El Presidente Nixon tuvo la intención de usar un arma nuclear contra Corea del Norte.
Esa información, basada en archivos desclasificados, permite explicar muchas de las conductas nucleares de Pyongyang.
El hecho no es menor por cuanto no puede haber mayor amenaza a la seguridad de cualquier Estado que el riesgo de ser atacado con un arma nuclear.
Si en 1969, quince años después de los tres años de guerra en la península coreana, los Estados Unidos tuvieron la intención de utilizar un arma de estas características como represalia por al ataque norcoreano a un avión espía norteamericano que sobrevolaba el mar de Japón, no es sorprendente que Corea del Norte emprendiera desarrollos en procura de contar con un arma similar.
En 2008 logró el objetivo que confirmó con un segundo ensayo nuclear en 2009. Cuenta además con una capacidad misilistica significativa de alcance subregional con lo cual tiene medios militares desequilibrantes, aunque limitados en número, en la ecuación de poder regional en particular respecto a Corea del Sur que, como contrapartida, se apoya en el paraguas que le otorga el armamento nuclear norteamericano.
La pregunta que nunca tendrá respuesta definitiva es si Corea del Norte hubiera buscado la opción nuclear de no haber existido la amenaza del Presidente Nixon. Las especulaciones permitirían contestar que no lo hubiese intentado.
En primer lugar por el costo socio económico abrumador que significó el desarrollo del arma nuclear y solo entendible en términos de supervivencia.
En segundo término porque no hubiera sido necesario contar con tal arma al poseer una capacidad militar convencional desequilibrante y que obligó a Corea del Sur, como compensación, contar con la presencia de más de 20.000 efectivos norteamericanos en su territorio.
Desde esta perspectiva y con la contención de China, es probable que no lo hubiera intentado. Fue este tema el que más alejo a Beijing de Pyongyang.
El solo análisis en 1969 de la posibilidad del uso del arma nuclear representa un nítido ejemplo de cómo nació incompleto en 1968 el Tratado de No Proliferación.
Muestra, asimismo, las razones por la cual los Estados que no poseen armas nucleares reclaman garantías jurídicamente vinculantes que no serán amenazados o atacados con armas nucleares.
El caso Corea del Norte y el Plan Freedom Drop tuvo serias consecuencias en el campo de la no proliferación y merecería, por lo menos, una profunda autocritica por parte de Estados Unidos.
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