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El genocidio (otro) que está siendo ignorado por el mundo: Papúa Occidental

Si necesitas pruebas de que los políticos y los medios de comunicación escogen los conflictos opresivos para cubrir a fin de promover las ambiciones geopolíticas, sólo necesitas ir a la web "Papúa Occidental".

¿Has oído hablar de él? ¿Alguna vez has estado en casa viendo la televisión, y has oído al presentador de noticias mencionar Papúa Occidental?

Es extraño que esta opresión reciba poca o ninguna cobertura de los medios considerando que una misión de investigación reciente llevada a cabo por la Comisión Católica de Justicia y Paz de la Archidiócesis de Brisbane informó que Papúa Occidental estaba experimentando un " genocidio a cámara lenta”. 

El informe advierte que la población indígena de Papúa Occidental está en riesgo de convertirse en "una pieza de museo antropológico de una cultura pasada”.

Cuando se conoce lo que alimenta el conflicto de Papúa Occidental, queda claro por qué este problema no se merece alguna mención de nuestros políticos, amantes de la paz y los medios del establishment.

Papúa Occidental es el hogar de uno de las más grandes minas de oro del mundo (y la tercera mayor mina de cobre), conocida como la mina Grasberg. Cuya propietaria mayoritaria es la minera estadounidense Freeport McMoRan. 

Cuenta con reservas por un valor estimado de 100 mil millones de dólares y la compañía es el mayor contribuyente de Indonesia.

El dinero y la geopolítica generalmente se imponen a los derechos humanos. Desde la dictadura de Suharto, Indonesia se anexionó Papúa Occidental en un referéndum en 1969 de la ONU - en gran medida vista como una apropiación de tierras – se ha estimado que 500.000 Papúes Occidentales han muerto luchando para lograr la independencia.

A Freeport McMoRan se le otorgó la explotación de Grasberg cuando el gobierno de Indonesia firmó el derecho de extraer la riqueza mineral del lugar en el año 1967.

 Con el fin de preservar esta mina de oro, el ejército de Indonesia utiliza la fuerza bruta contra la población indígena local. Benny Wenda, un nativo de Papúa que ha hecho campaña durante toda su vida por la independencia, detalla el tipo de experiencias a la población local ha sufrido a manos de los militares indonesios:

"Ahora, todas las mañanas en el camino a sus huertos, Benny y su madre y tías son detenidos y registrados por soldados indonesios. 

A menudo, los soldados obligan a las mujeres a lavarse en el río antes de violarlas brutalmente delante de sus hijos. 

Muchas mujeres jóvenes, entre ellas tres de las tías de Benny, murieron en la selva a causa de los traumas y las lesiones infligidas durante estos ataques, que a menudo involucra la mutilación genital.

 Todos los días las mujeres de Papúa las mujeres tienen que ir al puesto militar para proporcionar alimentos de sus huertos, y para limpiar y cocinar para los soldados. La violencia, el racismo y la sumisión forzada se convirtieron en parte de la rutina diaria”.

Australia, un país con una acogedora, aunque confusa relación con Indonesia, juega su papel en la destrucción de cualquier discusión sobre este tema. 

En noviembre del año pasado, el gobierno de Indonesia pidió a Australia que ejerciera presión sobre las naciones del Pacífico que han comenzado a mostrar su apoyo a la campaña de Papúa Occidental por la independencia, deteniendo eficazmente estas pequeñas islas de "interferir" en los asuntos de Indonesia. Australia ha sido bastante cómplice de este tema hasta la fecha, incluso ha proporcionado a los militares de Indonesia el equipo necesario para causar estragos en la población local.

Últimamente, sin embargo, ha habido algunos avances. Los dos países suspendieron las relaciones militares después de que un funcionario militar de Indonesia encontró material "ofensivo" en una base militar de Australia, incluyendo folletos que sugería Papúa Occidental era parte de Melanesia y que debía independizarse.

En cualquier caso, Papúa tiene la tasa más alta de pobreza en Indonesia. Es casi tres veces el promedio nacional. También tiene la tasa más alta en muertes de lactantes, niños, y mortalidad materna en Indonesia, así como los peores indicadores de salud y las tasas más bajas de alfabetización.

Imagínese cómo en gran medida los Papúes occidentales podría mejorar su nivel de vida si se les permitiera controlar sus propios recursos. Mientras tanto, una empresa minera estadounidense sigue ganando cientos de miles de millones de dólares a costa de los nativos inocentes.

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