La utilización de la deuda como instrumento de dominación y de alienación de la soberanía de un Estado se ve claramente en el destino que Francia reservó a Túnez en la segunda mitad del siglo xix.
En 1881, Francia conquistó Túnez transformado a ese país en protectorado. Hasta ese momento, Túnez, conocido como Regencia de Túnez era una provincia del Imperio Otomano, |1| que gozaba de una importante autonomía bajo la autoridad de un Bey.