Las personas con fe acuden a Dios cuando tienen una adversidad.
La partida de un ser querido, un despido del trabajo... Pero confiarlo todo a Dios y al “ya se arreglará” tiene un riesgo.
Al menos, para la salud: cuanto más dejes un problema en manos de los milagros, menos esfuerzo pondrás en solucionarlo.
Es la conclusión evidente a la que ha llegado un nuevo estudio en EEUU.
El investigador de la Universidad de Michigan David Hayward encontró que la gente que creía en el poder de los milagros eran más propensos a dejar decidir a Dios sobre su salud.
Por ello, no seguían las recomendaciones médicas para curarse, o lo hacían con menos interés.
Otros estudios han encontrado que, en algunos episodios de dolor, las creencias religiosas pueden ayudar a sobrellevar el sufrimiento.
Pero estas situaciones tan solo se producen en momentos límite, como es la muerte.
La investigación aporta más datos: al menos 4 de 5 estadounidenses creen en el poder de los milagros.
Y al menos la mitad dicen que han experimentado algún milagro sobrenatural en sus vidas.
La confianza en Dios en los asuntos de salud es más común entre los cristianos evangélicos y en los ritos de la comunidad negra.
El estudio fue publicado en octubre en el Journal of Behavioral Medicine. Analizó el comportamiento de 2.948 participantes sobre una encuesta de espiritualidad y salud.