EEUU parece estar dispuesto a una seria revisión de su política hacia Corea del Norte. "Creo que es importante entender que los esfuerzos diplomáticos de los últimos 20 años para llevar Corea del Norte a la mesa de negociaciones han fracasado", dijo durante su visita a Japón el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson.
Según el jefe de la diplomacia de EEUU, durante este tiempo, el país ha proporcionado a los norcoreanos 1.350 millones de dólares en ayuda financiera, pero esto solo lo emplearon en desarrollar su potencial nuclear. "Está claro que necesitamos un enfoque diferente", destacó Tillerson.
Sin embargo, como EEUU no va a hacer concesiones a Corea del Norte y las sanciones tampoco han tenido éxito, "un enfoque diferente" podría significar la preparación de una operación militar.
Como ha señalado The Washington Post, en la Casa Blanca apareció incluso el término 'opciones cinéticas' para indicar la posibilidad de utilizar la fuerza contra el país asiático.
Como consecuencia surge una pregunta interesante: ¿qué es lo que EEUU puede conseguir en este conflicto? Es obvio que Donald Trump no quiere repetir la sangrienta y prolongada Guerra de Corea. Por eso, debería tener un plan para una victoria rápida que desconocemos, pero podemos tratar de adivinar, escribe el analista político Dmitri Verjotúrov, que compartió con Sputnik su opinión acerca el caso.
Según Verjotúrov, la guerra comenzará con un ataque hipersónico con armas de precisión a las instalaciones militares clave.
También pueden usar bombas capaces de destruir búnkeres de hormigón (la Fuerza Aérea de EEUU está en posesión de la bomba BLU-113, empleada en Irak), o el misil hipersónico X-51A Waverider, probado en 2013.
Lo más probable para el país norteamericano, cree el experto, sería apostar por misiles hipersónicos y, en general, poner a prueba la última estrategia militar de Estados Unidos, el Prompt Global Strike, que hace posible un golpe en cualquier parte del mundo 60 minutos después de haber tomado la decisión correspondiente.
El segundo paso será un ataque aéreo masivo con los recientes aviones furtivos F-22 (al menos cuatro aviones F-22 ya están desplegados en Corea del Sur) y F-35 (están en la Base Aérea de Iwakuni en Japón).
Se supone que la defensa de la RPDC no será capaz de repeler la ofensiva y las aeronaves acabarán con los objetos principales ya alcanzados por las armas hipersónicas.
El tercer elemento de la estrategia será el desembarco de un contingente limitado de la infantería con miras a la captura rápida o eliminación de los líderes políticos y militares de Corea del Norte. Después, la guerra debe concluir.
El único detalle fundamentalmente nuevo de esta estrategia será la utilización de misiles hipersónicos, ya que, en general, se tratará de un calco de la campaña militar en Irak del 2003, que se basará en el uso de la excelencia técnica y la desmoralización del Ejército de Corea del Norte con un golpe repentino.
Sin embargo, los norcoreanos no son Irak, destaca Verjotúrov. Su nivel de resistencia a la invasión estadounidense sin duda será mucho mayor. Además, Corea del Norte tiene con qué responder.
En primer lugar, la RPDC tiene un amplio e intrincado sistema de refugios subterráneos contra ataques aéreos, construido durante más de 60 años tras la Guerra de Corea. Todos ellos no podrán ser destruidos.
En segundo lugar, en caso de un asalto a las sedes y comunicaciones principales existen puntos alternativos. También hay planes preparados para una acción independiente en caso de guerra.
En tercer lugar, la RPDC tendría la oportunidad de un golpe rápido preventivo o de respuesta con misiles de combustible sólido.
odo esto genera dudas sobre si Estados Unidos será capaz de destruir inmediatamente y por completo el mando del país asiático con un golpe repentino.
Y si una supresión del control no resulta eficaz, todos los demás puntos del plan estadounidense se enfrentarían a dificultades, mientras que el Ejército de Corea del Norte sería capaz de cambiar el rumbo del conflicto a su favor.
Como resultado, una victoria rápida y fácil sobre Corea del Norte no será posible y la guerra será larga y destructiva.
Va a destruir la economía de Corea del Sur, socavar el poder de Japón y echar a perder todos los frutos de la política estadounidense en la región logrados después de la II Guerra Mundial.
Por lo tanto, solo queda esperar que Estados Unidos invente un enfoque diferente en la situación actual, concluye el analista.
https://mundo.sputniknews.com/opinion/201703171067681936-washington-pyongyang-ataque/