Las recientes filtraciones sobre la ubicación de las bases estadounidenses en el norte de Siria evidencian la intención de Washington de controlar esa zona tras la victoria sobre Daesh, opina el profesor titular de la Escuela de Estudios Orientales, Andréi Chupriguin.
La agencia estatal de noticias turca Anadolu filtró con anterioridad la ubicación de las bases estadounidenses y francesas presentes en el norte de Siria, así como la cantidad de tropas allí desplegadas.
Poco antes, el tabloide alemán Bild publicaba las imágenes satelitales de TERRA Server, en las cuales se percibe con claridad una pista de despegue estadounidense cerca de la ciudad kurda de Kobani, también en el norte sirio, junto a la frontera con Turquía.
El profesor titular de la Escuela de Estudios Orientales de la Escuela Superior de Economía de Rusia, Andréi Chupriguin, en declaraciones a la agencia FAN, recordó antes que nada que la presencia de bases estadounidenses en territorio sirio supone una violación flagrante de las leyes internacionales y de la soberanía de un país independiente.
El despliegue no cuenta ni con la autorización del Gobierno legítimo de Damasco ni está respaldado por la comunidad internacional mediante una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Sea cual sea el estado actual del país, hasta ahora nadie ha suprimido la existencia del Estado soberano de Siria", subrayó.
Según el experto, a pesar de que pequeños grupos de especialistas militares estadounidenses han estado presentes en Siria desde el inicio del conflicto, el hecho de que el Pentágono esté levantando grandes bases en el norte del país árabe indica que el final del conflicto está próximo.
Con la llegada de Donald Trump al poder, EEUU dejó de apoyar a los grupos insurgentes que luchaban contra el Gobierno legítimo de Damasco para centrarse en las milicias kurdas, recuerda Chupriguin.
Esto se debe principalmente a que la llamada oposición moderada siria se ha desacreditado a sí misma durante el conflicto.
"Los últimos dos años han mostrado con claridad que no existe tal oposición. Diferentes grupos siempre fluían de un bando a otro, por lo que era difícil colaborar con ellos.
Y los resultados [de esa colaboración] no son tan evidentes.
Con los kurdos todo es más fácil. Los kurdos, a pesar de las diferencias internas, convergen colectivamente en su principal misión. Para EEUU trabajar con ellos es más fácil y, posiblemente, más efectivo", dijo.
Andréi Chupriguin concluyó que, después de finalizado el conflicto, los kurdos exigirán una mayor autonomía. A pesar de las declaraciones de Washington de que no apoyará un movimiento separatista en la región, este es ya un proceso inevitable, anotó.
"Los kurdos buscan una autonomía y, de una manera u otra, esta se les deberá proporcionar.
De lo contrario, tendrá lugar una nueva escalada bélica, que será más cruel y más trágica que la lucha contra Daesh", afirmó.