Los demócratas nicas no dijeron nada, ni los socialistas, marxistas y libres pensadores, ni abrieron su boca cuando el sistema de cable del país eliminó de su grilla 80 y 91 a la televisión venezolana y a la televisión rusa RT, las dos censuradas y ya.
Informado siempre he estado. Conozco que la libertad de expresión no puede desligarse de la libertad de difusión del pensamiento y que la “democracia de empresa” existe como propiedad y con un estilo absolutista, es decir al mejor estilo de Luis XIV, “el Estado soy yo”.
Parafraseando mi empresa soy yo y así fue como el papel de Fabio Gadea en 1998 y 2004 ante la iniciativa del malogrado Colegio de Periodistas de Nicaragua.
“El diario de Los nicaragüenses”, La Prensa, tampoco escapó a sus propietarios. En 2004, conversé del tema de la colegiación en el periodismo, en un evento de la Sociedad Interamericana de Prensa, celebrado en Ciudad de Guatemala, cuyo invitado especial fue el candidato presidencial Oscar Berger.
Más que un debate esa vez fue para “santolear” la decapitación de los colegios periodísticos.
Ahí hablamos y la espada siguió firme, porque el principio es que “la empresa soy yo” y ¿Por qué hablar de “mi democracia, si es mía”? Ah, la democracia para otros no existe, es utopía y dogma de los empresarios de los medios de comunicación, no es una práctica para ejercer.
La libertad de expresarse existe pero si queréis difundirla tenéis que pagar, es decir en un campo pagado, o tener un contubernio con los dueños, ser su amigo o poseer un interés que pueda servir después.
Por ende, esa libertad de expresión es más bien derecho de propiedad del dueño y/o propietario que es el único poseedor de la “verdad y la justicia”.
En realidad, la propiedad determina la libertad de decir o hablar y presentar lo que los dueños y propietarios y sus intereses determinen, e igual deciden no difundir nada de esas “payasadas llamadas libertad y democracia, porque los poseedores del al “servicio de la verdad y justicia” soy yo, dicen todos los que tienen medios de comunicación.
Y hay quienes creen que hay izquierdas o derechas, e igual pobres o ricos, cuando lo único que existe es la propiedad, particular o pública, privada o cooperativa, globalizada o transnacional, pero es propiedad y es de los dueños y ellos determinan tu libertad y la democracia, así de simple.
Aunque usted el cliente, el sistema de cable decide que quiere o puede o no sintonizar, como el caso de la televisión venezolana que está ahora fuera del sistema.
Viva la utopía, pero yo digo ver o no aunque pague.
Por Carlos Salgado Gómez
Periodista
http://www.trincheraonline.com/2017/03/09/je-je-je/
