, el pasado mes de junio, la MEK celebró su reunión anual en París, donde recibió el apoyo de sus miles de seguidores en todos el mundo y, entre ellos, varios rostros conocidos del Partido Republicano, como Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York; Newt Gingrich, expresidente de la Cámara de Representantes; Joe Lieberman, exsenador; y John Bolton, exembajador en la ONU.

Los neoconservadores consideran a esta organización como una alternativa al régimen iraní desde hace muchos años, a pesar de que cuenta con un pasado marcado por actividades terroristas y, de hecho, estuvo en la lista oficial de organizaciones terroristas del Gobierno estadounidense, hasta febrero de 2012, así como en la del Consejo de la Unión Europea (UE), hasta 2009.

Fundada en 1965 por un grupo de estudiantes iraníes de izquierda como un movimiento político de masas islámico y marxista, la MEK se dedicó inicialmente a la lucha armada contra el Sah Mohammad Reza Pahlevi, que era uno de los principales aliados estratégicos de Washington, además de mostrar su oposición al capitalismo y el imperialismo occidental. 

El pasado terrorista de la MEK

En los años 70 el grupo perpetró una serie de atentados con bomba en Irán, matando incluso a seis ciudadanos estadounidenses. Compañías norteamericanas como Pepsi Cola, PanAm y General Motors estuvieron entre sus objetivos. 

A pesar de su apoyo al ayatolá Jomeini, incluida la toma de rehenes de la embajada de EE.UU., tras la revolución islámica de 1979, el grupo se opuso a los líderes clericales iraníes. La organización acabó siendo ilegalizada por el Gobierno y comenzó una sangrienta campaña de atentados contra el poder iraní. 

Dentro de la República Islámica, la organización tampoco cuenta con el apoyo de los reformistas iraníes. 

Durante la Guerra entre Irán e Irak de los 80, el grupo recibió refugio de Saddan Hussein y lanzó ataques contra Irán desde territorio iraquí, causando la muerte no solo de las fuerzas de seguridad y los políticos iraníes, sino también de miles de ciudadanos.

 Por todo ello, los reformistas moderados han mostrado en repetidas ocasiones su oposición a esta alianza, preocupados por el hecho de que el apoyo de EE.UU. a la MEK pueda destruir su propia credibilidad interna. 

De hecho, un sector importante de los moderados iraníes respaldaron al presidente Hasán Rohaní en las pasadas elecciones presidenciales.

La estrategia de Washington, un peligro

A pesar de que el grupo asegura que abandonó cualquier actividad violenta hace muchos años, existen sospechas de su colaboración con los servicios de inteligencia norteamericano e israelíes en operaciones secretas dentro de Irán, sobre todo en temas relacionados con el programa nuclear. Así, con este pasado, la organización ha hecho esfuerzos desmesurados en los últimos años por recabar apoyos entre la élite estadounidense.


Según informaciones de 'The New York Times', muchos partidarios estadounidenses de la MEK han aceptado honorarios de hasta 30.000 dólares por dar discursos para este grupo. Además, han aceptado viajes con todos los gastos pagados para asistir a eventos como el de París. 

El exgobernador de Pensilvania Ed Rendell, incluso, confirmó haber recibido unos 150.000 dólares por este tipo de actividades.

Por todo ello, según el analista, Trump debería aprender de las locuras de sus predecesores, "que respaldaron a grupos extranjeros que pretendían ser democráticos pero resultaron ser todo lo contrario". 

Y este es el principal peligro de la estrategia de Washington para conseguir un cambio de régimen en Irán. Si bien Tillerson se refirió a un cambio pacífico de régimen, los partidarios estadounidenses de la MEK, entre ellos muchos conservadores, no parecen tener tan clara esta distinción.

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