Hoy en día, Irán se encuentra en un ambiente estratégico difícil, "aislado en su propia región y enfrentándose con sus países vecinos en las áreas diplomática, económica y militar", así como con otras potencias más lejanas, como Israel y EE.UU., escribe 'The National Interest'.
En este contexto, Teherán recurre a la estrategia 'el enemigo de mi enemigo', conocida como la doctrina de la periferia, que Israel aplicó entre los años 50 y 70 del siglo pasado cuando, además de las alianzas con poderes mundiales como Francia y EE.UU., también buscó la cooperación de países como Turquía, Irán, Sudán, Etiopía, Omán y Marruecos.
A diferencia del Israel de aquel entonces, Irán no está totalmente desconectado de sus vecinos; por ejemplo, tiene una "enorme influencia" en Irak y Siria. Al mismo tiempo, la doctrina de la periferia iraní incluye elementos como la organización chií libanesa Hezbolá, así como el apoyo a los hutíes en Yemen. También se habla de la influencia iraní en las comunidades chiíes en la provincia Oriental de Arabia Saudita.
Fuera de Oriente Medio, América Latina ha sido otro lugar importante para Irán, que ha reforzado las relaciones bilaterales con países como Cuba, Venezuela y Bolivia.
No obstante, la publicación advierte que "el intento de Irán de seguir la doctrina de la periferia de Israel está sometido a una creciente presión" y hace referencia a la reciente crisis diplomática provocada por la reciente ejecución de un clérigo chií, el jeque Nimr Baqir al Nimr. Asimismo, recuerda que Arabia Saudita ha conseguido "robarle varios amigos a Irán en África", como Sudán y Yibuti.
El área en la que Irán sí se encuentra en unas circunstancias beneficiosas es la "implementación contínua del acuerdo nuclear", alzanzado en julio de 2015. No obstante, 'The National Interest' recuerda que ese pacto solo "elimina los obstáculos entre grandes poderes, pero no fomenta las relaciones entre sí".