Un incidente que se cobró la vida de casi 1.800 personas cerca de un lago de Camerún hace más 30 años aún sigue sin ser aclarado.
Aquella noche del 21 de agosto de 1986, una nube de gas se elevó desde las profundidades del lago Nyos y envolvió un valle poblado.
Los vecinos comenzaron a sentirse mal, con dificultades para respirar. Unas 4.000 personas sobrevivieron, consiguiendo huir del valle.
Pero entre quienes se quedaron, solo unos pocos logaron sobrevivir: en total fallecieron 1.746 personas.
Además de los aldeanos, pereció el ganado y toda la vida silvestre en un radio de 25 kilómetros alrededor del lago, cuyas aguas normalmente incoloras se tiñeron de un marrón rojizo por varios días.
Los primeros rescatistas en llegar al lugar del desastre describieron la situación como si fueran las consecuencias del uso de un arma de destrucción masiva.
El hecho llamó la atención de la comunidad internacional y varios países enviaron fondos, médicos e investigadores para atender a las víctimas y estudiar las causas del desastre.
Los análisis revelaron que el lago liberó un millón de toneladas de CO2, que siendo más pesado que el aire, se extendió por el valle cubriendo todo con un manto tóxico de 50 metros de espesor.
Otra conclusión de los investigadores fue que el lago filtró gas volcánico que permanecía bloqueado en la profundidad por una capa de agua más caliente por encima.
Los científicos todavía no saben a ciencia cierta qué fue lo que habría roto esa cubierta y llevó a que aguas más profundas contaminadas con CO2 emergieran.
Entre las hipótesis más divulgadas se encuentra un posible terremoto, actividad volcánica y un deslizamiento de tierra.
Ante la ausencia de una explicación científica clara, aquel incidente dio pie a un abanico de teorías de conspirativas, como por ejemplo, que la erupción había sido provocada por una prueba de bomba no anunciada.rt