Pablo Gonzalez

El gobierno de Tsipras vuelve a recortar las pensiones en Grecia

El gobierno de Syriza apretará aún más las tuercas a los trabajadores. Ha vuelto a doblegarse ante el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea imponiendo nuevos recortes de las pensiones y aumentando los impuestos.

Tras meses de chantajes, Tsipras ha vuelto a capitular, lo cual ya no es noticia: las pensiones se rebajan un 18 por ciento, lo que afectará a unos 900.000 jubilados.


La mayor parte de los ancianos se ven obligados a rebuscar en la basura para comer o a buscarse la vida con pequeñas actividades que les reporten algunos ingresos, como vender castañas por las calles. La crisis capitalista ha acabado con la jubilación y las pensiones. 

En todo el mundo los trabajadores se verán obligados a buscarse el sustento hasta la muerte.

Los capitostes de Syriza han convertido a Grecia en un país mendigo, obligado a pedir una préstamo detras de otro, sin solución de continuidad.

 Cada uno de los préstamos se firma para poder pagar el anterior más los intereses. Grecia trabaja y sobrevive sólo para pagar deudas al capital financiero.

Para conceder más limosnas, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo se han apoderado de las riendas de los presupuestos griegos. Son los que hacen y deshacen (más bien esto último).

Durante los últimos días, miles de personas se han manifestado en contra de los recortes, y ya para el 17 de mayo se ha anunciado otra huelga general, que hay que sumar al resurgimiento de la lucha armada y los movimientos guerrilleros que expresan el hartazgo general hacia Tsipras y los suyos.

Otros se marchan del país. Desde 2008 Grecia está experimentando la mayor fuga de cerebros de su historia moderna. Cerca de medio millón de sus profesionales más capacitados y talentosos se han emigrado, según datos del Banco Central.

En 2015 las cifras de Eurostat decían que la cuarta parte de los griegos ya pedecen “privaciones materiales severas”. Es una manera como cualquier otra de hablar de hambre, de no tener ni un pedazo de pan para llevarse a la boca.

Publicado por Resistencia Popular

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