Mientras Eduardo Montealegre se esconde de la política por la puerta trasera, el MRS sigue jugando al enfrentamiento contra Daniel Ortega.
La batalla podría ser costosa para ambos, pero más para los renovadores sandinistas.
Más adelante les diré por qué.
Más adelante les diré por qué.
Antes, hagamos algunas preguntas:
¿Por qué Daniel Ortega acepta conversar con Luis Almagro, el secretario general de la OEA?
Primero, es un terreno político cómodo para Ortega.
La mayoría de países miembros de la OEA no ven razones para enjuiciar al régimen sandinista, por ahora.
Si han cerrado filas con el presidente venezolano Nicolás Maduro para que no le apliquen la Carta Democrática, menos razones encuentran para hacerlo con Nicaragua.
Segundo, Ortega mató “gato en puerta” por si algún país, Colombia, Canadá o Estados Unidos, tenían la tentación de cederle la silla a Violeta Granera, quien emergió como la sustituta de Montealegre y Luis Callejas, con el respaldo del MRS, para liderar la Coalición Democrática.
No es que ya no pueda ocurrir, que veamos a un segundo nicaragüense ocupando la silla de un país en la Asamblea General de la OEA denunciando al gobierno –el primero fue D´Escoto- pero ahora es más difícil: El Secretario Almagro se está haciendo cargo de las denuncias contra el sandinismo.
Tercero, es un juego de espejos e imágenes, el liderazgo sandinista toma el consejo de la Embajadora Laura Dogu y comienza a dar señales de que quiere hacer “algo” por la democracia en Nicaragua.
Así, los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Marco Rubio tendrán que admitir que hay un intento de resolver las críticas de sus aliados y que deben, probablemente, no disparar la pistola, por ahora.
Gana valioso tiempo
Cuarto, “en el fragor de la batalla” electoral en los Estados Unidos, el dirigente rojinegro ensaya una jugada táctica, como barcelonista que es sabe lo importante que es “enfriar” la jugada y mantener el control de la pelota.
En otras palabras, con el inexplicado acuerdo con Almagro, Ortega se mete de lleno al terreno en donde le están revolviendo las cosas, o sea, la OEA y Washington.
Quinto, Almagro no puso –que sepamos- condiciones o exigencias para iniciar las conversaciones para crear el “mecanismo” de las pláticas que parten de la base del aún desconocido informe electoral.
El MRS fue el primero en darse cuenta que perdió el control de la ofensiva cuando el secretario de la organización regional y Ortega acordaron no revelar el informe, antes de hablar sobre el contenido.
¿Una traición de Almagro a los adversarios del FSLN? Mejor se lo preguntamos a Mujica.
Sexto, Ortega no cedió las elecciones presidenciales y no veo cómo las suspenderá, a menos que aparezca por allí un huracán que nos pase encima.
Como ocurrió en Haití. Ni siquiera ha puesto en juego las municipales del próximo año.
Debe dar algo
Séptimo, el mandatario tendrá que dar algo.
De esta no sale sin repartir caramelos o Lamborghini, así es la política, así son las negociaciones.
¿Y qué podría ser?
¿La cabeza de Roberto Rivas?
¿Repartir personerías jurídicas, una para Eduardo Montealegre y cero para el MRS?
¿Sillas en el CSE para los eduardistas, una para Kitty Monterrey y otra para Violeta Granera?
¿Sillas en la Corte Suprema de Justicia?
La tienda navideña estará abierta después del 6 de noviembre y no duden que habrá más de una cartita al Niño Dios.
Octavo, hablar sin dar nada.
Este es la aspiración ideal de Ortega, mover sus fichas y alargar tanto la plática con Almagro que no salga nada.
En ese caso seguirán las lluvias de críticas y probablemente será aprobada Nica Act en el Senado… pero tendrá otros cinco años en el poder, aunque bajo tormenta.
¿Quién de ustedes duda que el 10 de enero próximo, en la toma de posesión, Ortega recibirá el reconocimiento masivo de los países, encabezado por Estados Unidos?
Noveno, mientras esto ocurre, los martillos sandinistas siguen golpeando a sus adversarios.
Ya dividieron al movimiento anticanal, en donde hay un pleito horroroso que ha tapado La Prensa y Radio Corporación, en el que está a punto de renunciar la nueva estrella del MRS, la finquera Francisca Ramírez.
La hija de Mónica Baltodano logró sacar del grupo a los renovadores sandinistas, a los que considera oportunistas, y puso a su gente.
Ahora hay dos grupos, y antes de diciembre podrían ser cuatro.
Está moviéndose
Décimo, Ortega se está moviendo en Washington, ha contratado figuras o activado las que tiene hace años, como el abogado Paul Reichler.
Finalmente, el orteguismo no saldrá ileso de esto, el daño ya está hecho y habría que medir las consecuencias.
En 2008 y años siguientes, el sandinismo enfrentó un masivo retiro de ayuda de Estados Unidos y Europa, sobre todo de los nórdicos.
Pero, aún estaba vivo el presidente Hugo Chávez. Desde entonces, las cosas han cambiado y no hay mucho de dónde reponer lo que se vaya.
Y en estas circunstancias, Ortega no es inmune al desgaste.
Estas elecciones han mostrado el camino, la decepción y la abulia corren hoy en día a favor del sandinista, pero poco a poco esta pasividad llevada a la inacción erosionará más a su gobierno.
Los recursos seguirán escaseando y una clientela insatisfecha buscará en otro lado, quien le ofrezca lo que busca.
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