Después de que el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, describiera a Irán como "el Estado terrorista número uno", algunos politólogos consideran que existen opciones de que Estados Unidos comience un conflicto armado con ese país asiático.
"Esto es el acabose, lo único que queda es una guerra", ha asegurado Serguéi Druzhilovski, profesor del departamento de Estudios Orientales del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, al periódico 'Komsomólskaya Pravda'.
Druzhilovski subraya que Irán "no cederá terreno" porque prioriza la ideología, el prestigio y la justicia en las relaciones internacionales "por encima de la economía", con lo cual hay que centrarse en qué pasos tomaría ante esta situación, sin descartar que abandonara el acuerdo nuclear y reanudara el enriquecimiento de uranio.
Ese especialista también sostiene que EE.UU. no conseguiría que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una guerra porque se enfrentaría al veto de Rusia y China y, en cualquier caso, resultaría "imposible" que venciera ese conflicto —como "demuestran" los ejemplos de Afganistán, Irak, Libia y Siria—, con lo cual esa aventura le costaría nuevos miles de millones de dólares y un nuevo brote del terrorismo.
Así, este docente estima que quien se beneficiaría de una guerra con Irán sería Israel, que desea que "Teherán se distraiga en su propia defensa" para que corte sus lazos con los países y organizaciones que amenazan la seguridad de Tel Aviv, desde el movimiento palestino Hamas hasta el partido libanés Hezbolá y, en cierto grado, Siria.
Rusia debe impedir el escenario militar
Si estallará ese conflicto, Moscú se enfrentaría a un dilema: apoyar a su aliado o quedarse al margen, según opinó el investigador del Instituto de Estudios de Oriente de la Academia Rusa de Ciencias, Boris Dolgov.
Este analista estima que "no se debe permitir un escenario militar de ninguna manera" e insiste en continuar los esfuerzos diplomáticos "en los que hemos tenido éxito recientemente: los contactos directos con EE.UU, Irán e Israel" y, aunque teme que los esfuerzos israelíes puedan desatar el conflicto, considera que Rusia debe ejercer presión para evitarlo.
Consecuencias para Europa
En el caso de que EE.UU. comience un enfrentamiento bélico con Irán, Europa se vería invadida por una nueva ola de refugiados, esta vez desde Irán, recalcó Dolgov.
Sin embargo, "eso no sería tan terrible" como el hecho de que "los miembros europeos de la OTAN se verían obligados a apoyar la agresión de Washington", con lo cual "se convertirían automáticamente en objetivo de las estructuras influidas por Teherán", argumentó ese especialista.
Consecuencias para Siria e Irak
Por su parte, el director del Centro de Investigación de Oriente Medio y Asia Central, Semión Bagdasárov, estima que EE.UU. no pasaría de realizar ataques aéreos o apoyar movimientos insurgentes en Irán, pero descarta la posibilidad de que ocupe ese país porque necesitaría hasta un millón de soldados.
En este caso, "Irán haría todo lo posible para bloquear las negociaciones sobre Siria en Astana y ese formato se desplomaría enseguida"; mientras tanto, "seguiría apoyando" a los sirios —"un eslabón de oro en la cadena chiita en Oriente Medio"— y haría todo lo posible para reducir al mínimo la influencia de EE.UU. sobre Irak, valoró Bagdasárov.
¿Qué pasaría con el crudo?
El director del Fondo de Desarrollo Energético —una organización no gubernamental de investigación e ingeniería energética—, Serguéi Pikin, recuerda que Irán produce casi cuatro millones de barriles de petróleo diarios.
Al respecto, Pikin destaca que "Teherán busca la extracción máxima para evitar que sus volúmenes sean sustituidos por Arabia Saudita, un aliado de EE.UU. en la región"; por lo tanto, cualquier tensión en esas zonas petrolíferas clave podría hacer subir los precios del crudo.