Desde la desaparición de la Unión Soviética, la llamada 'Guerra Fría' pasó a convertirse en una 'guerra' de desgaste y asedio contra Rusia. Así lo considera el historiador Eric Zuesse en un artículo publicado en el diario digitalStrategic Culture Foundation.
Zuesse considera que gracias a los servicios propagandísticos del Gobierno de EE.UU., la desinformación y el control de los medios de comunicación, la aristocracia estadounidense decide qué se debe publicar y qué no, consiguiendo demonizar a Rusia, Vladímir Putin y sus aliados internacionales, con el fin de aislar y tomar Rusia por una sencilla razón: porque es la nación con mayor abundancia de recursos naturales y energéticos del planeta.
Este cometido, en el que la élite norteamericana lleva décadas trabajando, ha mostrado ya sus efectos y daños colaterales. Primero, "los aliados rusos son asesinados o bien derrocados para aislar a Moscú lo máximo posible".
Ejemplos son la ejecución de Sadam Husein en 2003 en Irak, el asesinato en 2011 de Muammar Gaddafien Libia, el golpe de Estado en Ucrania que derrocó a Víktor Yanukóvich en febrero del 2014, además del intento fallido por acabar con el presidente de Siria Bashar al Assad en 2013.
Bajo la premisa de llevar la democracia a esos países "dominados por el yugo del régimen de dictadores autoritarios", todos estos casos han tenido una serie de consecuencias en común: el caos y la sensación de vivir en un infierno constante para los ciudadanos de los países envueltos en estos conflictos.
Mientras Rusia se aferre a preservar sus recursos, y la integridad de su territorio frente a los imperiosos deseos de control de la aristocracia estadounidense, Estados Unidos y sus aliados, tanto políticos como energéticos como Catar y Arabia Saudita, seguirán presionando y aplicando sanciones contra Moscú hasta que esta no pueda más y ceda, resume el historiador.