El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha afirmado en una entrevista concedida a RT que los derechos humanos son un "pretexto" utilizado por EE.UU. y la Unión Europea para intervenir en los asuntos internos de otros países.
El líder filipino ha vuelto a reconocer la envergadura del narcotráfico en su país y ha destacado la importancia de adoptar medidas fuertes contra los traficantes.
"Si [los criminales] van a oponer resistencia, si hay una amenaza a la vida de los policías o los militares, mátenlos", ha recordado Duterte la orden que dio a las fuerzas de seguridad de su país.
Según el presidente, en el pasado las fuerzas de seguridad y los militares siempre temían ser acusados de violar los derechos humanos.
Duterte ha confesado haber advertido a los traficantes en su época de alcalde de la ciudad de Davao de "no tocar" a los jóvenes, ya que estos son la "riqueza" y el futuro del país.
Según el presidente filipino, cuidar de las personas inocentes es su "responsabilidad directa" para lograr la prosperidad del país.
En cuanto a las víctimas colaterales del combate con los traficantes, la lucha se está llevando a cabo "en el marco del enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y los criminales".
"Deberían existir las mismas reglas para todos"
Duterte ha trazado un paralelismo con EE.UU., que "hace lo mismo", ya que "cuando bombardea algún país, emplea bombas con tanta potencia que siempre conlleva la muerte de civiles". El presidente filipino ha recordado el gran número de víctimas registrado tras la invasión estadounidense de Irak. Según Duterte, "deberían existir las mismas reglas para todos", de tal forma que cualquier Estado tenga que "cumplir los mismos estándares" y "encontrarse en idéntica posición".
El mandatario también ha indicado que la invasión de EE.UU. en Panamá se realizó con motivo de la lucha contra las drogas, así que Washington también "puede atacar a otro país por las drogas".
Asimismo, Duterte ha subrayado que él "no ataca a nadie", sino que lucha contra la delincuencia en su propio país.
"En el mundo todo está organizado de forma muy injusta: aquellos que son más fuertes pueden hacer lo que quieran", ha recordado el líder asiático.
Es necesario "eliminar" a los terroristas
El mandatario filipino ha manifestado su desacuerdo con las críticas hacia el presidente de EE.UU., Donald Trump, sobre la comunicación de información relacionada con el grupo terrorista Estado Islámico (EI) al ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Duterte ha señalado que el de la violencia yihadista es un problema global, por lo que los líderes mundiales han de discutir acerca de las estrategias de lucha contra el terrorismo.
El presidente filipino ha estimado que su país "ha logrado tomar el control de la situación" relacionada con el terrorismo en el ámbito doméstico.
Como los combatientes son víctimas de un "estado mental", resulta difícil combatir este fenómeno, por lo que es necesario, a juicio de Duterte, "eliminar" a los terroristas y "convencer" a quienes todavía no se han unido a sus filas.
"El mundo occidental es el del doble lenguaje"
Además, Duterte ha declarado que en términos de armamento y lucha conjunta contra el EI, lo "animan" los acuerdos preliminares con el primer ministro ruso Dmitri Medvédev y el presidente Vladímir Putin.
"Espero que podamos convertirlos [los acuerdos] en algo más práctico", ha señalado el líder filipino, agregando que también pueden contar con el apoyo de China.
Duterte ha admitido que aún no ha tomado decisiones acerca de la adquisición del armamento de Moscú, pero ha opinado que "los rusos son más listos que los estadounidenses" además de ser "más generosos con la ayuda".
Según Duterte, los rusos "lo elaboran todo de forma más minuciosa y precisa".
Aunque Duterte ha indicado que no tiene nada personal en contra de Washington, ha subrayado que su país necesita cambios en la política internacional para desmarcarse de los intereses de EE.UU.
"Mi política internacional ha cambiado respecto a aquella prooccidental", ha afirmado el presidente filipino, revelando que ya tiene "relaciones de trabajo" con China y que también espera "establecer buenas relaciones de trabajo con Rusia".
Para justificar esta decisión, Duterte ha destacado que "el mundo occidental es el del doble lenguaje". Según el mandatario filipino, EE.UU. trata a su país "como si todavía fuera su colonia".