Las pruebas de misiles balísticos recientes de Pyongyang solo contribuyen a que el plan altamente clasificado de EEUU para eliminar a Kimg-Jong-un se haga realidad, escribe el experto en temas internacionales, Michael Peck.
En su artículo para The National Interest el autor apunta que "el líder impredecible de Corea del Norte, Kim Jong-un, tiene muchas maneras de hacer la guerra", pero podría "acabar asesinado por las fuerzas especiales de EEUU o Corea del Sur, o enterrado en su búnker por una bomba antibúnker".
"Corea del Norte podría convertirse en un estado sin autoridad, con su líder decapitado por ataques precisos", detalla.
A pesar de que el plan bautizado OPLAN 5015 se mantiene en secreto, algunos detalles se han filtrado en la prensa japonesa y surcoreana.
Así, según informes mediáticos, Washington adoptó en 2015 un nuevo enfoque respecto al viejo problema de cómo "luchar contra una Corea del Norte belicosa y su enorme arsenal de armas convencionales y no convencionales".
Anteriormente se esperaba que una nueva guerra en la península se asemejaría a la primera —es decir, una guerra convencional a gran escala en la que las fuerzas estadounidenses pararían al enemigo antes de contratacarlo—, detalla Peck.
No obstante, OPLAN 15 supuestamente adopta un enfoque del siglo XXI de guerra limitada, fuerzas especiales y armas de precisión. Su objetivo principal podría consistir en "consolidar varios planes de guerra antiguos, minimizar víctimas e incluso prepararse para la posibilidad de que el gobierno norcoreano pudiera colapsar".
"Lo más importante es que OPLAN 5015 prevé la posibilidad de un ataque preventivo contra Corea del Norte", profundiza.
Los ecos de OPLAN ya pueden observarse en los ejercicios conjuntos de EEUU y Corea del Sur, designados Foal Eagle 2017 que contarán con la participación de más de 300.000 personas durante dos meses de entrenamiento y simulacro por computadora.
Según la agencia surcoreana Yonhap, "las fuerzas conjuntas también ejecutarán su nuevo plan operacional en 4D, el cual detalla las operaciones militares preventivas de los aliados para detectar, interrumpir, destruir y defenderse contra el arsenal nuclear y de misiles de Corea del Norte".
Sin embargo, aunque el nuevo plan no se enfoca en una guerra total, los ataques preventivos "pueden transformarse de una pequeña escaramuza a una guerra a gran escala", argumenta Peck.
Además, en el caso de que estalle un conflicto militar en la península, Corea del Sur "no tendrá el control militar operacional", prosigue.
"Si esto implica que los soldados surcoreanos se involucrarán principalmente en la guerra terrestre mientras los militares de EEUU proporcionan apoyo naval y aéreo, el plan tiene que ser reconsiderado", concluye.