Esta semana Venezuela es nuevamente blanco de la arremetida imperial en cabeza de la derecha servil a los intereses norteamericanos; los intentos fallidos de la Asamblea Nacional y el títere Ramos Allup junto al intervencionista secretario general de la OEA, pretenden derrocar al presidente Maduro elegido con la legitimidad del bravo pueblo y así detener el desarrollo del proceso revolucionario iniciado por el comandante Hugo Chávez hace ya mas de una década.
El gobierno Bolivariano mantiene su raíz en la unidad popular cívico-militar, como estrategia de defensa de la revolución y garantía de las transformaciones conseguidas hasta el momento. El pueblo organizado y consciente es quien defiende la soberanía, los intereses de la clase popular y la unidad latinoamericana y caribeña.
Justamente esto es lo que mas incomoda a la oligarquía venezolana que a cada atentado que planea en contra del gobierno, encuentra un pueblo decidido a defenderlo. Sin mayores recursos acude a argumentos por decir lo menos, ridículos, este es el caso con el pretendido Juicio Político, una copia mal hecha del golpe parlamentario brasileño que desconoció la voluntad popular de esa nación.
Política sin argumentos
La Asamblea Nacional para adelantar un Juicio político hecha mano a los viejos trucos de las derechas latinoamericanas como son la violencia, la manipulación mediática y la guerra sucia, ejemplo claro son los argumentos -si se les puede llamar así- que esgrime para imponer esta figura legislativa que desconoce la misma constitución bolivariana.
En primer lugar está la trasnochada idea de la nacionalidad del presidente Nicolás Maduro acusado de no ser venezolano con supuestas pruebas y testimonios con lo que se propone sembrar cizaña y sembrar dudas acción que se orquesta desde Medios de Comunicación como caracol y rcn acá en Colombia.
Igual de creativa es la idea de que el primer mandatario venezolano abandono su cargo, por lo tanto debe ser llamado a juicio, sin embargo esto no tiene ningún asidero jurídico ni político pues en realidad el presidente Maduro se encontraba desarrollando una seria de visitas por distintos países en busca de estabilizar la producción y precio del petroleo, que sin duda impactará de forma positiva en todo el pueblo venezolano en este momento tan difícil para mantener y aumentar las políticas sociales. En otras palabras cumpliendo el deber constitucional de buscar el bienestar del pueblo que lo eligió.
Lo que mas llama la atención es la supuesta ruptura del hilo constitucional y la independencia de poderes que argumenta la derecha. No es un secreto que desde que la derecha tiene la mayoría de la Asamblea nacional, declaro al poder judicial en desacato, como mecanismo de presión a la gobernabilidad de la revolución o que el gobierno esta empeñado en buscar alternativas a la crisis impuesta, bajo el denominado dialogo nacional sin desconocer ninguna rama del poder. Eso si bajo el orden constitucional que impone al poder electoral como máxima autoridad, esto no es mas que la voluntad popular. Así pues que no hay de ninguna forma una crisis de gobierno o ruptura del hilo constitucional.
Una estrategia continental
El imperialismo norteamericano siempre ha visto en las oligarquías criollas del continente su instrumento de intervención y sabotaje para impedir el desarrollo de los procesos revolucionarios del continente. Lo que hoy sucede en Venezuela no puede aislarse de este análisis pues solo es un frente de la denominada estrategia de normalización de relaciones o la recolonización del “su patio trasero”
Mientras se agudiza el desabastecimiento, la carestía y el contrabando para llevar a la población al límite del desespero; se fomenta acciones de sabotajes a la economía y la infraestructura del país; se continúa asesinando a dirigentes sociales y políticos afines al gobierno del presidente Maduro así como a miembros de las Fuerzas Armadas bolivarianas al tiempo que se fomentan las guarimbas como brotes de violencia callejera creando el clima perfecto del golpe blando.
En todo el continente se hacen expresos estos intereses a través de las derechas locales; en Argentina el gobierno de Macri y el recorte a las políticas sociales, Brasil el golpe parlamentario, Bolivia el referendo sobre la reelección, en México la inminente vuelta a la presidencia del PAN, Ecuador la oposición a la redistribución de las riquezas y en Colombia la ultraderecha atravesada al proceso de solución política, por mencionar solo unos ejemplos.
Por ello reafirmamos la importancia de fortalecer la unidad latinoamericana y su posición soberana de ser zona de paz. Hoy es urgente que todos los pueblos nos informemos y juntemos esfuerzos y sacrificios en la lucha contra el neoliberalismo y la imposición imperialista. Defender la revolución bolivariana es una tarea de todas las naciones y pueblos del continente.
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