El plan de Alemania para invadir la Unión Soviética se llamaba operación Barbarroja.
Se dividió a el ejército invasor en tres; una parte atacaría el centro, directo a Moscú, capital política de la URSS; otra parte atacaría el sur, marchando a Stalingrado, llave de entrada a las riquezas naturales del Cáucaso; y el tercer ejército atacaría el menos importante norte; dirigiéndose a la ciudad de Leningrado (Hoy San Petersburgo).
Tanto Moscú como Stalingrado vieron sangrientas batallas por su posesión; su importancia era mucha para el Reich.
Pero Leningrado en realidad no fue considerada como valiosa, por lo que se decidió no pelear por ella -gastando parque y hombres- sino sitiarla y rendirla por inanición y cansancio.
Esta decisión ocasionó el sitio más brutal de la historia, con una duración de casi 900 días, en los cuales la población civil se encontró luchando por su supervivencia contra el hambre y el frío, viéndose obligada a comer perros, gatos, y caballos en un principio; ratas y basura después; y cadáveres al final.
La niña de 11 años Tatiana Sávicheva era uno de ellos. Tatiana era la más pequeña de 5 hermanos.
El resto de su familia, los Sávichev, eran: su madre, Mariya Sávicheva una costurera viuda, dos tíos, y su abuela.
Como todos en Leningrado, la familia de Tatiana participaba activamente en la defensa de la ciudad.
Su madre cosía uniformes, sus hermanos Leka y Zhenia trabajaban en fábricas de municiones, su hermana Nina en la construcción de murallas y barricadas, sus tíos Vasia y Lesha en defensa antiaérea.
La misma Tatiana, había sido encargada de una labor particular; una labor que se les había encomendado a los niños demasiado pequeños para llevar cargas pesadas, pero ya suficientemente grandes para correr con la agilidad propia de un niño: tenían que vigilar, apostados en ventanas o techos, e ir corriendo a coger las bombas incendiarias que vieran caer, y arrojarlas lejos para que no causaran daño.
En las noches todos regresaban, agotados, a dormir a casa.
Un día, una de las hermanas de Tatiana, Nina, fue evacuada de emergencia; de tal modo que no pudo avisar a nadie de la familia.
Al no verla regresar a casa como todas las noches, la dieron por muerta, pues esa era la horrible vida cotidiana en Leningrado, cobrando vidas en cada calle y cada casa.
La gente moría por aquí y por allá víctima del hambre y el frío.
De hecho, el primer diario de Tatiana fue arrojado al fuego para obtener un poco de calor en invierno, cuando ya no tenían nada más que quemar.
Pero con la partida de Nina, Mariya quiso que la pequeña Tatiana conservara el cuaderno de su ausente hermana, así que se lo regaló.
Ésta, sin embargo, no tenía tiempo ni ánimos como antes de la guerra para escribir diariamente en él; pero sí anotó los acontecimientos más importantes que sucedieron esos días en su familia; trágicamente, todos funestos.
El propio estilo es tan directo y llano para una niñita de 11 años, que resulta estremecedor.
Únicamente hizo seis anotaciones, una por página; una muerte en cada una y dos observaciones finales.
Nada más.
No había mucho más en Leningrado.
Estas son la nueve páginas del diario de Tatiana, la pequeña Tanya:
Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas.
La abuelita murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 p.m.
Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 a.m.
El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche.
El tío Lesha el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 p.m.
La mamá el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 a.m.
Los Sávichev murieron.
Murieron todos.
Solo quedó Tanya.
La pequeña vió morir a toda su familia, quedando sola en Leningrado; y siguió sola unos meses más, hasta agosto, cuando un grupo de soldados encargados de sanidad la encontraron tirada en el piso de su casa.
Estaba viva aún.
Fue evacuada lejos del frente, e internada en un hospital.
En total 140 niños fueron rescatados de Leningrado; todos sobrevivieron, menos Tatiana.
Se debatió entre la vida y la muerte dos años más en el sanatorio, pero no soportó al final el maltrato que el hambre y el trabajo habían hecho en su cuerpo (en Leningrado también cavaba trincheras) .
Aunque especialmente, no soportó quedar sola, luego de ver como morían uno a uno sus seres queridos.
A Tatiana se le recuerda en Rusia como heroína nacional, y en estatuas y monumentos.
A mí me gusta pensar en esta pequeña como en una colosa de la voluntad humana: sin quejas, colaboró para la defensa de su ciudad.
Aún cuando su familia murió, esta niña de 11 años sobrevivió sola, recordemos, en el más despiadado sitio de toda la historia; y siguió luchando por su patria y por su vida, hasta que su cuerpo, demasiado débil, demasiado castigado, le falló.
Y nosotros nos quejamos porque llueve mucho. Estúpidos y pusilánimes.
http://www.portodoslosmedios.com/2011/06/la-nina-que-sobrevivio-al-sitio-pero-no.html