En julio de 2016, la filósofa brasilera Marilena Chauí afirmó que el juez de primera instancia Sergio Moro había sido “entrenado por el FBI” para atender a los intereses estadounidenses en la conducción de la operación Lava Jato, en Brasil.
El vídeo, publicado por Nocaute TV tuvo más de 160 mil visualizaciones y estimuló debates sobre el tema entre juristas, historiadores, cientistas políticos y sociólogos brasileros.
Para aquellos que creen en una relación estratégica entre Moro y los Estados Unidos, la hipótesis levantada por Marilena Chauí encuentra respaldo en un documento filtrado por WikiLeaks el 30 de octubre de 2009. WikiLeaks es una organización transnacional sin fines lucrativos, con sede en Suecia, que publica en su página informaciones “filtradas” de gobiernos o empresas sobre asuntos estratégicos de interés público.
En el documento, el nombre del juez Sergio Moro es citado como participante de una conferencia ofrecida en Rio de Janeiro por el programa Bridges Project (“Proyecto Puentes”, en traducción literal), vinculado al Departamento de Estado Norteamericano, cuyo objetivo era “consolidar el entrenamiento bilateral [entre Estados Unidos y Brasil] para la aplicación de la ley”.
Cooperación sospechosa
Según aquel documento, los juristas brasileros que participaron en la conferencia, con el pretexto de “combate al terrorismo”, indicaron a las autoridades estadounidenses – como la Consejera Residente para Cuestiones Legales de la Embajada de los EUA – cierta “incapacidad” en el uso del Código Penal. Sergio Moro, particularmente, fue llamado a presentar los dilemas más frecuentes en los casos de lavado de dinero en las cortes brasileras.
Entre las conclusiones filtradas por WikiLeaks sobre aquella conferencia, los responsables por el Proyecto Puentes colocaron en la lista la “necesidad continua de asegurar entrenamiento para jueces federales y estaduales en Brasil para enfrentar el financiamiento ilícito de conducta criminal”.
Según ellos, la estrategia debería “ser de largo plazo y coincidir con la formación de fuerzas tarea de entrenamiento”, que podrían ser en “São Paulo, Campo Grande o Curitiba”.
Cinco años después del evento en Rio de Janeiro, la detonación de la operación Lava Jato demostró el “perfeccionamiento” del Poder Judicial en las investigaciones sobre la “caja 2” y el lavado de dinero en Brasil.
Al mismo tiempo, instauró en el país un clima de inestabilidad política interesante para los Estados Unidos.
Los EUA y el Pre-sal
Los Estados Unidos siempre se colocaron a la disposición para colaborar con el avance de la operación Lava Jato.
En uno de los pocos casos en que esa cooperación se tornó pública, en 2015, autoridades estadunidenses aceptaron un pedido del Ministerio Público Federal (MPF) para rastrear depósitos que permitiesen desmontar el engranaje montado por la empresa Odebrecht para pago de coimas en el exterior.
Documentos clasificados como ultra secretos por la Agencia de Seguridad Nacional Norteamericana (NSA), filtrados en 2013, revelaron que Dilma y sus principales asesores eran blanco directo de espionaje por el gobierno estadounidense.
Así como es imposible desvincular la operación Lava Jato de la coyuntura política de inestabilidad que resultó en el golpe contra Dilma Rousseff (PT), son evidentes las ventajas obtenidas por los Estados Unidos con el cambio de gobierno en Brasil.
Escogido por Michel Temer (Partido del Movimiento Democrático de Brasil – PMDB) para presidir la Petrobras, Pedro Pullen Parente inició en mayo de 2016 un proceso de venta de activos y facilitación de la privatización en el sector del petróleo.
La entrega de la capa Pré-sal a capitales extranjeros comenzó con parcelas preciosas en las áreas de Carcará, Iara y Lapa.
Francia, Noruega y EUA son considerados blancos prioritarios del “corte en tajadas” del Pre-sal. El día 24 de mayo, la Federación Única de Petroleros (FUP) publicó una carta exigiendo la renuncia de Parente, bajo acusaciones de destrucción del patrimonio público e interferencia de intereses escondidos en la administración de la estatal.
Pedro Pullen Parente fue ministro de la Casa Civil en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso y vice-presidente ejecutivo de la RBS, afiliada de la Red Globo en el Sur del país.
Controversias
Sergio Moro no fue el único participante de la conferencia del Proyecto Puentes, en 2009, que se tornó blanco de polémicas durante operación Lava Jato.
El magistrado gaucho Gilson Dipp, aposentado del Superior Tribunal de Justicia (STJ), que precedió el discurso de Moro en el evento, dijo en 2014 a la Folha de Sao Paulo que la Lava Jato iba a producir “la mayor recuperación de valores de la Justicia brasilera en todos los tiempos”.
Pocos meses después, Dipp escribió un parecer para tratar de anular la delación del cambista ilegal Alberto Youssef por “falta de credibilidad” del investigado.
En enero de 2016, una controversia más: el nombre de Gilson Dipp apareció en un manifiesto firmado por 105 juristas, afirmando que la operación Lava Jato actuaba contra el Estado de Derecho. Cuestionado sobre el cambio de posicionamiento en relación a la misma, el magistrado informó públicamente que su nombre fue incluido en el manifiesto sin autorización.
Frecuentador asiduo
El currículo académico de Sergio Moro divulgado en la plataforma Lattes demuestra que su formación como magistrado está vinculada directamente a la escuela estadounidense.
En julio de 1998, el costeó el Programa de Instrucción para Abogados en la Escuela de Derecho de Harvard.
En 2007, participó del International Visitors Program, organizado por el Departamento de Estado Norteamericano, e hizo visitas a agencias e instituciones de los EUA encargadas de la prevención y del combate al lavado de dinero.
En los últimos dos años, las visitas a América del Norte se volvieron más frecuentes. Y Sergio Moro no va de paseo.
En julio de 2016, él dio una conferencia en Washington sobre la importancia de los medios de comunicación en el apoyo a investigaciones criminales.
En septiembre, en el “auge” de la operación Lava Jato, participó de un ciclo de conferencias en Pensilvania, donde fue presentado como “líder central en el fortalecimiento del Estado de Derecho” en Brasil.
Otro lado
Siempre que fue interrogado sobre su relación con los EUA, el juez de primera instancia Sergio Moro atribuyó las polémicas a tentativas de lesionar su credibilidad para frenar el avance de la operación Lava Jato.
La última vez que habló públicamente sobre el tema fue en febrero de este año, en la Universidad de Columbia –Moro se refirió a la hipótesis como “teoría de la conspiración”.
Preocupación
La historia del siglo XX demuestra que el estrechamiento de las relaciones de sectores estratégicos de países latinoamericanos con los EUA acostumbra abrir camino para golpes de Estado, que estimulan cambios políticos y económicos favorables a los intereses de la Casa Blanca.
No es mera coincidencia. En el libro Fórmula Para el Caos (Civilização Brasileira, 2008), el historiador Moniz Bandeira estudió los meses que antecedieron al inicio de la dictadura civil-militar (1973-1990) chilena y presentó documentos que demuestran como la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos utiliza estrategias de desestabilización política para promover el ascenso de regímenes autoritarios en el continente.
En el caso de Chile, el presidente Salvador Allende murió durante el golpe militar y ocupó su lugar el general Augusto Pinochet, que se volvió socio de los EUA e inició un proceso intenso de privatización de recursos naturales para abrir puertas al capital estadounidense.
En diciembre de 2016, en entrevista al Jornal do Brasil, el propio Moniz Bandeira hizo un alerta sobre la relación de Sergio Moro con los Estados Unidos, resaltando los acuerdos de cooperación promovidos por el FBI para investigación del crimen organizado en países estratégicos.
Curiosidad
Entre las coincidencias involucradas en los dos procesos más recientes de golpe en América del Sur – Paraguay y Brasil –, llama la atención el nombre de la diplomática estadounidense Liliana Ayalde. Ella dejó la embajada de los EUA en Paraguay meses antes de el derrocamiento del entonces presidente Fernando Lugo, en 2012.
Por tres años, ella informó a la Casa Blanca sobre la situación política paraguaya.
En un informe de diciembre de 2009 filtrado por WikiLeaks, llegó a afirmar que interesaba a los EUA expresar apoyo a las “instituciones democráticas de Paraguay”, pero no a Lugo, personalmente.
Con la consolidación del golpe en Paraguay, en menos de 48 horas, Liliana Ayalde asumió la embajada estadounidense en Brasil. Permaneció hasta el 11 de enero de 2017 y asistió de cerca al golpe contra Dilma Rousseff.
En diciembre del año pasado, Ayalde se sentó al lado de Dyogo Oliveira, ministro de Planificación nombrado por Temer, en la 1ª Reunión Anual Brasil-Estados Unidos sobre Desarrollo de Infraestructura.
En la ocasión, Dyogo Oliveira anunció la pretensión de estimular a empresas estadounidenses a ser concesionarias de proyectos de infraestructura en Brasil, como aeropuertos, carreteras y ferrocarriles.
Entre las razones citadas en el evento para la internacionalización y “profesionalización” de la gestión de la infraestructura, están los esquemas de fraude y lavado de dinero cometidos por empresas brasileras, investigados por la operación Lava Jato.
“Lo que estamos haciendo genera beneficio para los dos países.
Es una prioridad para los dos”, dijo la entonces embajadora estadounidense en buen portugués, para aplausos de la base aliada del gobierno Michel Temer.
Homenaje
En marzo y abril del año pasado, respectivamente, las revistas estadounidenses Fortune y Time incluyeron a Sergio Moro en sus listas de “personas más influyentes del mundo”.
El texto de la revista Time presenta relaciones entre la Lava Jato y el derrocamiento de la presidenta electa Dilma Rousseff, y afirma que el juez del estado de Paraná es llamado por los brasileros “Súper Moro”.
Tomado de Brasil de Fato Paraná
https://cubadeverdad.wordpress.com/2017/07/16/enterese-desde-hace-meses-medios-brasilenos-destapan-relacion-entre-sergio-moro-y-la-ciafbi/