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Mientras América Latina vive fuertes convulsiones y hace frente a nuevos desafíos, Investig’Action ha tenido el honor de entrevistar a Pedro Brieger, eminente periodista argentino y director del portal de noticias Nodal.am, analista internacional y gran conocedor del continente latinoamericaino. 

Resistencias populares en Brasil, hegemonía de la derecha en Perú, agresiones contra Venezuela… todos los temas candentes han sido abordados con el fin de permitir a nuestros lectores hacerse una idea un poco más clara sobre el presente y el futuro del continente Latinoamericano.

-¿Qué análisis hace de las manifestaciones de los profesores mexicanos y de la terrible situación que han sufrido?

-México tiene una estructura estatal represiva que no se ha desmontado sino que se ha incrementado justamente por el tema complicado del narcotráfico, del vínculo con Estados Unidos… Hay en ese país movimientos sociales muy poderosos.

 Pero hay ver que pasó exactamente en Oaxaca como para poder determinar a que se debió esta represión.

-¿Ve una relación con lo que pasó con los estudiantes de Ayotzinapa en 2014?

-Es muy probable que haya una relación entre esos dos aontecimientos, si. Oaxaca ha sido también un punto importante de protesta estudiantil y de docentes. México es un país con muy poca tolerancia hacia los movimientos sociales, eso se verificó con el movimiento zapatista en su momento que era un moviento social muy particular que surgió en Chiapas. Pero México tiene altos niveles de pobreza y para mi el tema de los movimientos sociales tiene mucho que ver con zonas de alto nivel de pobreza.

-Sobre Brasil, estamos a más de un mes de la suspensión de Dilma Rousseff. ¿Cuál es su análisis sobre este golpe en Brasil y cómo ve el futuro próximo del país a nivel económico y político?

-Por lo general, yo no lo defino como golpe de Estado. En efecto, la definición «Golpe de Estado» remite a militares destituyendo a presidentes, cerrando el parlamento, prohibiendo partidos politicos, sindicatos, movilizaciones… 

Creo que una de las características de la derecha latinoamericana en estos últimos tiempos es acusar a los gobernantes progresistas de violar la constitución o en el caso brasileño de ir en contra de la legalidad. 

Asi que esa derecha apela a la legalidad, a la institucionalidad y tratan de mantener una gran cuota de legalidad combinado con los métodos «tradicionales». 

Por ejemplo, en Honduras, en 2009, se destituye a Manuel Zelaya, se lo saca del país pero se mantiene la legalidad al poner a quien corresponde efectivamente a la sucesión: Roberto Micheletti, que era el presidente de la Asamblea Nacional.

 En el caso de Fernando Lugo en 2012 en Paraguay, hay claramente un golpe de Estado parlamentario. 

No le dan la posibilidad de defenderse, en 24 horas lo destituyen… pero también mantienen la legalidad. 

En esos dos casos, la derecha afirma que fueron los gobernantes quienes violaron la legalidad.

El caso de Brasil es más complejo. Se vota primero en la Cámara de Diputados, luego en el Senado, y la presidenta Dilma Rousseff sigue en ejercicio. Hay que recordar que ella sigue siendo la presidenta de Brasil, no se la destituyó, se la suspendió provisionalmente hasta que vote definitivamente el Senado. Asi que también se trata de mantener un manto de legalidad…acusándola de haber violado la legalidad. Esto es un desafío intelectual también para entender cómo act a la derecha latinoamericana hoy en día, acusando a los gobiernos progresistas de violar la legalidad. 

Dilma Rousseff habla de golpe de Estado y es lógico que lo haga porque eso tiene un sentido político. Pero me parece que la complejidad de la situación combinada en Honduras, en Paraguay o en Brasil muestra que la derecha latinoamericana está apelando a otros recursos y no a los tradicionales métodos de golpes de Estado.

-¿Cuál es el papel que ha podido desempeñar Estados Unidos en ese golpe parlamentario?

-Es difícil saberlo. Habría que tener acceso a documentos que prueben el rol de Estados Unidos en lo que ha pasado en Brasil. Esta claro que Estados Unidos tenía un gran proyecto para América Latina para el siglo XXI, que era el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), y que fracasó en 2005 en Mar del Plata porque no se pudo implementar. 

Pero eso no significa que Estados Unidos se ha quedado quieto. Esta claro que frente a la ofensiva de los gobiernos progresistas en el sentido más amplio de la palabra, ha tratado de debilitar cualquier iniciativa de esos gobiernos progresistas como el Mercosur, el UNASUR, la Celac.

Yo no sé si Estados Unidos está detrás de lo que está sucediendo en Brasil. Pero eso no implica que Estados Unidos no haya ayudado a sectores opositores en Brasil, en Venezuela, en Ecuador o en la Argentina… Ahora bien, creo que en el caso brasileño, el aspecto de la corrupción estructural va mucho más allá de los Estados Unidos.

 Por eso creo que hay que tener acceso a los documentos para poder determinar el rol de los Estados Unidos. Pero está claro que Estados Unidos sigue mirando a la región como su gran área de influencia y no va a quedarse quieto sin destabilizar a los gobiernos progresistas.

-Desde que asumió Temer como presidente interino, se ha dejado de hablar de Brasil. Sin embargo, siguen las protestas contra el golpe parlamentario…

-En el portal que dirijo, Nodal, precisamente todos los dias mostramos las marchas que hay en contra del gobierno del presidente interino Michel Temer. Efectivamente, todos los dias hay movilizaciones. Pero al mismo tiempo, es verdad que las grandes agencias de noticias no hablan de eso, para dar una imagen de normalidad en Brasil, lo que no es así.

-El 5 de junio pasado, Pablo Kuczinsky, un ex-banquero ganó la elección presidencial en Perú. Pero lo que ha llamado particularmente la atención, es el resultado de Keiko Fujimori que perdió con muy poca diferencia. ¿Cómo se puede explicar ese arraigamiento del fujimorismo en la sociedad peruana, mientras que Alberto Fujimori, que gobernó de 1990 a 2000, fue condenado por corrupción y violación de los derechos humanos?

-Creo que hay dos elementos. En primer lugar, la descomposición de la Alianza Popular Revolucionaria America (APRA), un partido histórico, como consecuencia de la represión hacia las fuerzas de izquierda que después del Sendero Luminoso tuvieron serias dificultades para articularse en el escenario politico.

 Y en segundo lugar, debido a que el gobierno de Alberto Fujimori llevó adelante algunas medidas positivas para las clases populares, más allá de las prácticas neoliberales y la gran apertura de los mercados.

 De todas formas, también hay que tomar en cuenta que Veronika Mendoza con el Frente Amplio (izquierda) salió en tercera posición. Tiene la segunda bancada mas importante en el parlamento detrás del fujimorismo, que tiene mayoria absoluta. Pero bueno, lo que es cierto es que la represión del fujimorismo desarticuló en gran medida a los sectores opositores.

-¿Cuál es su punto de vista sobre las recientes declaraciones del secretario general de la Organización de los Estados Americano (OEA), Luis Almagro y más generalmente de la campaña internacional puesta en marcha contra Venezuela?

-Creo que la disputa a nivel continental, o como bien dice el economista español Alfredo Serrano Mancilla, en este «continente en disputa», se refleja muy bien en Venezuela con los organismos regionales. 

Porque quien tenía una muy fuerte impronta era la UNASUR. Pero el cambio de gobierno en Argentina y la suspensión de Dilma Rousseff le dio mucho más fuerza a los sectores conservadores que prefieren que cualquier intervención en América Latina se de a través de la OEA, tras la cual está Estados Unidos. 

Y creo que ese empuje se ve claramente reflejado con la postura del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien presentó un documento abiertamente a favor de la oposición en Venezuela, tomando prácticamente todos los puntos que plantea la oposición venezolana con respecto a la consulta popular o al referéndum revocatorio que se puede aplicar.

Y creo que esa disputa es muy visible porque intervinieron a través de la OEA. Es por un lado un triunfo para la oposicion venezolana meter a la OEA en el pais, pero también es un triunfo para el gobierno de Venezuela evitar que la OEA siga avanzando y que se haga por el intermedio de la UNASUR.

-En efecto, hoy en dia, hay claramente dos bloques que se enfrentan en el continente. Por un lado, el bloque conservador con Brasil, Argentina, Perú , Colombia… abiertamente a favor de los tratados de libre-comercio y de las politicas neoliberales. Y por otro lado el bloque progresista, con Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba… que apuestan por una mayor integración regional. ¿Será esa disputa la que hoy caracteriza a América Latina?

-Si y por eso es correcto lo de un continente en disputa. Esta claro que desde que Chávez ganó las elecciones en 1998, se desarrolló una corriente progresista muy fuerte en Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Venezuela…

 Los sectores conservadores se encontraron debilitados por ese avance progresista. Sin embargo, las situaciones que vivimos en estos últimos tiempos marcan un cambio. El triunfo electoral de Macri en Argentina es el primer triunfo electoral de la derecha latinoamericana por sobre un gobierno progresista. Esto es un cambio.

 Esto por supesto que le da fuerza a la corriente liberal-conservadora, más aún si tomamos en cuenta la situacion en Brasil, el triunfo de la oposición en las elecciones legislativas en Venezuela, el fracaso del referéndum en Bolivia.

 Esto le da mayor posibilidades a la derecha latinoamericana de avanzar con su propio proyecto de tratado de libre comercio, de reforzar a la OEA, de reforzar a la Alianza del Pacifico, Alianza que nació para debilitar al Mercosur y a la UNASUR.

-Pero ¿como explica esa contraofensiva tan rapida y brutal de la derecha latinoamericana en tan poco tiempo contra gobiernos que, más allá de los errores que cometieron, tuvieron un apoyo popular importante?

-Hay muchos factores. Desgastes, influencia de los medios de comunicación muy poderosos, aparato político-jurídico que no fueron transformados de raíz, aparatos juridicos que están en profunda relación con medios de communicación. No hay que olvidar que las naciones latinoamericanas fueron creadas por clases sociales a sus imágenes y semejanzas con aparato juridicos-politicos y mediáticos a su servicio. Lo que encontraron en esos últimos años fue una corriente progresista que trató de revertir esta situación de manera más o menos radical según los casos. No es fácil cambiar estructuras sociales, politicas, económicas de décadas… más aún cuando hubo golpes de Estado, cuando hubo represión.

-Fue en ese sentido que algunos analistas reprocharon a Dilma, Lula y al PT de no haber cambiado la estructura política de Brasil que sigue siendo afectada por la corrupción…

-Yo escribí un articulo hace unos años, precisamente señalando que había una corriente en Ecuador o Bolivia que había decidido refundar los paises en base a la movilización popular, y que había otros como en el caso de Brasil que habian decidido pactar y negociar. Bueno, esto marca claramente una diferencia.

-Y la derecha recuperó el tema de la corrupción a su favor…

-Por supuesto. El tema de la corrupción es un tema muy serio. El Partido de los Trabajadores (PT) es un ejemplo muy claro de movimiento social que surgió con el lema de la lucha contra la corrupción, que se presentaba como un partido diferente y sin embargo terminó cayendo en la misma corrupción que el resto de los partidos politicos. Por eso hoy, se lo ve al PT como parte del establishment justamente por no haber cambiado la estructura politica-económica y también por haber caído en casos de corrupción.

-Vamos a terminar con el tema de Argentina. ¿Cómo interpretas ese cambio de rumbo en la politica exterior de Argentina?

-Lo que está haciendo el presidente Macri está en sintonía con lo que dijo siempre. Apoyó la oposición en Venezuela, siempre estuvo a favor de las políticas neoliberales y está tomando una postura coherente con lo que venía diciendo desde siempre. Creo que lo importante a nivel latinoamericano es que es la primera vez que la derecha en estos últimos quince años logra un triunfo sobre un gobierno progresista en el sentido más amplio de la palabra. 

Y por supuesto que Macri ha tejido los vínculos con la derecha latinoamericana, con la derecha europea y además está claro que busca destruir todo aquello que se construyó con el kirchnerismo, del mismo modo que la derecha brasileña claramente quiere destruir todo aquello que construyó el PT. Por eso cuando votaba el 17 de abril en la Cámara de Diputados, decía Fora Dilma, Fora Lula, Fora PT. El objetivo de la derecha latinoamericana frente a los procesos progresistas es destruir toda aquella política de inclusión que se llevó adelante. 

Toman el tema de la corrupción como un tema importante pero en realidad el objetivo es destruir todo lo que ha sido construido.

 La corrupción no nació en América Latina con los sectores progresistas, la pobreza tampoco, todo lo contrario. Los sectores progresistas lo que trataron de hacer es incluir a millones que estaban fuera del sistema. 


Tarik Bouafia, Periodista y coresponsal en Argentina para Investig’Action.

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