Pablo Gonzalez

Colombia: La grandeza del comandante guerrillero Simón Trinidad



En medio de las actividades diarias cayó en nuestras manos tres libros supremamente interesantes. 

Dos recomendados por nuestro hermano Gustavo, quien sigue tras las rejas gracias al montaje absurdo que a diario monta el régimen para intentar minar la moral revolucionaria de los auténticos revolucionarios.

 El otro lo conseguimos sobre la carrera tercera con calle 12 de la ciudad de Ibagué. “En la librería Agáchese”, suele decir Gustavo.

 En menos de 15 días “devoramos” dos y leemos el tercero con una gran expectativa.

 El primer libro devorado es una obra de literatura del premio nobel Mario Vargas Llosa, escritor de derecha, pero supremamente exquisito en el manejo del idioma.

 La obra se llama “Cinco Esquinas” y tiene 314 páginas. Retrata la obra la situación del periodismo en el capitalismo, periodismo al servicio de la clase dominante, en este caso de Fujimori y todo su gobierno puesto al servicio de la clase dominante. 

La intriga, la manipulación y la violencia como pretende el régimen suprimir la misión de esta bella profesión como la consideraba Gabriel García Márquez.

 También se destaca la valentía para sobreponerse y denunciar y anunciar. Rolando Garro, el periodista inescrupuloso que se pone al servicio de la clase dominante es el ejemplo clásico de corrupción, mientras Retaquita es la otra cara de la moneda de alguna manera. 

La revista “Destapes” plantea toda una tramoya profundamente realista. La crítica es importante y esta se refleja en esta obra de literatura. 

La segunda obra devorada es nada más y nada menos que “Simón Trinidad el hombre de hierro”, del conocido y valiente periodista Jorge Enrique Botero. Hay dos cosas esenciales que llaman poderosamente la atención: El fondo y la forma. 

Como decimos coloquialmente los colombianos: Quedamos boquiabiertos analizando la personalidad del comandante guerrillero fariano, Simón Trinidad. Es admirable lo que puede hacer un hombre por su pueblo cuando tiene conciencia social y de clase. Es una biografía apasionante, heroica y revolucionaria. 

Qué decir de un hombre que conscientemente se aleja de las comodidades que ofrece el capitalismo para ponerse al servicio del pueblo humilde, explotado, ignorado y analfabeto político. 

Deja a su familia prestante, a su mujer, a sus hijos y a sus amigos para ir a la entraña de la selva a vivir con la utopía de sembrar los cambios estructurales que necesita el país con suma urgencia. Ese es Simón Trinidad.

 Ante el enemigo de clase, se levanta erguido y con dignidad enfrenta el criminal régimen. No le hace concesiones, se defiende con dignidad y ética revolucionaria. 

Asimila los golpes con grandeza. Simón Trinidad no es un “revolucionario” de oficina perfumada, es un hombre que Ernesto Che Guevara, Fidel Castro, Raúl Castro y tantos otros, hacen coincidir lo que dicen con lo que hacen. Su testimonio es un ejemplo inmaculado que brillará eternamente en el amplio firmamento de América Latina y se mantendrá en el altar mayor de la patria que ama, añora y venera.

 Los medios masivos qué hicieron por silenciar, acallar, tergiversar e ignorar la obra revolucionaria del comandante Simón Trinidad, pero no pudieron porque su obra humanista y revolucionaria resulta oceánica. Tiene 350 páginas repletas de honor, grandeza, sacrificio y abnegación. 

Es un texto apasionante. Lleno de coraje y sabiduría para los que forjan una nueva sociedad con conciencia y dedicación, soportante los avatares de un régimen capitalista sangriento y criminal, que está dispuesto seguramente a matar medio país con tal de no perder sus intereses de clase.

 Quizás algunos dirán que resulta una exageración decir que la clase dominante colombiana es criminal. Seguramente al leer con atención este texto, se resolverá claramente esta afirmación a nuestro favor.

 Solo un ejemplo.

 Claro teniendo en cuenta que todo el libro, prácticamente es un solo ejemplo.

 Sin embargo, veamos. 

En el año 2012, Alix ya era una señorita. Una hija de Simón que tuvo con su compañera de lucha Lucero, también heroica guerrillera. Cuando la joven adquiere el cartón de bachiller, lo que más desea es compartirlo con su madre, pues su padre está en las mazmorras del imperialismo norteamericano, a muchos metros bajo tierra. Va. Se deja seducir de un tira del régimen quien finge amarla.

 La acompaña hasta cierto punto y fingiendo querer a su suegra le entrega una cajita con unos hermosos aretes. 

Ella, confiada y crédula lleva la cajita y la entrega a su destinataria. Esa cajita aparentemente inofensiva lleva incrustado el GPS, quien envía las señales exactas de las coordenadas del campamento. 

El almirante (Que de almirante no tiene nada), Edgar Cely, es informado el 18 de septiembre de que el campamento del Frente 48 está plenamente ubicado. Sabiendo que hay civiles, en este caso la joven Alix Farela, entre otras, el ministro de defensa Rodrigo Rivera, ordena actuar: Quince toneladas de dinamita caen sobre este campamento ubicado en la vera del río San Miguel, siendo asesinados 22 guerrilleros que seguramente dormían, Alix Farela y Lucero.

 Con alegría desbordante Juan Manuel Santos, Edgar Cely y el general de la policía, Oscar Naranjo, celebraron y festejaron semejante masacre, por cuanto allí tampoco hubo acatamiento del Derecho Internacional Humanitario (DIH), en lo que atañe a la proporcionalidad. 

El otro aspecto de este libro para analizar es la forma. Es decir, la manera literaria como narra la vida y obra del comandante Simón Trinidad. 

Es un estilo a manera de reportaje extraordinario, por cuanto deja entrever que este libro no fue concebido en oficinas suntuosas, sin en campo abierto, recorriendo las enormes llanuras y empinadas cordilleras, cruzando ríos y montañas inhóspitas. 

Es un hit que se anota una vez más el escritor y periodista, Jorge Enrique Botero. Finalmente, el libro que comenzamos a devorar tiene 500 páginas y es de otro escritor inmenso: Renán Vega Cantor. 

Se llama: “La universidad de la ignorancia. 

Capitalismo académico y mercantilización de la educación superior. Educación gratuita”.

 Mi hermano, que es profesor y está preso en la cárcel de Picaleña de Ibagué, me dijo sin rodeos: “Este libro necesariamente debe leerlo. 

Es un imperativo”. Con semejante apreciación hemos empezado y solo la presentación justifica plenamente la compra de este libro, todo lo demás es ganancia. 

La profundidad de este escritor no admite discusión. Además, su profundo compromiso con el pueblo colombiano. Ahí, vamos…

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