Mientras en Kiev los ucranianos celebran el tercer aniversario de Euromaidan, en el territorio de las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk continúa la llamada operación antiterrorista de las Fuerzas Armadas de Ucrania contra la población civil de Donbass.
El corresponsal de la Agencia Federal de Noticias ha entrevistado a un analista sobre los resultados de Maidan.
Según el Ministerio de Defensa de la RPD, la noche anterior [el 21 de noviembre], el Ejército Ucraniano utilizó contra el territorio de la Repúblicas más de 130 proyectiles calibres de 82 y de 120mm.
Una vez más se encontraron bajo el fuego ucraniano las localidades de Trudovsky, Alexandrovka (al oeste de Donetsk), la zona industrial cerca de Yasinovataya, Sajanka y Leninsky en el distrito de Novoazovsk y Sosnovskoye en el distrito de Telmanovo [al sur de la RPD, en la costa del mar de Azov].
El analista Viktor Shapinov, en declaraciones a la Agencia Federal de Noticias, recordó que hace tres años, muchos calificaban lo ocurrido en Maidan como revolución: los defensores del régimen ucraniano usaban esa palabra de una manera y los oponentes de otra.
Tres años después, ha quedado claro que Euromaidan no estaba dirigido a ningún cambio sino a mantener un sistema de capitalismo oligárquico y su correspondiente jerarquía social en Ucrania.
“La consecuencia natural de Maidan fue la elección del presidente y oligarca Petro Poroshenko y el nombramiento de oligarcas y sus títeres al frente de las regiones clave del país.
Es por eso que, pese a la forma “revolucionaria”, Maidan fue y sigue siendo un movimiento profundamente conservador y reaccionario.
La unión de unas formas aparentemente “revolucionarias” y un contenido conservador es un fenómeno conocido en la historia del siglo XX.
Los movimientos fascistas de los años 20 y 30 del siglo pasado quisieron hacer ver su llegada al poder como una “revolución conservadora” o “nacional”.
Sin embargo, sabemos que el objetivo de esos regímenes fascistas era el mantenimiento del sistema socioeconómico en crisis, no una transformación revolucionaria.
Durante Euromaidan, la oligarquía ucraniana se aprovechó de esas formas para dar a la crisis una salida que hacía cargar todo el peso sobre los hombros de todos los ucranianos, algo que otra vez está a la vista ahora que, como “regalo” de la “revolución de la dignidad” se presenta a la población facturas con nuevas tarifas.
El precio de dicho proceso fue una terrible brecha social en la que una parte de la sociedad se ha visto enfrentada a la otra”, afirmó Shapinov.
Según el experto, el factor unificador era una idea de superioridad de los defensores de la integración europea y del nacionalismo ucraniano frente a los defensores de la integración en el espacio post-soviético.
El lema de la integración europea, en cambio, se considera una forma para unirse a la “clase dirigente”, la población privilegiada de los países de la Unión Europea.
Con ello consiguen definir a sus seguidores como la clase dominante que se enfrenta a la parte más “atrasada” de la población (vatniks, colorados, ganado de Donbass, todos ellos calificativos con los que se ha descrito a los oponentes de Maidan o defensores de las Repúblicas Populares de Donbass), lo que ha resultado en la unión de una forma de racismo social y el chovinismo etno-lingüístico.
“Un sistema político basado en enfrentar a un grupo presentado como la parte más baja frente a otro para beneficio de la oligarquía solo puede llevar a un aumento de influencia de las fuerzas del nacionalismo extremo e incluso a las abiertamente fascistas, que desde el inicio de la operación punitiva en Donbass se han convertido en una seria fuerza militar.
Pero el cambio más significativo no fue la aparición de las fuerzas de extrema derecha en la escena política, donde generalmente solo eran personajes secundarios socios de las autoridades.
Lo más sorprendente fue el potente giro a la derecha de las principales figuras políticas.
La actual retórica de Poroshenko, Yatseniuk y demás a menudo está más a la derecha que la retórica que figuras de Svoboda como Tyahnibok o Yarosh utilizaban antes de 2014.
“Además, el desarrollo de los hechos en Ucrania ha legitimado las ideas fascistas y de extrema derecha para una parte concreta del espectro político a lo largo y ancho del espacio post-soviético. Concretamente, a causa de lo ocurrido en Ucrania, ahora podemos observarlo entre los liberales pro-occidentales de Moscú, que se unieron a la “Marcha rusa” [anual marcha de la extrema derecha nacionalista rusa en la que en ocasiones ha participado también el liberal Alexey Navalny, favorito del establishment occidental-Ed] y que un partido liberal como Parnas ha incluido como número dos en su lista electoral al ultranacionalista Maltsev.
“A consecuencia del golpe de Estado de 2014, el capitalismo ucraniano se ha hecho más dependiente, más oligárquico y más corrupto que con Yanukovich.
En 2014, la oligarquía ucraniana tomó la decisión de sacrificar la última oportunidad de desarrollar una economía independiente a cambio de unirse a Occidente en forma de colonia económica”, concluyó Shapinov.
https://slavyangrad.es/2016/11/25/consecuencias-de-maidan-sangre-en-donbass/