Al destacar al Che Guevara como un verdadero ejemplo como trabajador, más allá de sus cualidades como combatiente revolucionario, el máximo dirigente de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro, señaló: “Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso.”
Y agregó Fidel en el discurso que pronunció en la velada solemne en homenaje al Che realizada en La Habana, en la Plaza de la Revolución “José Martí”, el 18 de octubre de 1967: “Los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.”
Desde el propio año inicial del proceso revolucionario cubano el Che Guevara hizo referencia a la importancia que tenía en la sociedad cubana el trabajo y también la significación que le atribuía a que diversos sectores del pueblo y los que ocupaban cargos de dirección en los organismos realizaran jornadas de trabajo voluntario en centros de producción y servicios ó áreas agrícolas.
No sólo con sus palabras, sino con la fuerza de su ejemplo, el Che se convirtió en un verdadero símbolo del trabajo voluntario, y de esta forma ayudó al avance de la Revolución.
El domingo 22 de noviembre de 1959 llevó a cabo su primera jornada de trabajo voluntario en la construcción de la ciudad escolar “Camilo Cienfuegos”, en la antigua provincia de Oriente.
Laboró en Unión de los Trabajadores del Calzado y de otros combatientes del Ejército Rebelde, así como de habitantes de ese lugar.
Junto al Comandante Manuel (Piti) Fajardo fue Walfrido de la O uno de los organizadores de ese trabajo voluntario, y acerca de cómo resultó concebido expresó que con antelación, el tres de noviembre, en la acera del bar Sabala, próximo a El Caney, Che, Carlos Rafael Rodríguez, Manuel Fajardo y él se habían encontrado con el objetivo de evaluar la situación política de la zona.
Precisó que algunos elementos oportunistas habían hecho serios intentos de dividir y desacreditar al Ejército Rebelde, que, con 300 de sus hombres al mando del comandante Piti Fajardo, construía allí la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, destinada a 20 mil niños de la Sierra Maestra.
El Che entonces sugirió la realización de un trabajo voluntario y pidió que se convocara a los trabajadores del calzado de Manzanillo, que tenían una tradición de lucha revolucionaria.
Detalló Walfrido que no sólo los zapateros de Manzanillo respondieron al llamado del Che puesto que cientos de campesinos de intrincados parajes, cruzaron ríos y arroyos para sumarse a las labores constructivas del Ejército Rebelde, así como otros trabajadores de diferentes sectores.
El 22 de noviembre, según contara Walfrido La O, el Che llegó muy temprano en una avioneta y mandó a reunir a todos los que participarían en el trabajo voluntario. En un improvisado acto a pie de obra, habló sobre el trabajo voluntario y su importancia, explicó el enorme significado social de la obra en construcción y fustigó a los que realizaban una labor de confusión.
El Che instó a los campesinos, obreros, estudiantes, a enfrentar las acciones de los elementos reaccionarios que enarbolaban los prejuicios divisionistas con que siempre han azuzado las clases dominantes para dividir al pueblo.
El Che resaltó: “Ahora vamos a iniciar un nuevo combate: el combate del sudor.”
Seguidamente solicitó ir al lugar donde más fuerte fuera el trabajo, y en las canteras de la obra, situada en el central Estrada Palma mandarria en mano se mantuvo picando piedras hasta las cuatro de la tarde.”
Con el decursar del tiempo el Che realizó diversas jornadas de trabajo voluntario en zonas agrícolas, en los muelles, en obras en construcción y en centros industriales.
De la participación del Che en jornadas de trabajo voluntario han opinado múltiples compañeros los que se han referido y destacado como él influía poderosamente con la fuerza de su ejemplo no sólo laborando muchas horas sino además por estar siempre dispuesto a encarar los trabajos más rudos ó difíciles.
Orlando Borrego, quién compartió con el Che responsabilidades tanto en el Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria y en el Ministerio de Industrias, contó lo siguiente en su libro Che, recuerdos en ráfaga, acerca de una de las primeras jornadas de trabajo voluntario que participó el Che.
Precisó que el lugar escogido para aquel trabajo fue el Reparto José Martí, un barrio obrero de la Ciudad de La Habana, con pésimas condiciones de vida, donde se decidió realizar un conjunto de nuevas edificaciones con el fin de hacer desaparecer las ya inhabitables que allí existían.
Señaló que por constituir aquel trabajo el primero en realizarse por los compañeros del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria carecía de la más mínima organización.
Borrego detalló además que el Che fue el primero en tratar de organizar el trabajo y llamó a varios de los que estaban cerca de él en esos momentos e improvisó una brigada que tendría a su cargo transportar las piezas prefabricadas.
“El trabajo consistía en trasladar unos paneles de concreto de aproximadamente trescientos kilogramos de peso hasta un lugar que se encontraba a unos doscientos metros, donde debían ser instalados en las estructuras de las edificaciones preparadas al efecto.
Resultó que el peso de aquellos paneles era de tal magnitud que sólo podían ser transportados manualmente sobre unas parihuelas, artefacto compuesto de dos varas gruesas, con unas tablas atravesadas en medio, donde se coloca la carga para llevar entre dos, las cuales fueron improvisadas con tal objetivo.
En lugar de dos varas de madera, hubo que colocar tres, para que los siete hombres encargados de la transportación pudiéramos manipular el peso de aquellos prefabricados.”
Señaló Borrego que el Che se puso al frente de la brigada y ocupaba el puesto delantero.
En el transcurso de los años de la década del sesenta por iniciativa del Che se desarrolló una emulación entre los dirigentes y trabajadores del Ministerio de Industrias en lo referido al trabajo voluntario.
Se instituyó, incluso, un certificado especial para los que fueran capaces de aportar al país como mínimo en un semestre 240 horas de trabajo voluntario.
El 15 de agosto de 1964 en La Habana se realizó el acto de entrega de Certificados de Trabajo Comunista a los dirigentes y obreros del Ministerio de Industrias que habían cumplido ese propósito.
El Che al hablar en el acto destacó la importancia del trabajo en general y al respecto manifestó: “…adquiere cada vez más una significación nueva, se hace con una alegría nueva.”
Y al referirse a la trascendencia que le atribuía en forma específica al trabajo voluntario también expuso que éste “se convierte entonces en un vehículo de ligazón y de comprensión entre nuestros trabajadores administrativos y los trabajadores manuales, para preparar el camino hacia una nueva etapa de la sociedad, una nueva etapa de la sociedad donde no existirán las clases y, por lo tanto, no podrá haber diferencia ninguna entre trabajador manual y o trabajador intelectual, entre obrero o campesino.”
Y agregó: “Por eso nosotros lo defendemos con tanto ahínco, por eso nosotros tratamos de ser fieles al principio de que los dirigentes deber ser el ejemplo que ha planteado Fidel en reiteradas oportunidades.”
En plena correspondencia con lo que planteara el Che se hizo acreedor de ese certificado de trabajo voluntario por haber laborado las horas requeridas, no obstante las grandes responsabilidades que tenía como Ministro y dirigente político en el país.
Y ese 15 de agosto de 1964, él hizo la siguiente explicación: “Y hemos venido a este acto también, con el compañero Borrego a recibir nuestros diplomas. No es un acto pueril y no es un acto de demagogia, es simplemente la demostración necesaria de que nosotros –los que hablamos constantemente de la necesidad imperiosa de crear una nueva conciencia para desarrollar el país y para que se pueda defender frente a las enormes dificultades que tiene y a los grandes peligros que lo amenazan- podamos mostrar nuestro certificado de que estamos siendo conscientes y consecuentes con lo que decimos, y que, por lo tanto, tenemos derecho a pedir algo más de nuestro pueblo.”
El Che Guevara igualmente por su actitud ante el trabajo, y por haber sido un abanderado del trabajo voluntario, ha dejado una gran enseñanza para nuestro pueblo y para el mundo.
Precisamente el 18 de octubre de 1967 Fidel también resaltó en esa ocasión la trascendencia del legado del Che al enfatizar: “Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra, nos dejó su ejemplo!”