"Ankara actúa como los terroristas contra los kurdos en la lucha por conservar el sur del país", afirma la escritora y analista Catherine Shakdam.
En los últimos meses, las Fuerzas Armadas turcas llevan a cabo una fiera ofensiva contra el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) en poblaciones de mayoría étnica kurda, en el sureste del país, donde cientos de civiles han sido masacrados.
La premisa de “la lucha antiterrorista” que empleó el presidente turco Recep Tayyip Erdogan para justificar la operación militar se ha ido “disipando para dejar paso a su imperiosa necesidad de evitar el alzamiento del pueblo Kurdo por su soberanía territorial, lo que haría que Turquía perdiese considerables extensiones de terreno en el sur del país”, considera la escritora y analista política Catherine Shakdam en un artículo para RT.
“Erdogan nunca permitirá la creación de un Kurdistán si ello implica perder una sola pulgada de lo que él considera terreno turco por derecho natural”, afirma la analista, subrayando que en este conflicto Turquía “actúa como terrorista contra los kurdos”.
“A pesar de que el PKK ha lanzado varios ataques contra el Estado turco para apoyar su reclamación de independencia, Ankara ha cruzado la línea que la separaba de los terroristas, puesto que la violencia del terrorismo no se justifica con más violencia terrorista”, explica.
Asimismo, Shakdam lamenta la impasibilidad de la comunidad internacional ante este conflicto, pues queda como mero “espectador” ante la violencia contra el pueblo kurdo, debido a que “Ankara ha logrado la legitimidad de sus acciones al tachar a cada activista kurdo de terrorista”.
Sin embargo, el prolongado bloqueo de la ayuda humanitaria del Ejército turco en el sureste del país “ha llegado demasiado lejos y durante demasiado tiempo”, tanto que ha obligado a Amnistía Internacional a tomar cartas en el asunto, denuncia la analista.
Para Shakdam, la campaña militar contra los kurdos es mucho más que una simple disputa interminable, pues se trata de una “guerra en toda regla”, que se desarrolla bajo la mirada indiferente de los medios de comunicación y de la comunidad internacional.
En ese sentido, la analista considera que Occidente debería reconsiderar su posición y sus relaciones con Turquía, teniendo en cuenta que “los intereses políticos de Erdogan están más alineados con el Estado Islámico que con cualquier socio en la lucha antiterrorista”.
“Se debería reconsiderar tal posibilidad, especialmente si revisamos la historia de Turquía, sus conexiones e implicaciones con el Estado Islámico”, concluye.
https://diario-octubre.com/?p=47191