Las últimas victorias obtenidas por las tropas gubernamentales han allanado el camino y ahora comienza el trabajo de los zapadores para desminar las ciudades.
Las tropas del Ejército sirio con apoyo de las milicias populares han logrado este domingo retomar el control total de la ciudad cristiana de Al-Qaryatain, que era la mayor fortaleza del Estado Islámico en la provincia de Homs, informa la agencia RIA Novosti.
Según la información disponible, los combates en la ciudad han cesado, pero continúan en las zonas aledañas. Mientras tanto los zapadores del Ejército sirio han empezado la remoción de minas en Al-Qaryatain, en el centro del país.
Barbaries de los islamistas
La ofensiva contra el grupo terrorista en esa estratégica localidad, situada en un oasis en la intersección de las carreteras que conectan la ciudad de Homs, Palmira y Damasco, comenzó este sábado desde tres frentes.
Antes de caer en manos de los terroristas en agosto del año pasado, gran parte de la población de Al-Qaryatain era cristiana.
Allí los islamistas destruyeron con excavadoras el histórico monasterio católico de San Elián, una construcción del siglo V, mientras que cientos de familias cristianas fueron expulsadas de la ciudad.
Efectos de la liberación de Palmira
El pasado fin de semana, las tropas sirias con apoyo de la aviación rusa lograron recuperar el control de otro importante punto de la provincia de Homs, la ciudad de Palmira, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que fue invadida por los yihadistas en mayo del 2015.
Esa victoria abrió el camino para que las fuerzas gubernamentales avanzaran hacia otra ciudad de importancia estratégica, Deir ez-Zor, capital de la provincia homónima y fronteriza con Irak.
De hecho, este viernes en las afueras de esa localidad los militares destruyeron un túnel excavado por los terroristas, que servía como ruta de abastecimiento de armas, alimentos, agua y les brindaba la posibilidad de escapar de esa ciudad sitiada por el Ejército.