A lo largo de la historia, los gobiernos no han tenido reparo en utilizar todo tipo de técnicas propagandísticas para que sus pueblos les apoyasen -incluso a la hora de tomar decisiones controvertidas-.
El ministro de propaganda nazi de Adolf Hitler, Joseph Goebbels, dejó muy claros cuáles eran los once principios que había que llevar a cabo para lograrlo.
Dicho y hecho. Los principios de la propaganda nazi siguen siendo útiles hoy en día para los Estados totalitarios... pero también para los partidos democráticos. Como se puede ver, siguen siendo plenamente vigentes.
1. Simplificación
Consiste en agrupar los elementos de la ideología en un icono único fácil de identificar para que el mensaje sea más efectivo. Para ello debe ser breve y claro, construido con frases simples yexposiciones muy básicas o con un color identificativo -como el eslogan de un partido político-.
2. Método de contagio
Consiste en unificar a los adversarios en un solo gran enemigo, porque resulta más sencillo realizar objeciones a un contrincante general que contra varios oponentes. De esta manera se reduce la discusión a dos frentes: “nosotros” y “ellos”. Un buen ejemplo es “la casta” a la que hacen alusión los miembros de Podemos para referirse al resto de la clase política.
3. Transposición
Se trata de atribuir al adversario los errores propios. En el caso de la política, es muy habitual que el partido en el gobierno achaque la aplicación de medidas muy duras... a la mala gestión que hizo el anterior ejecutivo. Por ejemplo, el PP se escudó en “la herencia recibida” para subir los impuestos y hacer recortes.
4. Exageración/desfiguración
Esta técnica consiste en desvirtuar una idea o exagerar unas declaraciones o un hecho paradesacreditar al adversario. Por ejemplo, cuando se aprobó el matrimonio homosexual en España, asociaciones ultraconservadoras defendían que eso acabaría con la familia tradicional.
5. Vulgarización
Para que el discurso llegue a toda la población, el mensaje debe ser simple, directo y alejado de tecnicismos que resulten incomprensibles… aunque no sea cierto. Por ejemplo, el “España nos roba” de los independentistas catalanes o el “los catalanes son insolidarios con el resto de España” que utilizan sus adversarios.
6. Orquestación
Es un principio simple. Como defendía Goebbels, “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
7. Renovación
Consiste en generar argumentos o noticias nuevas para que, cuando el adversario intente rebatirlos, ya estén obsoletos y la atención se centre en otro punto. Un ejemplo de renovacióna corto plazo: en los debates políticos en televisión, previos a unas elecciones, los candidatos suelen saltar de un tema a otro en una misma intervención, para que, en el turno de réplica, su contrincante no pueda responder a todos.
8. Verosimilitud
Para que un discurso sea creíble necesita apoyarse en información verídica -estadísticas, encuestas…-. Eso sí, para apoyar los argumentos de nuestro discurso, tienden a utilizarse ciertos datos, mientras que otros se quedan fuera. Así, cuando un gobierno hace referencia a la disminución del paro en verano, lo que no comenta es que, en su mayoría, son empleos temporales.
9. Silenciación
Es la acción de obviar –no negar- los temas que comprometen a una ideología y que no se pueden desmentir. Un ejemplo muy claro es la manera en la que se comportan los partidos políticos cuando salta un escándalo de corrupción en su organización, escudándose en que no entran a valorar las decisiones judiciales o que hay que dejar trabajar a la Justicia.
10. Transfusión
Consiste en promover emociones a favor del régimen o el statu quo. Para ello, hay que apelar a los sentimientos más primitivos del ser humano, como el miedo -como cuando un partido político dice que si gobierna su adversario, eso supondrá 'la ruina'-, el rechazo a lo desconocido -racismo- o la ira –al promover la idea de que los inmigrantes quitan el trabajo a los autóctonos-.
11. Unanimidad
Convencer de que su manera de pensar es igual a la de “todo el mundo”. Si una amplia mayoría está de acuerdo… será que es bueno.
Además, ¿quién querría ir a contracorriente? Un ejemplo claro es la retórica de Artur Mas, presidente en funciones de la Generalitat de Cataluña, que habla dando por hecho que todos los catalanes quieren la independencia, cuando no es cierto.
http://www.onemagazine.es/internacional-politica-11-tecanias-manipulacion
Publicado por MANUEL MARTINEZ